(Infocatólica) Hay un grupo de fieles de la Diócesis de Niigata que viven su fe en el Camino: ante todo, quiero subrayar con énfasis que tenemos mucho que aprender de ellos, que son serios en su práctica de la fe.
A propósito, hay dos sacerdotes de la Diócesis de Takamatsu trtabajando en Niigata con nuestros sacerdotes diocesanos. Por lo que respecta a estos sacerdotes, fueron enviados a Niigata como sacerdotes "fidei donum" de acuerdo con un convenio entre los obispos de Takamatsu y Niigata y entiendo que ellos no deberían tener nada que ver con el Camino, puesto que tienen su destino en parroquias de la diócesis de Niigata.
De conformidad con la sección 2 del artículo 1 de los estatutos del Camino "El Camino Neocatecumenal está al servicio de los Obispos como una modalidad de realización diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe". Más adelante, en la sección 1 del artículo 26, los estatutos establecen como responsabilidad del Obispo diocesano la de "autorizar la realización del Camino Neocatecumenal en la diócesis". Así pues, es mi deber como Obispo de Niigata decidir si utilizar el Camino como la forma "de iniciación cristiana y formación permanente en la fe" para mi diócesis, Niigata, o no.
En este momento, no voy a utilizar al Camino como la forma de iniciación Cristiana y formación permanente en la fe en la diócesis de Niigata. Además, no tengo ninguna intención de utilizarles en nuestra diócesis en el próximo futuro.
Ya en mi primera carta pastoral "Varietatis unitas" establecí mis prioridades principales para la formación parroquial como sigue: "no estoy de acuerdo con utilizar métodos pre-establecidos o movimientos específicos para la formación de las comunidades parroquiales de la diócesis de Niigata".
Siendo realistas con la actual situación de la diócesis, es un hecho claro que nuestras comunidades parroquiales son muy reducidas en número de fieles. Es mucho más conveniente para estas pequeñas comunidades estar unidas en una dirección y moverse juntas, mejor que dividirlas en otros grupos mucho menores. También, para la evangelización en esta situación local, como un grupo pequeño y minoritario, llevando una vida de testimonio de los valores evangélicos a través de nuestra presencia como comunidades unidas que rezan juntas y se asisten unos a otros, esta será la mejor manera de hacerlo.
Por la misma razón, no creo que las celebraciones litúrgicas, en especial los domingo y Semana Santa, celebradas por separado de las comunidades parroquiales, sean convenientes para nuestra diócesis. Por supuesto que, con permiso de los sacerdotes de la parroquia, se puede permitir a cualquier grupo organizar sus actos litúrgicos separados de las comunidades parroquiales sólo en ocasiones especiales como retiros o conferencias.
Mientras consideramos las posibilidades de evangelización y el futuro de nuestras comunidades parroquiales, no podemos evitar tener que afrontar cambios. Lo que querría transmitiros respecto a este asunto es que tenemos que repensarnos a nosotros mismos, nuestra manera de formar comunidades parroquiales. Tenemos que pensar una y otra vez esto, cómo deberíamos ser cambiados para mejor seguir la realidad del mundo moderno, cómo proclamar el evangelio y cómo vivir los valores del evangelio. A menos que cada uno de nosotros sea revitalizado por el espíritu del evangelio en nuestras vidas respectivas, no habrá métodos ni movimientos que puedan revitalizar nuestras parroquias respectivas.
Oremos para que el Espíritu Santo guíe a nuestra diócesis y a la Iglesia Católica en Japón.
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