(AbcSevilla/DiariodeSevilla/InfoCatólica) La basílica sevillana del Gran Poder y las calles aledañas se convirtieron ayer en un hervidero de fieles que acudieron a rezar ante su imagen titular, ya restaurada y repuesta en su altar, sólo cinco días después de que en la tarde del domingo pasado un funcionario de prisiones, aparentemente perturbado, le golpease y arrancase su brazo derecho.
La talla del Jesús del Gran Poder estuvo expuesta para un besamanos extraordinario y desde las 8 de la mañana hasta pasadas las diez de la noche, miles de sevillanos pasaron por la basílica para contemplar el rostro y besar las manos del Cristo. Junto a la imagen, varios miembros de la junta de gobierno y un vigilante de seguridad privada, casi al lado de la puerta que da acceso al camarín del Señor.
Enrique Esquivias, hermano mayor del Gran Poder, situado a la entrada de la basílica, recibió durante todo el día el apoyo y, felicitación de los cofrades, fieles y devotos, que trajeron decenas de ramos de flores para ponerlos a los pies del Señor.
A las seis de la tarde se interrumpió el Besamanos extraordinario para la celebración de una Eucaristía de acción de gracias, presidida por el Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina, a la que acudieron, además de la junta en pleno del Gran Poder, la delegada de Fiestas Mayores del Ayuntamiento, Rosamar Prieto; el presidente del Consejo de Cofradías, Adolfo Arenas, y representantes de diversas hermandades sevillanas.
Veneramos las imágenes porque representan a Dios, que está presente sobre todo en los Sagrarios
El prelado se congratuló del “feliz retorno” y reposición de la imagen del Gran Poder, y precisó que si el hecho es incalificable, “también se puede decir, como dijo San Pablo, que lo que sucede es para bien”, porque debido al mismo, “en todos se ha fortalecido nuestro amor”. Explicó el arzobispo que
“Veneramos a las imágenes no por el valor del material con el que estén hechas, sino por lo que representan. Según se puso de manifiesto en el Concilio de Nicea, cuando honramos a las imágenes honramos a los arquetipos que representan […] Por eso nos arrodillamos, las besamos y las sacamos a la calle en estación de penitencia”.
El prelado afirmó que Dios se manifiesta de muchas maneras en la vida de un cristiano, ya que “esta imagen representa al Señor, pero no es la única forma en la que se presenta ante nosotros. Dios está presente en su palabra, en nuestros hermanos, pero sobre todo en el sacramento de su forma y sangre”. Mons. Asenjo alentó a los fieles a poner más atención y dedicación a Jesús Sacramentado:
“Los sagrarios son el corazón de nuestros templos y comunidades, por eso son el centro del altar, al igual que la eucaristía es el corazón de la Iglesia. Ocurre que nuestros sagrarios, a veces, son profanados y la reacción de los fieles es más que tibia. Comprendo vuestra pena y vuestro dolor, pero infinitamente es más grande nuestra pena y nuestro dolor cuando es profanado un sagrario. Más importante que una sagrada imagen”.
El Arzobispo aludió también a la importancia de la Iglesia como medio instituído por Jesús para estar presente entre los hombres: “La Iglesia es el único mediador entre Dios y los hombres. En el hipotético y poco probable caso de que el mundo perdiera a la Iglesia, no sólo perdería a Cristo, también la redención”. Por ello, prosiguió el prelado,
“las cofradías forman parte de la Iglesia Diocesana y sus parroquias”, y “los cofrades tienen que crecer en comunión con ellas, con los sacerdotes, con el obispo y con el Papa: se tienen que sentir miembros de esta gran familia, remando con el mismo criterio, con la misma mentalidad y en la misma dirección”.
Mons. Asenjo se acordó del agresor antes de concluir su homilía, “probablemente un enfermo”, para pedir al Señor “que le devuelva la salud y que si ha actuado desde el mal, que toque su corazón y lo convierta”.