(LSN/InfoCatólica) Monseñor Burke hizo estas advertencias en una alocución en el Encuentro Nacional del Instituto para la Vida Religiosa del Mundelein Seminary en Illinois, EEUU. Según el resumen de su discurso publicado por Thomas Peters en su blog, Monseñor Burke dedicó unos minutos a expresar su indignación por el reto a la Iglesia por parte de las religiosas católicas de EEUU que apoyaron recientemente la nueva legislación sanitaria, que puede ser la principal norma proabortista desde la sentencia Roe v. Wade debido a que se aumentará la cobertura del aborto con fondos gubernamentales.
"¿Quién podría imaginarse que las religiosas consagradas se opondrían abiertamente y, en contra de los obispos, sucesores de los apóstoles, apoyarían públicamente una legislación que incluye normas que violan la ley moral natural en sus principios fundamentales -la defensa y promoción de la vida más inocente y desprotegida- y no incluye la protección del derecho a la objeción de conciencia de los trabajadores de la salud?", se preguntó el prelado norteamericano.
El arzobispo criticó también duramente "la traición pública y obstinada de ciertas religiosas a la vida religiosa", en relación a la Visita apostólica a las religiosas de EEUU que está llevando a cabo el Vaticano.
Los obstáculos a la Visita apostólica
Cuando la visita apostólica comenzó la pasada primavera, la Hna. Sandra Schneiders, de las Sisters Servants of the Immaculate Heart of Mary (Hermanas Servidoras del Inmaculado Corazón de María) dijo en un artículo publicado en el National Catholic Reporter (traducción publicada en la web del español ITVR) que las religiosas recibirían a los representantes de Roma "educada y amablemente, como lo que son: invitados no deseados que han de ser recibidos en el cuarto de visitas, no enseñándoles el resto de la casa (...) seamos, pues, honestas pero reservadas, no suministrando munición que pueda volverse contra nosotras (...) como bien sabemos por nuestra experiencia en tantas ocasiones, la resistencia no-violenta es lo que finalmente siempre funciona)".
"¿Quién podría haberse imaginado nunca que las congregaciones religiosas de derecho pontificio se organizarían abiertamente para resistir e intentar que fracasara una visita apostólica, o sea, una visita a sus congregaciones llevada a cabo bajo la autoridad del Vicario de Cristo en la tierra, a quien todas las religiosas están unidas por los vínculos más fuertes de lealtad y obediencia?", se preguntó el presidente de la Signatura Apostólica.
El arzobispo Burke indicó que la actitud de las hermanas hacia la visita apostólica representa "a una tendencia creciente entre ciertas religiosas consagradas que se consideran a sí mismas por encima y más allá del cuerpo de Cristo, como una institución paralela que supervisa a la Iglesia, con una autonomía que va contra su propia naturaleza".
"La vida religiosa está en el corazón de la Iglesia, y por ello las congregaciones religiosas, por su propia naturaleza, están unidas por la más estricta fidelidad al Romano Pontífice", dijo. "Desde luego que es un absurdo de dimensiones gigantescas tener religiosas consagradas que actúan contra la ley natural consciente y obstinadamente. El daño espiritual que se hace a las religiosas que obedecen, así como el grave escándalo que se da a los fieles y a la sociedad en general, es de proporciones incalculables".
El apoyo a la legislación Obama
Monseñor Burke interpeló directamente a la Hna. Carol Keehan, presidenta de la Catholic Health Association, así como a Network, el lobby de religiosas estadounidenses proabortistas, cuyo apoyo a la ley de la administracion Obama se consideró decisivo para la aprobación de la misma.
El arzobispo continuó preguntando: "¿No fue la portavoz de la Casa Blanca (Nancy Pelosi) quien orgullosamente informó de que tantas religiosas apoyaban el plan sanitario propuesto?, preguntó. ¿No fue una religiosa (la Hna. Caron Keehan, presidenta de la CHA) una de las que recibieron una de las plumas usadas por el presidente de los EEUU para firmar la entrada en vigor del plan sanitario?"
"Ya es hora de que todos nosotros, y en particular las personas consagradas, nos ajustemos a la verdad y llamemos a nuestros líderes católicos a que hagan lo mismo o dejen de llamarse a sí mismos católicos", sentenció.