Mala época estamos viviendo en España para las libertades publicas y la justicia cuando el propio secretario del PSOE y presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, el Sr. Álvaro Cuesta, amenazó públicamente hace tan solo unos días a monseñor Martínez Camino, y así mismo a todos los cristianos. En su disparatado discurso se atrevió a calificar de “ofensa intolerable”, de “palabras descalificadoras e injuriosas”, y de “ofensa al sistema democrático” las palabras del portavoz de la Conferencia Episcopal, monseñor Martínez Camino, quien solo afirmó que la nueva ley del aborto da “licencia para matar a los hijos”.
Y me pregunto yo: ¿Es cierto o no que la nueva ley del aborto da licencia para matar a los hijos?
Pero volvamos a las afirmaciones del Sr. Cuesta, pues no contento con tales peroratas, llegó a decir que dicha afirmación es un menosprecio de extrema gravedad a la legalidad, y que supone una extralimitación de la Iglesia Católica, y seguidamente solicitó el acatamiento y respeto al principio de legalidad: “Le recuerdo a la Iglesia católica y al señor Martínez Camino, que en un país democrático, la ley es la expresión legítima de la voluntad popular formulada a través del Parlamento. El principio de legalidad y el respeto a las instituciones democráticas obliga a todos”.
Para finalizar su exhortación se atrevió a decir que : “La Iglesia católica ni tiene bula, ni es una excepción”.
Vayamos por partes: ¿Por qué es intolerable decir la verdad? Porque la verdad ha dejado de existir, la verdad es simple y llanamente lo que aprueba la mayoría parlamentaria. Esta es hoy la única verdad: las leyes aprobadas por mayoría. Y por tanto las palabras de monseñor Martínez Camino son descalificadoras e injuriosas y ofenden no a las personas, sino “al sistema democrático”: qué mal lo tuvo que pasar “el sistema democrático” ante las duras afirmaciones de monseñor.
Pero existe otra realidad ofendida, “la legalidad”. ¿Quién será esa señora tan ofendida que solicita tras las breves palabras un prelado, que toda la Iglesia Católica la acate y respete? Pues por la boca murió el pez, digo el Presidente de la Comisión de Justicia del Congreso: “la ley es la expresión legitima de la voluntad popular formulada a través del Parlamento. El principio de legalidad y el respeto a las instituciones democráticas obliga a todos”.
En primer lugar, la ley es la expresión legitima o ilegitima de la voluntad popular, simplemente porque en el parlamento se han aprobado múltiples leyes contrarias a la voluntad popular: La nueva ley del aborto es una, pero para que los socialistas no se nos disgusten les pondré otro ejemplo muy de izquierdas: la guerra de Irak.
Aclarado este primer punto, podemos seguir. ¿Quien ha dicho que el principio de legalidad obliga a todos? Parece ser que existen ministros socialistas, o jueces izquierdistas que en la actualidad están por encima de la ley, pues la incumplen, y siguen en sus puestos. Para muestra un botón: el Sr. Manuel Chaves sigue de ministro a pesar de haber donado a la empresa de su hija millones de euros del erario publico, o el propio Juez Garzón sigue en su puesto a pesar de tener tres causas abiertas. ¿Alguien me puede explicar a que se refiere el Sr. Cuesta con lo de “obliga a todos”?
Ahora que ya obliga a unos mas que a otros, podemos continuar, pero hablando muy claro. El gobierno español y sus jueces tampoco tienen bula, ni son una excepción, y por tanto creo que deberían dar ejemplo antes de señalar a los cristianos. Si tanto afirma el Sr. Cuesta que respetan al sistema democrático, y dado que ellos han sido elegidos por él, soliciten la dimisión de todos los que lo ofenden con sus actividades, pero monseñor Martínez Camino, y todos los cristianos, no creo que lo ofendan sólo con sus palabras.
Finalmente, ¿cree alguien en su sano juicio que monseñor Martínez Camino no respetó a las instituciones democráticas cuando realizo dichas afirmaciónes? Puedo afirmar que fue al contrario, pues cuando alguien respeta a una persona, o institución le dice la verdad y si es valiente se la dice a la cara. Que la verdad molesta a algunas personas –no a las instituciones–, que se sienten ofendidas por sus actividades inmorales, ciertamente si. Pero yo, al igual que monseñor, prefiero ofender e impedir que maten a seres humanos vivos, que ser cómplice de asesinato por miedo a que personas o instituciones se ofendan.
Pues en lo referente a la eliminación de seres humanos, el que calla, otorga.
Andrés Marín de Pedro