(Agencias/InfoCatólica) Para el presidente francés, la mejor forma de enfrentarse a la muerte es provocarla, acelararla: «Con este texto nos enfrentamos a la muerte», ha declarado en una entrevista conjunta con los diarios franceses 'La Croix' y 'Libération'
Macrón enviará el texto al Consejo de Estado «en un plazo de ocho a diez días», tras los cuales será tratado en abrirl en Consejo de Ministros en abril y de ahí al legislativo en el mes de mayo.
La ley se llamará «muerte asistida» y la persona que quiera suicidarse recibirá una sustancia letal que podrá administrarse o solicitar que le sea administada por personal sanitario.
Según el mandatario se trata de una«ley de fraternidad, que concilia la autonomía del individuo y la solidaridad de la nación. No crea, propiamente hablando, ni un derecho ni una libertad, sino que traza un camino que no existía hasta entonces y que abre la posibilidad de solicitar asistencia para morir bajo ciertas condiciones estrictas»
La eutanasia será legal para adultos que padezcan una «condición grave e incurable» que amenaza su pronóstico vital «a corto y medio plazo», que presenten «un sufrimiento físico o psicológico insoportable». Por el momento no se aplicará a enfermos que padezcan enfermedades psiquiátricas ni neurodenerativas, como es el caso del Alzheimer.
Macrón ha asegurado que el estado invertirá fondos para mejorar los cuidados paliativos «para evitar dar la impresión» de que ofrecen «muerte asistida porque la sociedad no es capaz de ofrecer cuidados», y ha prometido una unidad de cuidados paliativos en cada uno de los 21 departamentos que no la tienen.
Mons. Moulins-Beaufort no cree en las promesas de Macrón
Precisamente la falta de cuidados paliativos ha sido denunciada por el presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Mons. Moulins-Beaufort, en unas declaraciones en las que critica el anuncio de Macrón
«Lo que se ha anunciado no conducirá a nuestro país hacia más vida, sino hacia la muerte como solución a la vida. Lo he dicho antes, como muchos otros, y lo repito: los franceses no verían el final de la vida de la misma manera si los cuidados paliativos fueran una realidad para todos en todas partes, como pretendía la ley en 1999. Recientemente, no sólo no se ha hecho nada para proporcionar cuidados paliativos allí donde no existen, sino que se han recortado aún más los recursos de varios servicios existentes. Esa es la verdad del asunto».
El prelado ha denunciado igualmente que «llamar ley de fraternidad a un texto que abre la puerta al suicidio asistido y a la eutanasia es un engaño».
Por su parte, Yan Baly, presidente de Chrétienté-Solidarité, ha escrito un contundente artículo asegurando que con Macrón la República francesa ha muerto.
«En lugar de implementar una verdadera política familiar y un amplio plan de ayuda para madres solteras y en dificultades, la república macroniana, con la complicidad activa de las «oposiciones», ha convertido el derecho a matar a un niño en el vientre de su madre en la norma suprema.
En lugar de ocuparse seriamente de nuestro sistema de salud en decadencia y especialmente de desarrollar en todo el territorio las unidades de cuidados paliativos que nuestro país carece desesperadamente, los mismos están a punto de votar una ley que resolverá el problema de los pacientes incurables mediante la muerte químicamente impuesta.
Macron se ha convertido en el enterrador de la república».