(Fides/InfoCatólica) Los residentes informan de que los yihadistas han adoptado un nuevo modus operandi. En lugar de matar a los civiles, les «exigen un pago» para preservar sus vidas y sus bienes. A los que son musulmanes se les anima a quedarse y se les invita a unirse a ellos en la oración comunitaria de los viernes.
El 12 de febrero fue atacada la localidad de Mazeze, en el distrito de Chiúre, donde los yihadistas han destruido importantes infraestructuras como el hospital, el mercado y la misión católica de Nuestra Señora de África. Un hecho que el Papa Francisco ha recordado tras el Ángelus del domingo 18 de febrero. «La violencia contra las personas indefensas, la destrucción de infraestructuras y la inseguridad han vuelto a proliferar en la provincia de Cabo Delgado (Mozambique), donde en los últimos días se ha incendiado también la misión católica de Nuestra Señora de África, en Mazezeze. Recemos, para que la paz vuelva a esa región atormentada», ha dicho el Pontífice.
A pesar de la destrucción de las infraestructuras, parece que los yihadistas no causaron víctimas ni siquiera en Mazeze, aunque varias personas se vieron obligadas a huir.
La nueva oleada de asaltos se produce después de que las autoridades mozambiqueñas, con la ayuda de tropas ruandesas y de un contingente militar de la SADC (Comunidad para el Desarrollo del África Austral), parecieran haber controlado la insurgencia yihadista a finales de 2023. Según el ejército mozambiqueño, a mediados de diciembre se había restablecido la seguridad en cerca del 90% de la provincia de Cabo Delgado. Pero varios expertos independientes habían advertido de que los yihadistas, lejos de estar definitivamente derrotados, habían reducido sus acciones, mezclándose entre la población civil, para volver a golpear en el momento oportuno. Ahora ese momento parece haber llegado, después de que haya comenzado la retirada del contingente de la SADC, que en cualquier caso concluirá en julio de 2025.
Mientras tanto la empresa francesa Total se replantea reanudar su proyecto de construcción de una planta de licuefacción de gas en la cuenca de Rovuma, después de que se viera obligada a abandonar las obras en marzo de 2021, con la toma de la ciudad de Palma por los terroristas.