(Asia News/InfoCatólica) Según dispuso el gobierno de Kiev, los monjes del Monasterio de las Cuevas, bajo la jurisdicción del Patriarcado de Moscú (Iglesia UPZ), debían desalojar las instalaciones del monasterio antes del 29 de marzo. Ayer por la mañana comenzaron las operaciones de desalojo, con un gran despliegue de fuerzas policiales, que procuran controlar que no se retiren objetos y muebles pertenecientes al Monasterio, considerados patrimonio del Estado.
Desde primeras horas de la mañana, una multitud de creyentes se reunió en el patio situado a la entrada del monasterio pero sin intención de manifestarse o protestar. La gente entonó cánticos y elevó oraciones en los rincones del patio, mientras los agentes vigilaban. Varios monjes empezaron a evacuar el recinto, llevándose algunas máquinas. Ante las preguntas de los periodistas, los religiosos ni siquiera pudieron explicar con detalle para qué se utilizaban: «Son máquinas, no puedo decir para qué sirven», respondió un monje joven mientras cargaba un gran equipo industrial. Cabe mencionar que en los últimos años, además de los locales destinados a los servicios religiosos, en el monasterio se utilizaron algunos espacios para la producción de muebles y equipos, en su mayoría con fines comerciales, así como máquinas de imprimir libros y revistas.
Respecto al nuevo destino de la comunidad monástica, el traslado de los monjes fieles a Moscú podría resultar complejo. La Iglesia Ortodoxa Ucraniana dependiente del patriarcado de Moscú perderá también otras instalaciones de propiedad estatal que fueron allanadas en los últimos meses. La Iglesia Ucraniana autocéfala, apoyada por el Patriarca de Constantinopla, reclama las instalaciones y podría sustituir a los «hermanos» pro-rusos en las celdas monásticas. Todo esto ahonda el abismo provocado por el cisma entre las iglesias ortodoxas, anterior a la guerra.
En este sentido se expresó Dmitry Gorevoj, director del Centro para la Seguridad Religiosa, un instituto privado de análisis socio-religioso. Gorejov explicó que pronto serán desalojados otros dos monasterios que datan del periodo comprendido entre los siglos XII y XVII: uno se encuentra en Chernihiv, y otro en Počaev Lavra, en la región de Ternópol, un edificio del siglo XVII; «ambos son propiedad del Estado ucraniano», dijo. El ministro de Cultura, Aleksandr Tkačenko, informó que se rescinde el contrato, refiriéndose a otros edificios de características similares, como el Monasterio de la Santísima Trinidad, en la región de Rovensk.
De este modo, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (UPZ), que es la que sigue contando con mayor número de fieles incluso a pesar de la guerra, ya no contaría con propiedades en Ucrania. Además de haber perdido los espacios estatales que utilizaba hasta ahora, un decreto general podría prohibir cualquier forma de vínculo jurídico y eclesiástico con el Patriarcado de Moscú. En el caso de los grandes monasterios antiguos, podría aducirse que la UPZ ha violado las normas de uso, junto con la acusación de complicidad con el enemigo. Ello podría culminar en la proscripción de la Iglesia entera, que cuenta con unas 12.000 parroquias en toda Ucrania. Algo que no ocurría en Ucrania desde tiempos de la Unión Soviética.
El papa Francisco pidió el 16 de marzo que se respetara a los monjes de ese monasterio.