(CruxNow/InfoCatólica) Después de que tres de los productores de vino más importantes de Brasil fueran acusados de utilizar mano de obra esclava la semana pasada, la Iglesia brasileña emitió una declaración afirmando que los vinos elaborados por fabricantes que violan «el respeto a la dignidad humana» no deben ser elegidos como vinos sacramentales. No obstante, los activistas de la Iglesia negra quieren acciones más concretas por parte del clero.
El 22 de febrero, tres trabajadores huyeron de un albergue laboral en Bento Gonçalves, estado de Rio Grande do Sul, y denunciaron a la policía que eran sometidos a trabajo esclavo por una empresa de empleo que suministra trabajadores a las bodegas Salton, Aurora y Cooperativa Garibaldi.
Los fiscales descubrieron que 207 trabajadores, la mayoría de ellos contratados en el estado de Bahía, eran obligados a trabajar de 5 de la mañana a 8 de la noche y sólo tenían un día libre a la semana.
Los trabajadores contaron a las autoridades que les servían comida en mal estado y que sólo se les permitía comprar productos en la tienda de los albergues, donde todos los artículos estaban sobrevalorados. Siempre acababan endeudados a final de mes, por lo que se les prohibía abandonar la empresa.
Algunos de ellos también denunciaron haber sido golpeados y agredidos con descargas eléctricas y gas pimienta. Los jefes de la empresa amenazaron a sus familias, añadieron.
Los trabajadores inmigrantes dijeron que les habían prometido buenos salarios, además de comida y alojamiento, por lo que decidieron hacer el largo viaje desde el noreste del país hasta su estado más meridional.
En un comunicado difundido el 28 de febrero, el obispo auxiliar de Río de Janeiro, Joel Amado, secretario general de la Conferencia Episcopal, afirmó que «la Iglesia tiene la responsabilidad de garantizar el tipo de vino utilizado en la celebración de las misas».
«En Brasil hay varias bodegas que ofrecen vino sacramental. Así, es aconsejable buscar para la celebración de la Misa vinos cuyo origen no suscite dudas sobre las normas éticas en su producción», decía la carta.
Las afirmaciones sobre el trabajo esclavo preocuparon a muchos en la Iglesia, dado que en todo el país los vinos producidos por esas empresas se utilizan habitualmente en las celebraciones.