(ACI) El Arzobispo de Toledo, Mons. Braulio Rodríguez, envió una carta con motivo de la Fiesta por la Mujer y la Vida que se realizará el 23 de febrero, en la que defendió el derecho a la vida y advirtió que en la conciencia de esta generación «está lo inaudito» de haber aprobado el aborto.
En su carta, el Prelado afirmó que la fiesta del 23 de febrero tiene como finalidad «la defensa de la vida humana y de la mujer».
Esta defensa de la vida es una «realidad de tanta importancia para la sociedad española» que a los políticos deberían estar «doliéndoles la cabeza en buscar en los próximos programas cómo conseguir generar vidas humanas y la defensa verdadera de la mujer», señaló.
Ya que, según precisa, «el programa del descenso de la natalidad humana es tan grave, que me consideraría un irresponsable, si no hablara de este tema».
Una defensa «del valor primario de la vida humana» «desde su concepción hasta su extinción natural» que no compete sólo a la Iglesia, sino a toda la sociedad, también a los políticos.
«En la conciencia de nuestra generación está lo inaudito de tener en España una ley del aborto, en la que se dice que este es declarado un derecho de la mujer. Ni siquiera dice de la pareja, sino de aquella que lleva en su seno una nueva vida humana», afirmó.
Esta baja natalidad es, según explicó el Prelado, una «situación insoportable» para los católicos; pero también para la Europa laica y laicista «es algo que se vuelve contra nuestra misma sociedad y su futuro».
Mons. Rodríguez subrayó que «los católicos defendemos no solo cuidar de la vida durante toda la vida», sino también «luchamos porque se preste atención a las condiciones de vida», es decir, «todo lo que permite a una persona vivir de manera digna».
En ese sentido el Prelado apuntó que los movimientos por la defensa de la vida «son muy pocos en la izquierda española y tampoco abundan en el campo de la derecha», se esfuerzan por multiplicar acciones, atenciones e iniciativas.
Entre estas acciones en defensa de la vida, el Arzobispo destacó las que se realizan en la Archidiócesis de Toledo «con poquísimo dinero público».
Indicó que la defensa de la vida es «un asunto grave» que tiene su punto de apoyo «en la acogida de los que han sido generados, ya concebidos, y están todavía custodiados en el seno materno, envueltos en el seno de su madre como en un abrazo amoroso que los une».
«Todo esto nos invita a ver, sin ideologías, la concepción y el nacimiento no como un hecho mecánico o solo físico de la perspectiva de la relación y de la comunión que une a la mujer y a su hijo», afirmó, y subrayó que «defender la vida del hijo concebido es defender también, y de qué modo, la vida de la madre y su dignidad».
Por eso pregunta «¿cómo es posible que podamos considerar aún la generación de una nueva vida humana solamente una obra nuestra, hasta sentirnos con derecho a disponer de ella como queramos? Es un disparate».
El Prelado recordó que el Papa Francisco dijo que «los concebidos son hijos de toda la sociedad, y su asesinato en un número enorme, con la aprobación de los Estados constituye un grave problema que socava en su base la construcción de la justicia».
«Extinguir la vida voluntariamente mientras está floreciendo es, en cualquier caso, una especie de traición a nuestra vocación, así́ como al pacto que siempre une a las generaciones, pacto que nos permite mirar adelante con esperanza», subrayó, y alertó del riesgo de reducir la vida humana en «un bien de consumo, de usar y tirar, para nosotros y para los demás».