La carta ha sido firmada y difundida por los grandes sectores de la sociedad civil, las asociaciones, los funcionarios públicos, celebridades del mundo de la cultura y de la universidad, de la política, columnistas e intelectuales indios. En la misma muestran «una profunda preocupación por los continuos incidentes de violencia sin sentido en el país, especialmente aquellos dirigidos a las minorías», y también «por la débil respuesta de las fuerzas del orden y de las instituciones».
En el texto de la misiva, enviada a la Agencia Fides, se recuerda ante todo la muerte de Mohammed Afrazul, un trabajador migrante musulmán de Bengala Occidental asesinado en Rajasthan: «La grabación del acto brutal en vídeo y la difusión en Internet de la justificación del asesinato cortan las raíces de una sociedad inclusiva y pluralista, que se inspira en las enseñanzas de las grandes tradiciones religiosas» y «son un indicador de la profundidad del veneno sectario difundido en la población de este país».
En los últimos nueve meses -señala la carta- se han registrado otros asesinatos impunes, algunos son un verdadero linchamiento en perjuicio de ciudadanos musulmanes. Los exponentes del Partido Bharatija Jatata, el partido del gobierno a nivel federal en muchos estados de la India, han dicho que «si uno trafica o mata una vaca, será asesinado». «Un lenguaje como este –comentan los firmantes- es una incitación abierta a la violencia, que envenena lentamente la política y la sociedad».
«Además de los homicidios, nos preocupa profundamente ver la aceleración de un proceso de segregación a través del rechazo a vender propiedades a los musulmanes, o tenerlos como inquilinos», continúa el texto. Y las campañas de «jihad del amor» de los grupos extremistas hindúes muestran cómo se «interfiere en los derechos constitucionales de los ciudadanos a contraer matrimonio con un compañero de su elección». «En diciembre - destaca la carta - ha habido una creciente violencia contra los cristianos, con motivo de la Navidad».
La sociedad civil india pide una respuesta clara e inmediata por parte del primer ministro y su gobierno para detener a los autores de tales crímenes de odio contra las minorías religiosas».
«Estos incidentes recientes socavan nuestros valores constitucionales y debilitan el Estado de derecho. Las leyes existentes ofrecen protección adecuada si se ejecutan con voluntad y determinación necesaria. Sin embrago, sólo la protección legal, no es una solución cuando el virus del odio religioso ya se ha extendido a lo largo y ancho de la sociedad «, señala el texto, reiterando la necesidad de un trabajo cultural y educativo.
«Es esencial - concluye la carta abierta - reflexionar sobre las tendencias actuales que amenazan la paz y la unidad del país, una condición fundamental para el crecimiento y el desarrollo. Y para todos nosotros, especialmente para los que pertenecen a la comunidad religiosa mayoritaria, es necesario ir más allá de la simple reflexión y alzar la voz, oponerse y condenar públicamente la polarización de la sociedad sobre la base de la pertenencia religiosa».