(InfoCatólica) La actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pasará sin duda a la historia como la mandataria que logró introducir el aborto legal en Chile, que anteriormente era uno de los países del mundo en los que esa plaga no había podido penetrar.
El proceso de legalización del aborto ha sido largo y muy polémico. Aunque la Presidenta contaba con el apoyo o la pasividad de la mayoría de los representantes parlamentarios, ha tenido que enfrentarse a la resistencia de una buena parte de la población y a la movilización de las asociaciones próvida y de muchos católicos, liderados por sus obispos. El último obstáculo se superó este mismo mes de agosto, cuando la Presidenta recibió la aprobación del Tribunal Constitucional de Chile, que declaró que la ley de legalización de tres causales para el aborto no se oponía a la Constitución chilena.
No contenta con esto, Michelle Bachelet ha anunciado que su nueva causa es la del “matrimonio” entre personas del mismo sexo. El proyecto no resulta sorprendente, teniendo en cuenta que el gobierno chileno lleva años apoyando al lobby gay. Según datos de Actuall, el 80% de los fondos recibidos por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile desde 2001 proviene del gobierno. El año pasado, Bachelet se comprometió a introducir en 2017 un proyecto de ley que regulase el matrimonio homosexual.
Antes de ser Presidenta, la Sra. Bachelet defendió durante años la ideología de género, como ministra de Salud del gobierno de Ricardo Lagos y como Directora Ejecutiva de ONU-Mujeres, el organismo dedicado a la “igualdad de género y el empoderamiento de la mujer” de las Naciones Unidas. Paradójicamente, en su elección contó con los votos de la Democracia Cristiana, que también apoyó su introducción del aborto legal en Chile.
Diversos comentaristas han señalado asimismo su vinculación a la masonería. Su padre, Alberto Bachelet, fue un conocido miembro de la Gran Logia de Chile. La propia Presidenta ha elogiado en varias ocasiones la “labor de promoción de la libertad, la fraternidad y la tolerancia” y la defensa de la “libertad de conciencia y la autonomía del pensamiento respecto de cualquier clase de limitación preestablecida” realizadas por la masonería. La Gran Logia Femenina de Chile otorgó en 2016 la “Medalla al Mérito” a Michelle Bachelet.
Sorprendentemente, a pesar de todo esto, la Academia Pontificia para las Ciencias ha invitado a la Presidenta Bachelet como ponente a un congreso organizado en el Vaticano, que se celebrará del 2 al 4 de noviembre de este año. La ironía del hecho se incrementa si tenemos en cuenta que el Congreso versará sobre el tema “Salud de las Personas y Salud del Planeta: nuestra responsabilidad”.
Por desgracia, no es la primera vez que algo así sucede. La Pontificia Academia ha invitado ya a otros grandes defensores de posturas radicalmente contrarias a la enseñanza católica. Por ejemplo, ya participó en un congreso anterior Paul Ehrlich, autor de la desprestigiada teoría de la “bomba de población” y partidario del aborto obligatorio para disminuir la población. En el congreso de noviembre, también se encontrará entre los ponentes Jeffrey Sachs, Director del Earth Institute y defensor también del control de los nacimientos para evitar la superpoblación.
Con ocasión de la invitación a Paul Ehrlich, Monseñor Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia para las Ciencias, explicó que Ehrlich era “un especialista en estas cosas. Ha escrito un montón de libros sobre el tema, así que es un especialista”. Resulta difícil no preguntarse si Monseñor Sánchez Sorondo considera que la Presidenta Bachelet es una experta en “salud de las personas” por haber defendido y legalizado la muerte de niños indefensos a través del aborto o por promover la normalización de una tendencia que, según el catecismo, es “objetivamente desordenada”.