(LifeSitesNew/InfoCatólica) A raíz de las duras críticas de cardenales y otros eclesiásticos sobre el dubia al Papa, el cardenal alemán Joachim Meisner ha recibido un apoyo no esperado de uno de sus adversarios del pasado.
«Nunca hemos visto una situación de esta dimensión en la Iglesia» escribió en su página web . «Ellos [muchos Cardenales] se callan para poner en práctica planes que contradicen la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio mientras los medios seculares aplauden».
«Los más ardientes predicadores de la tolerancia son casi siempre personas intolerantes», añadió, citando al filósofo alemán Walter Hoeres.
David Berger podría ser una de las figuras más polémicas de los últimos tiempos. Se hizo un nombre por sí mismo como un teólogo católico y tomista hasta que se declaró públicamente como homosexual practicante en 2010. Esto dio lugar a la revocación de su licencia para enseñar (missio canonica) por el cardenal Meisner, quien pensó este acto necesario porque Berger «no parece ajustarse a las normas de la Iglesia en la enseñanza y el modo de vida».
Aunque en ese momento, el teólogo llamó a la sanción recibida un «fuerte golpe», hoy sus palabras apoyan al cardenal Meisner.
«Mientras que en mi vida tuve que experimentar la mano dura de Meisner, estoy muy avergonzado como católico y teólogo por la conducta de Mons. Vito Pinto, que amenaza castigar a los Cardenales por mantener una enseñanza central del pensamiento católico».
Berger se refería a unas declaraciones donde Mons. Vito Pinto había dicho que el Papa podría retirar el cardenalato a los cuatro cardenales que presentaron la dubia. Pero la agencia de noticias, Religión Confidencial, ha rectificado desde entonces el informe e indicó que Mons. Pinto había dicho que el Papa no los quitaría como cardenales. Sin embargo, Mons. Pinto luego redobló su crítica a los cuatro cardenales en una entrevista la semana pasada.
«A pesar de que la Rota ha retrocedido y ahora da la impresión de que todo fue un malentendido, sé que nada es publicado por el Vaticano por accidente. Se suponía que debía tantear las aguas, y ver hasta dónde podían llegar», explicó Berger a LifeSiteNews el jueves pasado.
Agregó refiriéndose a los críticos de los cuatro cardenales que «los atacantes dan la impresión de que luchan por la tolerancia y la apertura, pero luchan con los medios más intolerantes».
En cuanto a su propia disputa con el cardenal Meisner en el pasado, agregó: «No puedo tener una opinión en la discusión el día de hoy basada en mi mala experiencia con él. Eso sería puro subjetivismo. La pregunta es si Meisner y Burke [y los otros Cardenales] tienen razón o no».
En cuanto a la dubia, Berger expresó su apoyo, explicando que Amoris Laetitia quiere deshacerse de todo lo que va en contra del espíritu de la época. «Ahora hay un deseo de suprimir elementos básicos centrales de la enseñanza moral de la Iglesia –que son irritantes para el espíritu de la época– y Amoris Laetitia da pie para eso. La intención [de quienes sostienen esta opinión] es que la enseñanza de la Iglesia debe actualizarse. Que algunos Cardenales luchen contra esto firmando la dubia no es sólo su derecho, sino su deber. Su oficio les insta a luchar por la integridad de la enseñanza de la Iglesia sobre la fe y la moral llegando a derramar su sangre si es necesario».
«Y estoy contento por ello. La Iglesia no fue fundada por Cristo como un centro de bienestar», agregó. «Prefiero una Iglesia que me regaña a una Iglesia que mendazamente me dice “sí” y me enseña el Zeitgeist mientras cae ella misma en la superficialidad».
«Quiero una Iglesia que hable claramente. Al mismo tiempo, sostengo el lema católico “fortiter in re, suaviter in modo” [más fuerte en la materia, más dulce en la manera]. A diferencia del Islam, la Iglesia Católica rechaza las prácticas homosexuales, pero nunca exigirá la pena de muerte para los homosexuales».
«En los últimos años, he tenido relaciones muy respetuosas conmigo como homosexual con los prelados de la Iglesia. La Iglesia también respeta el fuero interno y no pregunta sobre cosas que pertenecen al confesionario. Por lo tanto, puedo respetar su llamado a la abstinencia, que también podría apuntar a la gente casada. Aunque en lo que a mí respecta no siempre doy una buena imagen, defiendo la doctrina inequívocamente que no puede haber matrimonio homosexual sacramental, pues eso sería un “sacramenti simulatio”».