(Kath.net/KNA/InfoCatólica) Entrevista al cardenal:
Eminencia, el periódico Bild lo describió a usted como crítico de la exhortación postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco. ¿Qué es lo que no le gusta de este documento sobre el matrimonio y la familia?
No estoy de acuerdo. Eso no refleja la realidad. No he hecho declaraciones públicas después de la aparición de la exhortación. Lo que hice fue ofrecer una guía para interpretar el documento, antes de su publicación. Por lo tanto, hablar de una crítica es incorrecto.
En su guía para la interpretación, hablaba en contra de las excepciones individuales para la admisión a la comunión de los divorciados en una nueva unión. Sin embargo, muchos comentaristas han entendido que la Amoris Laetitia defiende precisamente esas excepciones. ¿Estaban justificados sus temores?
Sí, algunas interpretaciones se equivocan. Permitir excepciones en casos individuales es un callejón sin salida. Lo dejé muy claro en mi guía para la interpretación. Lo que es imposible según la fe, lo es también en los casos individuales. Esto es igualmente cierto antes y después de la publicación de la Amoris Laetitia.
La doctrina católica establece que un matrimonio celebrado válidamente y consumado no puede ser disuelto por ningún poder en este mundo, incluida la Iglesia. Jesús dice que “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” y que “quien se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”. Así que esta es la cuestión: ¿acaso puedo recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, que son Él mismo, cuando soy consciente de lo que Él dijo pero lo rechazo?
El Papa Francisco respondió afirmativamente a la pregunta de si, tras su escrito, se habían creado “nuevas posibilidades concretas” para los divorciados en una nueva unión. ¿Cuáles son esas posibilidades?
Las bellas y profundamente espirituales enseñanzas de la Amoris Laetitia tienen más cosas importantes que ofrecer que respuestas a los problemas marginales de los llamados “divorciados vueltos a casar”.
Los que quieren encontrar en la Amoris Laetitia una oportunidad de recibir la absolución y la comunión, tendrían que buscarla en la nota al pie número 351 del capítulo VIII. Algunos dicen que la Iglesia podría otorgar la ayuda de los sacramentos a esos creyentes en algunos casos y lo interpretan así. Sin embargo, no se explica cuáles podrían ser esos casos en concreto. En cualquier caso, hay que preguntarse si una nota al pie de tres líneas podría ser suficiente para revocar todas las enseñanzas de Papas y Concilios sobre este tema. ¡Ciertamente no! Más bien, esta nota al pie debe interpretarse también según la doctrina constante de la Iglesia. La Iglesia no se puede contradecir a sí misma.
¿Qué puede significar este documento para la Iglesia en Alemania?
La Amoris laetitia debería servir como un toque de atención en Alemania. En efecto, no se trata de insistir simplemente en la preparación sociológica y psicológica del matrimonio, sino de transmitir la profunda enseñanza de la Iglesia sobre la santidad y la belleza del auténtico matrimonio y ayudar a los jóvenes a formar un buen matrimonio y a crear una familia.
El obispo de Regensburg, Mons. Rudolf Voderholzer, hizo hace poco esta perspicaz indicación: deben cesar las acciones pastoralmente unilaterales que empañan la credibilidad de la Iglesia y no hacen más que crear desacuerdos y confusión. La exhortación Amoris Laetitia podría ser un nuevo comienzo para los cuidados pastorales del matrimonio, siempre que la práctica pastoral se ajuste claramente a la doctrina de la fe. Cualquier otra forma de actuar estaría destinada al fracaso por su propia contradicción interna.
Traducido del alemán por Bruno Moreno para InfoCatólica