(Efe/Actuall) El gobernador de Utah, el republicano Gary Herbert, firmó este lunes la ley que requiere que los médicos anestesien a las mujeres que opten por abortar a partir de la vigésima semana de embarazo. Anteriormente, la ley daba a las mujeres libertad para decidir si querían anestesia.
La norma está impulsada por el senador republicano Curt Bramble, quien, en un principio, abogaba por prohibir los abortos después de la vigésima semana de gestación, si bien cambió de parecer al ser advertido de que esa iniciativa podía ser inconstitucional.
«El gobernador es firmemente pro vida. Cree que al menos hay que minimizar el dolor que se puede causar en el niño no nacido», comentó el portavoz del gobernador, Jon Cox.
Los proaborto, algunos de ellos médicos, alertan de que el requerimiento de anestesia para interrumpir una gestación de veinte semanas puede incrementar el riesgo para la salud de la mujer con una sedación innecesaria para proteger a un feto de un dolor que, a su juicio, puede no sentir.
Sin embargo, el doctor estadounidense David Prentice, señaló hace un mes a LifeNews que la ciencia «muestra de manera concluyente que los bebés de 20 semanas o menos que se encuentran dentro del vientre materno sienten dolor. De hecho, los no nacidos sienten el dolor de una forma más intensa que un bebé recién nacido o incluso que un adulto».
También se ha propuesto en España
En el año 2010 también se hizo la misma propuesta en España, sin embargo, a día de hoy no hay ninguna regulación que obligue a los centros abortistas a utilizar anestesia en el momento previo al aborto para evitar el dolor fetal.
Durante las I Jornadas Científicas de Derecho a Vivir celebradas en 2011 ya se dedicó un espacio a esta realidad, el dolor fetal. El doctor Francisco Reinoso Barbero, médico especialista en Anestesiología en el Hospital Infantil La Paz de Madrid, aseguró que «en la sexta semana ya empieza a detectar dolor el feto y que a partir del segundo mes de gestación ya tiene reflejos musculares».
La promulgación de la ley llega en mitad del resurgimiento del debate sobre los derechos reproductivos de las mujeres en EEUU, mientras el Tribunal Supremo evalúa una polémica ley de Texas que ha provocado el cierre de decenas de establecimientos abortistas.
El Tribunal Supremo debe pronunciarse sobre la ley de Texas que, para proteger la salud de las mujeres, requiere a las clínicas cumplir con los estándares quirúrgicos de un pequeño hospital, lo que ha provocado el cierre de decenas de centros.
Asimismo, los jueces del Alto Tribunal bloquearon a principios de este mes la aplicación de una ley de Luisiana que, según los grupos defensores del derecho al aborto, también habría provocado el cierre de casi todas las clínicas abortistas de ese estado.