(VIS/InfoCatólica) Ayer jueves, la reunión prosiguió, en una atmósfera serena y constructiva, con la intervención de otros 28 cardenales que abordaron desde diversas perspectivas el tema de la reforma de la Curia, centrándose en la relación entre la Curia y las iglesias locales, y subrayando la importancia de servir mejor a la Iglesia en el mundo. Se habló de descentralización y una palabra recurrente fue «subsidiaridad». También se invitó a la reflexión acerca de que es lo que se puede hacer mejor y dónde, es decir, en que casos es más útil la acción de los dicasterios romanos y en que otros lo es la de las diócesis y las conferencias episcopales.
Otras intervenciones estuvieron dedicadas a la utilidad e importancia del servicio central de la Santa Sede, a la luz de la experiencia de varios países en que la Iglesia, siendo débil y pudiendo estar sometida a presiones, se siente más sostenida gracias a la labor del Vaticano.
Curia más efectiva y unida
La coordinación dentro de la Curia se abordó con un enfoque no meramente funcional, sino en la óptica del sentido de comunión entre los diversos dicasterios, de comunicación que crea unión en la misión común, En concreto se habló de las comisiones interdicasteriales como instrumentos para conseguir ese objetivo y se insistió en dar continuidad a ese tipo de coordinación.
Por cuanto respecta a las relaciones internacionales de la Santa Sede se puso el acento en la competencia de la Secretaría de Estado en su relación con las organizaciones y organismos internacionales como garantía de cohesión y toma común de decisiones. Pero eso no significa que la Secretaría de Estado actúe sola, al contrario, ha de involucrar a los dicasterios con competencias específicas en ese ámbito, siempre con una unidad de conducción.
Simplificación
La simplificación es un criterio compartido. Hubo diversas consideraciones acerca de la calificación de las personas que trabajan en la Curia, tanto desde el punto de vista de la competencia profesional como del espíritu eclesial y la dedicación. Se hizo hincapié en la necesidad de que procedan de diversas partes del mundo y de la Iglesia para reflejar mejor su universalidad. En este ámbito se habló del papel de los laicos y, en particular de las mujeres en la asunción de puestos de responsabilidad en la Curia Romana.
Algunos cardenales se centraron en los elementos positivos de la Constitución Apostólica Pastor Bonus que no deberían perderse; por ello las tareas de reforma tendrían que tener una determinada continuidad con ese documento, sobre todo desde el punto de vista eclesiológico.
La reforma se pondrá en marcha gradualmente
Se registró también un amplio consenso acerca de una implementación gradual de la reforma, en vez de esperar a que el proceso finalice por completo.
La reunión de esta mañana, en que los presentes eran 164 , se centró en gran parte en una vasta relación con cuatro intervenciones, sobre temas económicos. La introducción corrió a cargo del cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría de Economía y a continuación tomó la palabra Joseph F.X. Zahra, Presidente de la Comisión referente sobre la estructura económica y administrativa (COSEA) que refirió sobre el estudio que efectuó el año pasado esa comisión sobre los problemas organizativos de la Santa Sede e informó sobre la actividad desempeñada por la misma. Era la primera vez que el Consejo Cardenalicio, dada la nutrida presencia de purpurados, recibía una información tan detallada. Después tomó la palabra el cardenal Reinhard Marx para explicar la composición, la tarea, la actividad y las competencias del Consejo de Economía.
Posteriormente intervino de nuevo el cardenal Pell que notificó acerca de la actividad reciente de la Secretaría, centrada en los balances del año que acaba de comenzar. Por último Jean-Baptiste de Franssu, Presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR) habló de la situación de dicho ente.
Finalizadas las intervenciones los cardenales plantearon algunas preguntas a los oradores. Además de pedir algunos detalles más específicos, los purpurados manifestaron su aprecio por la labor de reorganización y su certeza de que se está hablando de una reforma convincente que insiste en la transparencia, la integridad y la competencia. También se apreció la celeridad con que se ha puesto en marcha dado que ya hay organismos que trabajan siguiendo las nuevas directrices. La reforma, se afirmó, refuerza la credibilidad de la iglesia.
Hubo también otras preguntas más tecnicas, sobre las competencias de varios organismos y la relación entre la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano.