(VI/InfoCatólica) Entrevistado por la radio polaca ayer, Mons. Gądecki insistió en que muchos de los padres sinodales compartían sus sentimientos y que consideraban aquel texto de trabajo intermedio «fuertemente ideologizado, porque veía más el lado sociológico que el lado teológico», pero sobre todo porque «algunas de sus tesis parecían invertir la enseñanza de la Iglesia».
«Tengo la impresión de que si yo no hubiera hablado, las cosas habrían podido acabar peor todavía. Considero que era necesario decir algo, porque las voces que llegaban de familias eran temerosas; para que no se confirmara la convicción de que estábamos por abandonar las enseñanzas de la Iglesia, había que decir algo».
Los círculos menores hicieron un trabajo serio
«Por fortuna –añadió el prelado polaco–, los círculos menores desempeñaron un trabajo más serio, analizando palabra por palabra, y lo que acabó en el tercer texto es mucho más serio, gracias a Dios».
Todos han olvidado la Familiaris consortio
El presidente de los obispos polacos considera que en el Sínodo que acaba de concluir «no hubo nada revolucionario». La exhortación de Juan Pablo II de 1981, “Familiaris consortio”, «había ya descrito todo mucho antes». Solo que «todos la han olvidado y ahora se tiene como la impresión de que la Iglesia se ha vuelto misericordiosa, como si no lo hubiera sido antes. Que se haya vuelto iluminada, como si antes no lo hubiera sido».
«Puras ilusiones, que nacen de la miopía, del hecho de que vemos las últimas dos semanas para exclamar: “Esto no existía”. En cambio, todo esto ya existía. No se puede dar la impresión de que durante dos milenios en la Iglesia no ha habido misericordia, como si la misericordia hubiera surgido ahora inesperadamente. La misericordia tiene sentido solo si tiene que ver con la verdad», declaró el arzobispo Stanisław Gądecki a la Radio pública polaca.