(Fox/P+D) La mujer cristiana había sido sentenciada a muerte por un tribunal sudanés por haber «renunciado a su fe musulmana». Casada, con un hijo pequeño y embarazada, Meriam Ibrahim fue encarcelada. En la misma cárcel dio a luz a su hija Maya, con cadenas en las piernas. «La situación era difícil, pero yo siempre sabía que Dios estaba a mi lado, y en toda situación yo mantenía mi fe en él».
Presiones para abandonar su fe
Meriam contó como, tras ser sentenciada, durante tres días le presionaban para que renunciara a su fe cristiana, y así pudiera salir. Sin embargo, Meriam Ibrahim se mantuvo firme. «Tenía mi fe en Dios y eso era a lo que me aferraba», cuenta.
Ella sabía que podía morir, sin embargo, no estaba dispuesta a renunciar a su fe. «La fe es mi vida. Si no tienes fe, no estás vivo», explicó Meriam Ibrahim.
«Quedan muchas Meriams en Sudán»
Asimismo, esta cristiana tuvo palabras para recordar que hay muchas personas en una situación semejante a la que ella vivió. «No soy la única que ha sufrido este este problema», dijo. «Hay muchas Meriams en Sudán y en todo el mundo. No soy sólo yo».
Y agregó: «Con respecto a los cristianos [en Sudán] es un hecho bien conocido que viven en circunstancias difíciles son perseguidos y tratados con dureza».
Ahora Ibrahim, Wani y sus dos hijos tienen el asilo concedido en Estados Unidos. Una ayuda que, sin embargo, le fue negada antes de su encarcelamiento, dado que acudió a la embajada en busca de ayuda, pero el cónsul se negó a escucharla. A pesar de ello, mostró su agradecimiento al embajador por su trabajo para su liberación.
Ayudar a los suyos
«Todavía no tengo una vida estable en New Hampshire, pero es mejor que la cárcel», dice Ibrahim. Sus planes pasan por seguir peleando por la libertad en su tierra. «Me gustaría ayudar a la gente en Sudán y África, especialmente las mujeres y los niños, y promover la libertad de religión».
Finalmente, dijo que daba «las gracias a los cristianos de todo el mundo por su apoyo», pero dijo que todavía «necesito que sigan orando por mí».