Juan Diego Cuauhtlatoatzin, testigo de la Virgen de Guadalupe
San Juan Diego | Pintura de Raúl Berzosa

El 9 de diciembre festejamos el legado de este santo americano

Juan Diego Cuauhtlatoatzin, testigo de la Virgen de Guadalupe

Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que significa: Águila que habla o El que habla como águila), un indio humilde, de la etnia indígena de los chichimecas, edificó a los demás con su testimonio y su palabra; de hecho, se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya «que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía».

(RCL/InfoCatólica) Juan Diego fue un hombre virtuoso, las semillas de estas virtudes habían sido inculcadas, cuidadas y protegidas por su ancestral cultura y educación, pero recibieron plenitud cuando Juan Diego tuvo el gran privilegio de encontrarse con la Madre de Dios, María Santísima de Guadalupe, siendo encomendado a portar a la cabeza de la Iglesia y al mundo entero el mensaje de unidad, de paz y de amor para todos los hombres; fue precisamente este encuentro y esta maravillosa misión lo que dio plenitud a cada una de las hermosas virtudes que estaban en el corazón de este humilde hombre y fueron convertidas en modelo de virtudes cristianas; Juan Diego fue un hombre humilde y sencillo, obediente y paciente, cimentado en la fe, de firme esperanza y de gran caridad.

Poco después de haber vivido el importante momento de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, Juan Diego se entregó plenamente al servicio de Dios y de su Madre, transmitía lo que había visto y oído, y oraba con gran devoción; aunque le apenaba mucho que su casa y pueblo quedaran distantes de la Ermita. Él quería estar cerca del Santuario para atenderlo todos los días, especialmente barriéndolo, que para los indígenas era un verdadero honor; como recordaba fray Gerónimo de Mendieta: «A los templos y a todas las cosas consagradas a Dios tienen mucha reverencia, y se precian los viejos, por muy principales que sean, de barrer las iglesias, guardando la costumbre de sus pasados en tiempos de su gentilidad, que en barrer los templos mostraban su devoción (aun los mismos señores)».

Juan Diego se acercó a suplicarle al señor Obispo que lo dejara estar en cualquier parte que fuera, junto a las paredes de la Ermita para poder así servir todo el tiempo posible a la Señora del Cielo. El Obispo, que estimaba mucho a Juan Diego, accedió a su petición y permitió que se le construyera una casita junto a la Ermita. Viendo su tío Juan Bernardino que su sobrino servía muy bien a Nuestro Señor y a su preciosa Madre, quería seguirle, para estar juntos; «pero Juan Diego no accedió. Le dijo que convenía que se estuviera en su casa, para conservar las casas y tierras que sus padres y abuelos les dejaron».

Juan Diego manifestó la gran nobleza de corazón y su ferviente caridad cuando su tío estuvo gravemente enfermo; asimismo Juan Diego manifestó su fe al estar con el corazón alegre, ante las palabras que le dirigió Santa María de Guadalupe, quien le aseguró que su tío estaba completamente sano; fue un indio de una fuerza religiosa que envolvía toda su vida; que dejó sus casas y tierras para ir a vivir a una pobre choza, a un lado de la Ermita; a dedicarse completamente al servicio del templo de su amada Niña del Cielo, la Virgen Santa María de Guadalupe, quien había pedido ese templo para en él ofrecer su consuelo y su amor maternal a todos lo hombres y mujeres.

Juan Diego tenía «sus ratos de oración en aquel modo que sabe Dios dar a entender a los que le aman y conforme a la capacidad de cada uno, ejercitándose en obras de virtud y mortificación». También se nos refiriere en el Nican motecpana: «A diario se ocupaba en cosas espirituales y barría el templo. Se postraba delante de la Señora del Cielo y la invocaba con fervor; frecuentemente se confesaba, comulgaba, ayunaba, hacía penitencia, se disciplinaba, se ceñía cilicio de malla y escondía en la sombra para poder entregarse a solas a la oración y estar invocando a la Señora del cielo».

Toda persona que se acercaba a Juan Diego tuvo la oportunidad de conocer de viva voz los pormenores del Acontecimiento Guadalupano, la manera en que había ocurrido este encuentro maravilloso y el privilegio de haber sido el mensajero de la Virgen de Guadalupe; como lo indicó el indio Martín de San Luis cuando rindió su testimonio en 1666: «Todo lo cual lo contó el dicho Diego de Torres Bullón a este testigo con mucha distinción y claridad, que se lo había dicho y contado el mismo Indio Juan Diego, porque lo comunicaba». Juan Diego se constituyó en un verdadero misionero.

Cuando Juan Diego se casó con María Lucía, quien había muerto dos años antes de las Apariciones, habían escuchado un sermón a fray Toribio de Benavente en donde se exaltaba la castidad, que era agradable a Dios y a la Virgen Santísima, por lo que los dos decidieron vivirla; se nos refiere: «Era viudo: dos años antes de que se le apareciera la Inmaculada, murió su mujer, que se llamaba María Lucía. Ambos vivían castamente».

Como también lo testificó el P. Luis Becerra Tanco: «el indio Juan Diego y su mujer María Lucía, guardaron castidad desde que recibieron el agua del Bautismo Santo, por haber oído a uno de los primeros ministros evangélicos muchos encomios de la pureza y castidad y lo que ama nuestro Señor a las vírgenes, y esta fama fue constante a los que conocieron y comunicaron mucho tiempo estos dos casados». Aunque esto no obsta de que Juan Diego haya tenido descendencia, sea antes del bautismo, sea por la línea de algún otro familiar; ya que, por fuentes históricas sabemos que Juan Diego efectivamente tuvo descendencia; sobre esto, uno de los principales documentos se conserva en el Archivo del Convento de Corpus Christi en la Ciudad de México, en el cual se declara: «Sor Gertrudis del Señor San José, sus padres caciques [indios nobles] Dn. Diego de Torres Vázquez y Da. María del la Ascención de la región di Xochiatlan […] y tenida por descendiente del dichoso Juan Diego».

Lo importante también es el hecho de que Juan Diego inspiró la búsqueda de la santidad y de la perfección de vida, incluso en medio de los miembros de su propia familia, ya que su tío, como ya veíamos, al constatar como Juan Diego se había entregado muy bien al servicio de la Virgen María de Guadalupe y de Dios, quiso seguirlo, aunque Juan Diego le convino que era preferible que se quedara en su casa; y ahora tenemos también este ejemplo de Sor Gertrudis del Señor San José, descendiente de Juan Diego, quien ingresó a un monasterio, a consagrar su vida al servicio de Dios, buscando esa perfección de vida, buscando la Santidad.

Es un hecho que Juan Diego siempre edificó a los demás con su testimonio y su palabra; constantemente se acercaban a él para que intercediera por las necesidades, peticiones y súplicas de su pueblo; ya «que cuanto pedía y rogaba la Señora del cielo, todo se le concedía».

El indio Gabriel Xuárez, quien tenía entre 112 y 115 años cuando dio su testimonio en las Informaciones Jurídicas de 1666; declaró cómo Juan Diego era un verdadero intercesor de su pueblo, decía: «que la dicha Santa Imagen le dijo al dicho Juan Diego la parte y lugar, donde se le había de hacer la dicha Ermita que fue donde se le apareció, que la ha visto hecha y la vio empezar este testigo, como lleva dicho donde son muchos los hombres y mujeres que van a verla y visitarla como este testigo ha ido una y muchas veces a pedirle remedio, y del dicho indio Juan para que como su pueblo, interceda por él». El anciano indio Gabriel Xuárez también señaló detalles importantes sobre la personalidad de Juan Diego y la gran confianza que le tenía el pueblo para que intercediera en sus necesidades: «el dicho Juan Diego, –decía Gabriel Xuárez– respecto de ser natural de él y del barrio de Tlayacac, era un Indio buen cristiano, temeroso de Dios, y de su conciencia, y que siempre le vieron vivir quieta y honestamente, sin dar nota, ni escándalo de su persona, que siempre le veían ocupado en ministerios del servicio de Dios Nuestro Señor, acudiendo muy puntualmente a la doctrina y divinos oficios, ejercitándose en ello muy ordinariamente porque a todos los Indios de aquel tiempo oía este testigo, decirles era varón santo, y que le llamaban el peregrino, porque siempre lo veían andar solo y solo se iba a la doctrina de la iglesia de Tlatelulco, y después que se le apareció al dicho Juan Diego la Virgen de Guadalupe, y dejó su pueblo, casas y tierras, dejándolas a su tío suyo, porque ya su mujer era muerta; se fue a vivir a una casa Juan Diego que se le hizo pegada a la dicha Ermita, y allá iban muy de ordinario los naturales de este dicho pueblo a verlo a dicho paraje y a pedirle intercediese con la Virgen Santísima les diese buenos temporales en sus milpas, porque en dicho tiempo todos lo tenían por Varón Santo».

La india doña Juana de la Concepción que también dio su testimonio en estas Informaciones, confirmó que Juan Diego, efectivamente, era un hombre santo, pues había visto a la Virgen: «todos los Indios e Indias –declaraba– de este dicho pueblo le iban a ver a la dicha Ermita, teniéndole siempre por un santo varón, y esta testigo no sólo lo oía decir a los dichos sus padres, sino a otras muchas personas». Mientras que el indio Pablo Xuárez recordaba lo que había escuchado sobre el humilde indio mensajero de Nuestra Señora de Guadalupe, decía que para el pueblo, Juan Diego era tan virtuoso y santo que era un verdadero modelo a seguir, declaraba el testigo que Juan Diego era «amigo de que todos viviesen bien, porque como lleva referido decía la dicha su abuela que era un varón santo, y que pluguiese a Dios, que sus hijos y nietos fuesen como él, pues fue tan venturoso que hablaba con la Virgen, por cuya causa le tuvo siempre esta opinión y todos los de este pueblo». El indio don Martín de San Luis incluso declaró que la gente del pueblo: «le veía hacer al dicho Juan Diego grandes penitencias y que en aquel tiempo le decían varón santísimo».

Como decíamos, Juan Diego murió en 1548, un poco después de su tío Juan Bernardino, el cual falleció el 15 de mayo de 1544; ambos fueron enterrados en el Santuario que tanto amaron. Se nos refiere en el Nican motecpana: «Después de diez y seis años de servir allí Juan Diego a la Señora del cielo, murió en el año de mil y quinientos y cuarenta y ocho, a la sazón que murió el señor obispo. A su tiempo le consoló mucho la Señora del cielo, quien le vio y le dijo que ya era hora de que fuese a conseguir y gozar en el cielo, cuanto le había prometido. También fue sepultado en el templo. Andaba en los setenta y cuatro años». En el Nican motecpana se exaltó su santidad ejemplar: «¡Ojalá que así nosotros le sirvamos y que nos apartemos de todas las cosas perturbadoras de este mundo, para que también podamos alcanzar los eternos gozos del cielo!».

9 comentarios

Roberto Sandoval
Increíble saber hermanos qué San Juan Diego nacio 500 años antes que yo naciera, hacé ya 539 Primaveras Jajaja.. O:-)
P.S. Qué Grandioso es nuestro Señor!
9/12/13 8:08 AM
Veronica Resendiz
Gracias x ilustrame y compartir tan valiosa informacion DIOS LES COLME DE BENDICIONES!!!***
9/12/13 11:44 AM
yolanda arrazola ibañez
ustedes me pueden decir donde esta la iglesia donde se le aparecio la virgen de Guadalupe a juan bernardino
13/12/13 5:16 AM
José María Iraburu
Yolanda Arrazola Ibáñez
En la falda del cerro del Tepeyac, cerca de donde hoy está, a la orilla de la antigua laguna, la gran Basílica de Guadalupe.
9/12/19 11:40 AM
Palas Atenea
Yolanda: Juan Bernardino estaba enfermo en su casa, así que no sé si se conserva ésta o no. Al que se le apareció la Virgen fue a San Juan Diego, Juan Bernardino era su tío.
Cuauhtlatoatzin, bautizado por Motolinia (Fray Toribio de Benavente), tuvo que ser uno de los primeros conversos ya que la Conquista de México fue en 1521, la llegada de los Doce Apóstoles Franciscanos fue en mayo de 1524 y las Apariciones de la Virgen en 1531. Su esposa Lucía también fue conversa y había muerto dos años antes, lo que indica que solo queda un margen de siete años desde que los franciscanos llegaron hasta que la Virgen apareció y, aunque se convirtiera enseguida no pudo ser antes de 1525, ni más tarde de 1529.
Sorprende la fe de un converso tan reciente que tuvo que pasar de una religión idolátrica a la Verdadera Fe y solo tiene explicación si pensamos que ese indio chichimeca probablemente ya era un justo antes de la conversión y ésta arraigó muy fuerte. Es decir que hay almas que en la oscuridad esperan ver la luz de Cristo. Conversiones fulminantes y comprensión casi inmediata de la Fe y la Doctrina.
Esto es lo que negaba Fray Bartolomé de las Casas, que decía que aquellos indios no podían "comprender", pero San Juan Diego demuestra que sí.
9/12/19 2:06 PM
Pepe
Se han hecho películas sobre Guadalupe, ésta hace pocos años;



youtube.com/watch?v=-bz9f2MAD3c
9/12/19 3:09 PM
Pepe
Creo que el misterio de la aparición de Guadalupe está en la misma aparición, porque ó bien es verdadera ó si fuera una creación humana quien la hizo su intención habría sido sembrar concordia entre los conquistadores españoles y los indios, además de impulsar la evangelización de éstos y convertirse en la piedra angular de la evangelización de América, integrando a la población nativa hasta entonces ajena al cristianismo. Y para ello representar a la Virgen con una imagen de mujer mestiza (teniendo en cuenta que entonces los blancos eran la población gobernante) y que deja su imagen para ser recordada, se aparece a un indio humilde y éste hace algo que impresiona mucho a los españoles. Y hacerlo en un ambiente con medios muy limitados y arriesgarse a ver como salía. Es decir alguien con una intención muy compleja. Además de los misterios materiales como la difícil explicación de la impresión en la tela, etc... son tantos condicionantes que creo es más fácil creer en algo sobrenatural.
9/12/19 3:30 PM
Palas Atenea
Pepe: El tipo de imagen no es indio y no había habido tiempo para enseñar a un indio a pintar así, por lo tanto tendría que haber sido un español. Un español que supiera el sistema de códices que utilizaban los nahua, porque la imagen es un códice que los tlacuilos podían leer perfectamente ¿y qué español podía hacer una cosa así sólo 10 años después de la Conquista cuando los tlacuilos no enseñaron a ninguno a pintar a su manera?
Por otra parte ¿a quién se le ocurre pintar sobre una tilma hecha de fibras de ágave que se descomponen enseguida y no son aptas para pintar? y además ¿quién ha dicho que la imagen esté pintada?
Se puede negar el milagro pero no se ha desentrañado el misterio, cosa que la ciencia, dado el estado actual de ella que es muy avanzado, tenía que haber explicado ya.
Como siempre dirán que ya lo explicarán mañana, supongo que antes que el cambio climático acabe con nosotros. Y puede que después de eso solo quede la tilma de San Juan Diego y la Sábana Santa de Turín. Puede que eso sea lo único nuevo bajo el sol.
9/12/19 9:38 PM
Jorge Cantu
Estimada Palas:

"El tipo de imagen no es indio y no había habido tiempo para enseñar a un indio a pintar así, por lo tanto tendría que haber sido un español. Un español que supiera el sistema de códices que utilizaban los nahua, porque la imagen es un códice que los tlacuilos podían leer perfectamente ¿y qué español podía hacer una cosa así sólo 10 años después de la Conquista cuando los tlacuilos no enseñaron a ninguno a pintar a su manera?"

Comparando el estilo de la imagen en el ayate (a mi parecer claramente realista y fotográfico, aunque quizás algo estilizado) con el aspecto, técnica y estilo de las pinturas y demás representaciones artísticas de la Virgen en dicha época, me resultan del todo incomparables. Un comentario de una supuesta experta en restauración que analizó la imagen hace algunos años describía el estilo artístico de la imagen como "gótico", lo cual me pareció del todo ridículo.

Unos años después de la Aparición se dio un escándalo debido a que un sacerdote franciscano, Fray Francisco de Bustamante, negó el origen sobrenatural de la imagen de la Virgen "de Guadalupe" de México afirmando que era obra de un pintor indígena llamado Marcos Cípac. Sale sobrando decir que la mayor parte de la sociedad de su tiempo repudió estas declaraciones, pues predominaba la convicción del origen sobrenatural de la imagen.

Hoy en día, tras multitud de estudios e inspecciones de la imagen se ha llegado a establecer que la imagen de la Santísima Virgen en sí es o
11/12/19 8:24 AM

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