(Luis F. Pérez/InfoCatólica*) - Acaban de sacar ustedes el boletín nº 100 de Info-RIES, ¿cómo surgió la idea del boletín y cuáles son sus planes de cara al futuro?
Desde que iniciamos la RIES, tuvimos el convencimiento de que una de nuestras prioridades sería ofrecer una información completa y rigurosa sobre las sectas. Se trata de un tema muy complicado y que muchas veces es abordado de manera parcial o sesgada, y por eso nuestro fin es ofrecer no sólo los datos, sino también los criterios de discernimiento. Uno de los miembros fundadores de la RIES, el psicólogo argentino José María Baamonde, publicaba desde la Fundación Spes un boletín semejante. Cuando murió en verano de 2006, decidimos continuar la gran labor que venía desarrollando el boletín Info-Spes. En cuanto a nuestros planes de futuro, queremos seguir ampliando nuestro campo de acción, ofreciendo no sólo información –algo que sobra muchas veces en la sociedad actual– sino, sobre todo, formación. Sin olvidar que la primera función de la RIES es la coordinación y cooperación entre sus miembros, para prestar un mejor servicio eclesial y social en este campo, tanto en lo académico y formativo como en la ayuda y asesoramiento a los afectados.
- Hace unas semanas han estrenado blog, ¿creen que está suficientemente cubierto el estudio de las sectas en internet y en castellano?
Es difícil responder en pocas palabras, pero sí puedo decir que, aunque la información sobre sectas abunda en Internet, nos encontramos con una gran diversidad de formas de tratamiento de este fenómeno. Los enfoques se polarizan en torno al mero estudio psicológico y sociólogo crítico o la acción jurídico-política (anticult), a la apologética agresiva (countercult) y a la defensa desde las ciencias sociales de las así llamadas “nuevas religiones” (procult). Estas líneas dominantes no responden adecuadamente a la realidad, según el parecer de los criterios católicos, que motivaron la creación de la RIES. Y eso, sin hacer referencia al abordaje de la cuestión en los medios de comunicación, que muchas veces no es el más oportuno. En cuanto al idioma, hay mucho en castellano, pero con las salvedades que he dicho. Otros países no hispanohablantes cuentan con una mayor y mejor producción de material sobre este tema, también a nivel de la Iglesia católica.
- ¿Cómo va a ser el nuevo programa sobre sectas que van a conducir ustedes en Radio María?
El próximo sábado 11 de octubre comenzaremos a realizar el programa “Conoce las sectas”, que emitirá Radio María España con periodicidad quincenal, los sábados a las 20 horas. Cuando nos pusimos en contacto con Esteban Munilla, director de la emisora, enseguida nos abrió las puertas y puso todos los efectos personales y materiales a disposición de la RIES, por el interés que hay en este tema, tratado de forma seria y desde una perspectiva creyente. El encargado de conducir el programa será Vicente Jara, miembro de la RIES y con estudios tanto de Teología como de Telecomunicaciones, además de una larga experiencia en el campo de las sectas. El programa tendrá una duración de una hora, en la que diversos apartados irán desgranando aspectos generales del sectarismo, la explicación de movimientos concretos, el repaso a las noticias de actualidad, las respuestas a consultas de los oyentes, la crítica de libros o películas, etc., además de momentos musicales para hacer más ameno su seguimiento.
- Dado el uso generalmente despectivo y negativo que se da al término secta, ¿hay algún criterio más o menos establecido para diferencia lo que es una secta de un grupo religioso cualquiera?
Éste es uno de los aspectos más difíciles del estudio del sectarismo. Además, podemos decir que es el primero, ya que si no nos ponemos de acuerdo en la definición del término, poco se puede avanzar en el diálogo y la investigación. Por un lado, hay que tener en cuenta que una cosa es una secta como movimiento con unas determinadas características, y otra cosa es el sectarismo como actitud personal y grupal. No podemos decir automáticamente que un grupo donde haya sectarismo es una secta. Tenemos que ser más serios y rigurosos, y aplicar una definición técnica de secta, que en principio no tiene por qué tener las connotaciones negativas de lo que se ha llamado en algunos ámbitos “secta destructiva”. Desde la interdisciplinariedad a la que he aludido antes, Baamonde hablaba de “grupos que por lo general se han escindido de otro movimiento, estructurándose en periodos relativamente recientes, y haciendo resaltar algún aspecto particular de la doctrina sostenida anteriormente, o bien reinterpretando distintivamente el sistema de creencias del cual surgieron, creyéndose a su vez, como únicos depositarios de la Verdad absoluta, lo cual como consecuencia, dificulta en la mayoría de los casos, el logro de un diálogo ecuménico y enriquecedor con otras creencias”. Manuel Guerra también ha intentado una definición que pueda convencer en este sentido, cuando afirma que una secta es “la clave existencial, teórica y práctica, de los que pertenecen a un grupo autónomo, no cristiano, fanáticamente proselitista, exaltador del esfuerzo personal y expectante de un cambio maravilloso, ya colectivo – de la humanidad –, ya individual del hombre en una especie de superhombre”.
- ¿Cómo conjugar la necesaria denuncia de las actividades de la secta con la libertad religiosa?
En nuestro contexto actual, en nuestro mundo globalizado con un papel preponderante de los medios de comunicación y de las tecnologías de la información, es difícil hacerlo. Por un lado, las familias y las personas afectadas por la acción de las sectas llaman a la puerta de la Justicia y de las instituciones para pedir ayuda y protección, que normalmente no encuentran, sintiéndose desprotegidas. Por otro lado, cuando “se toca” a alguno de estos grupos, al instante dicen ser perseguidos por ser una minoría religiosa, y se escudan en la libertad de conciencia para defenderse y promocionarse. El escenario democrático aconfesional que tenemos en España, si aplica bien la legislación, es apropiado para poder conjugar la libertad religiosa y la denuncia de las sectas en el momento en que conculquen algún derecho personal. De hecho, la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980 “tiene como único límite la protección del derecho de los demás al ejercicio de sus libertades públicas y derechos fundamentales, así como la salvaguardia de la seguridad, de la salud y de la moralidad pública”, según el propio texto. Además, aquí entraría también la discusión sobre lo que es religión y lo que no. La misma Ley Orgánica señala que “auedan fuera del ámbito de protección de la presente Ley las actividades, finalidades y entidades relacionadas con el estudio y experimentación de los fenómenos psíquicos o parapsicológicos o la difusión de valores humanísticos o espirituales u otros fines análogos ajenos a los religiosos”.
- ¿Cuál es el estado actual del fenómeno sectario en España e Iberoamérica?
Esta cuestión daría para llenar páginas y páginas, por lo que me limitaré a apuntar algunos rasgos importantes que puedan mostrar la panorámica que tenemos hoy. En cuanto a los países americanos, es indudable el desafío del neopentecostalismo, que se difunde con mucha rapidez entre la gente sencilla, y que explota una religiosidad basada en lo sentimental. También está el auge de los sincretismos afroamericanos, como el vudú, la santería, la umbanda o el candomblé, que mezclan elementos católicos con otros de procedencia africana o del esoterismo. Pero estos dos fenómenos de la nueva religiosidad tienen la mirada puesta en España, que por cercanía cultural y por su situación continental constituye el trampolín para saltar hasta Europa. La inmigración está cambiando también en este sentido el mapa sociorreligioso español. Por otra parte, las grandes sectas que tienen un carácter más religioso también están sufriendo algo el efecto de la secularización y la crisis de lo institucional, mientras que los pequeños grupos o corrientes que se encuadran en la Nueva Era, el orientalismo, las nuevas terapias, etc., siguen aglutinando a gente en torno a una creencia e identidad que no exige una pertenencia integral. Sigue habiendo sed de lo trascendente, y se intenta llenar con los más diversos sucedáneos de lo religioso auténtico. Para terminar, cabría destacar la influencia que Internet tiene en el mundo de las sectas, ya que muchas de ellas han sabido aprovechar muy bien las ventajas que tiene el ciberespacio para la propaganda y el proselitismo.