(VIS/InfoCatólica) Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Mensaje de Benedicto XVI para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebra este año el domingo 12 de mayo, cuyo tema es: «Redes sociales, portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización». Han intervenido el arzobispo Claudio Maria Celli, Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y monseñor Paul Tighe, Secretario del mismo dicasterio.
«El Mensaje de esta Jornada Mundial, ha dicho el arzobispo Celli, presenta una valoración positiva. aunque no ingenua, de los social media. Son considerados como una oportunidad de diálogo y de debate y se les reconoce la capacidad de reforzar los lazos de unidad entre las personas y de promover eficazmente la armonía de la familia humana. Este carácter positivo requiere, sin embargo, que se actúe en el respeto de la privacidad, con responsabilidad y dedicación a la verdad, y con autenticidad, dado que no se comparten solamente informaciones y conocimientos, sino que, en substancia, comunicanos una parte de nosotros mismos».
«La dinámica social de los social media se inserta en aquella, todavía más rica y profunda de la búsqueda existencial del corazón humano. Hay un entrelazarse de preguntas y respuestas que da sentido al camino del ser humano. En este contexto el Papa toca un aspecto delicado de la cuestión, cuando habla de la marea de las informaciones que arrolla «la voz discreta de la razón».
«El tema de la Jornada actual habla de nuevos espacios de evangelización; evangelización que es anuncio de la Palabra, que es anuncio de Jesucristo. Es necesario recordar, a este propósito, cuanto escribía Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en 2011, cuando subrayaba que no se trata sólo de una expresión explícita de la fe, sino, substancialmente, de un testimonio eficaz, esto es en la manera en que se comunican «decisiones, preferencias, juicios que sean profundamente coherentes con el Evangelio, aun si no se habla de él de forma explícita».
A continuación monseñor Tighe ha explicado que el Papa «da por descontada la importancia del ambiente digital como una realidad en la vida de muchas personas. No se trata de una suerte de mundo paralelo, o solo virtual, sino de una ambiente existencial en que las personas viven y se mueven. Se trata de un continente en que la Iglesia debe estar presente y donde los creyentes, si quieren resultar auténticos en su presencia, tendrán que intentar compartir con los otros la fuente más profunda de su alegría y su esperanza, Jesucristo. El foro creado por las redes sociales, nos permite compartir la verdad que el Señor ha transmitido a su Iglesia, escuchar a los demás, conocer sus intereses y preocupaciones, comprender quienes son y que buscan».
De igual modo, el Santo Padre «identifica algunos de los retos que tenemos que enfrentar si queremos que nuestra presencia resulte eficaz. Tenemos que mejorar nuestro conocimiento del lenguaje de las redes sociales, un lenguaje que nace de una convergencia entre texto, imagen y sonido, un lenguaje que se caracteriza por la brevedad y que apunta, a involucrar los corazones y las mentes, pero también el intelecto. A este propósito, el Papa nos exhorta a servirnos de nuestro patrimonio cristiano, que es rico de signos, símbolos y expresiones artísticas. Necesitamos recordar una verdad fundamental de la comunicación: nuestro testimonio, es decir, nuestras acciones y nuestros modelos de comportamiento, es a menudo más elocuente que nuestras palabras y declaraciones para expresar quienes somos y en qué creemos. En ámbito digital, el Papa sugiere que la voluntad de involucrarnos, con paciencia y respeto, en las preguntas y las dudas de los que encontramos en las redes puede constituir una expresión potente de nuestra atención y nuestra solicitud hacia ellos».