La pulmonía de la Iglesia

La pulmonía de la Iglesia

Análisis de Mons. Aguer sobre algunos aspectos de la Iglesia hoy en día.

El título de esta nota tiene origen en una imagen elocuente empleada por el cardenal africano Robert Sarah, que fue prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; «misericordiado» tan pronto como fue posible, sin escandalizar demasiado, jubilando un miembro de la curia romana. Su Eminencia, autor de libros de una profundidad teológica, y una dimensión espiritual poco frecuentes, comparó la desastrosa situación actual de la Iglesia católica, con la que debió enfrentarse Pío X: el modernismo, que el Papa Sarto describió, y condenó en la encíclica Pascendi Dominici gregis, y el decreto Lamentabili sane exitu: aquello, en comparación con los restos actuales del posconcilio, fue un simple resfrío. Me permito el atrevimiento de proyectar esa imagen: la Iglesia de hoy padece una severa pulmonía. Paso al análisis de los síntomas.

Actualmente, al menos según lo que se determina ex auctoritate superiori, no hay en la Iglesia ni kérygma, ni didajé. Quedan, sin duda, sobrevivientes de tiempos mejores, los pontificados de San Juan Pablo II, y de Benedicto XVI. Pero en la intención «oficial», ya no se llama a la conversión a quienes están fuera de ella, ni se amaestra a los fieles que necesitan y desean crecer en la Fe. Temas fundamentales del Credo y la catequesis católica, han desaparecido de la predicación ordinaria: Dios en su Unidad, y Trinidad; Jesucristo, verdadero Dios, y verdadero hombre; la Redención; el pecado y la gracia; los Mandamientos (el sexto, especialmente, es cosa del pasado); la Esperanza en la vida eterna; el demonio, y sus ardides; el peligro y la amenaza de una condenación eterna; y, en general, el contenido felizmente expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Esas verdades debemos esperarlas, y recibirlas, de los pastores evangélicos; que no se avergüenzan de mostrarse cristianos, y proponen con celo el camino del seguimiento del Señor. Habrá que disculparles cierto fundamentalismo en la interpretación de la Sagrada Escritura (que conocen al dedillo); y, en algunos casos, una exaltación carismática que agobia un tanto. Pero, gracias a Dios, estos hermanos cristianos proclaman el mensaje del Reino (es una lástima que no tengan ni la Eucaristía, ni la Virgen María). Ejercen su ministerio a través de programas en los medios de comunicación, de los cuales la Iglesia Católica carece totalmente. No sé si son muchos los católicos que pasan al evangelismo; lo cierto es que las dimensiones de la Iglesia se achican en muchos países, concretamente, en la Argentina.

¿Qué es lo que hoy interesa a la predicación católica, de acuerdo con las orientaciones oficiales? Los «nuevos paradigmas»: mejorar la vida de la gente, en este mundo; el cuidado de la Madre Tierra; las injusticias sociales; el «cambio climático»; la deforestación de la Amazonia. En grandes líneas, digamos: los criterios de un Nuevo Orden Mundial, financiado por el imperialismo internacional del dinero. La Santa Sede, cede; en febrero de 2019 adhirió al documento sobre la Fraternidad Universal, firmado en Abu Dhabi. La masonería, de parabienes.

Otro síntoma de la pulmonía: la devastación de la liturgia, que ha seguido a la debacle posconciliar. Los avisos sensatos, contenidos en la constitución Sacrosanctum Concilium, no fueron tenidos en cuenta. El itinerario seguido por las reformas que impuso la Santa Sede, especialmente la creación de una nueva Misa, que no suele llamarse Santo Sacrificio de la Misa, sino más bien «celebración eucarística», no ha reconocido que la verdadera reforma es siempre una restauración. El eximio liturgista Klaus Gamber ha mostrado cómo se desarrollaron orgánicamente los ritos de la Iglesia, sin romper nunca con la Tradición. La pretensión reciente (lleva ya medio siglo) implica un «orgullo creativo» de efectos penosos. Si deseamos referirnos al Rito Romano, debemos reconocer que se constituyó sustancialmente a fines del siglo IV, por obra del Papa San Dámaso; recibió adiciones de San Gregorio Magno (fines del siglo VI), y fue definido después del Concilio de Trento por la Bula Quo Primum, de San Pío V. Este es el Santo Sacrificio de la Misa, cuya última versión es de 1962, el Misal de Juan XXIII. La verdadera reforma es la recuperación de las formas originales, como lo hizo San Pío X, con el Canto Gregoriano.

Benedicto XVI sabía muy bien que nunca había sido abolida la tradicional Misa Latina, y la habilitó nuevamente como forma extraordinaria del Rito Romano, para respetar, con auténtico sentido pastoral, a los sacerdotes que la celebraban, y a los fieles que participaban de ella con frutos espirituales innegables. Fue una decisión sapientísima, como podía esperarse de un gran teólogo, que es a la vez un hombre de Dios. Esta obra ha sido destruida por una medida draconiana, despótica, el motu proprio Traditionis custodes. Fue este documento un pésimo úkase, arbitrario e ideológico, ajeno al desarrollo orgánico de la Iglesia. El obispo Rob Mutsaerts ha escrito, con razón, que «la Liturgia no es un juguete de los papas, sino la herencia de la Iglesia».

La devastación litúrgica no es reconocida por la Santa Sede, que ha abrazado un progresismo chato, y mal disimulado. San Vicente de Lerins, en su Commonitorio Primero, ha señalado cómo la doctrina, la disciplina, y en general todas las realidades eclesiales se desarrollan homogéneamente. Así es cómo la verdad se puede expresar nove, con términos nuevos, actualizados, pero no puede ser reemplazada por nova, por cosas nuevas. O sea, permanece el mismo dogma, con el mismo sentido, y la identidad del contenido de la Fe.

El relativismo se ha impuesto casi oficialmente; ya no se puede esperar que se defina con claridad lo que hay que creer, y los errores de los que debemos guardarnos. Lo sabemos porque, gracias a Dios, contamos con el Catecismo de la Iglesia Católica; punto de referencia que nos libera de las contradicciones en las que incurre la «autoridad superior», en la que debería apoyarse la seguridad de los fieles, en especial, los más sencillos, los pobres. Además, Dios, Cristo, el Misterio de la Redención, la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, parecen atrapados en las fauces de la Razón Práctica kantiana. El moralismo ocupa el lugar del dogma de la Fe. Sobre este aspecto de la problemática actual habría mucho que decir, sobre todo porque se trata de una moral reductiva; que desconoce la amplitud de la Ley de Dios.

Otro síntoma de la pulmonía es el cambio producido en los últimos nueve años en el método de discernimiento: se usan dos pesas, y dos medidas, todo para los partidarios del progresismo, en sus diversas variantes (digo «partidarios» porque se trata de una parte, de una visión parcial de la realidad cristiana) pero ni justicia para quienes aman la Gran Tradición eclesial, y deciden atenerse a ella en su vida personal, y en la participación o en la conducción de la comunidad cristiana. El método de «discernimiento» aquí evocado, sale brutalmente expresado por el general Juan Domingo Perón, tres veces presidente de la Argentina: «Para los amigos, todo; para los enemigos, ni justicia».

Es así como descubrimos por qué hay sacerdotes cancelados (ya circula este nombre), eliminados de la lista por los obispos que se enfilan en las nuevas orientaciones romanas. Las conferencias episcopales son el instrumento para imponer una uniformidad según la cual la fraternidad es, simplemente, una bella palabra para ostentar. Se ignora, y se abandona a su suerte, a los obispos que son coherentes con todo lo que implica la Sucesión Apostólica. Los episcopados suelen ser instrumentos de una politización eclesial. Podemos llamar obispos cancelados, a los liquidados antes de tiempo, sin esperar que llegue la guillotina de los 75 años. No importa si las diócesis que presiden son florecientes, y ellos gozan del amor de los fieles; muchas veces la deslealtad, las denuncias, y conflictos internos juegan un papel. Y para juzgar de esas situaciones, falta una sincera objetividad.

Monseñor Aguer en el retiro que les predicó a sacerdotes de Arecibo, Puerto Rico (Febrero de 2019).Se ha atribuido muchas veces a las mujeres el hábito de la murmuración, pero en realidad se trata de un vicio típicamente clerical. Cancelados han sido, entre otros, los obispos de Ciudad del Este (Paraguay), y San Luis (Argentina). El más reciente ha sido Mons. Daniel Fernández Torres, obispo de Arecibo (Puerto Rico), que fue depuesto porque, con toda dignidad, se negó a renunciar como se lo solicitaba el Delegado Apostólico. Hace tres años prediqué allá los Ejercicios Espirituales al clero de la diócesis; y pude comprobar, personalmente, lo que es una Iglesia particular bien conducida. ¿Será uno de los próximos cancelados Mons. Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon; a quien le acaban de ordenar, desde Roma, suspender tres semanas antes de la fecha prevista las ordenaciones de seis diáconos, y cuatro sacerdotes?

Ante el panorama que he tratado de describir, puede uno preguntarse qué hacer, qué medicina tomar, buscando curar la pulmonía. Respondo: hay que clamar; no reclamar al oficialismo eclesial, aun si se advierten y se sufren errores e injusticias, sino clamar a Dios. En la Sagrada Escritura, sobre todo en los Libros Proféticos, encontramos numerosos casos, en los que el pueblo de Israel clamó al Señor, su clamor llegó a los oídos del Dios Todopoderoso, y Misericordioso, y Él respondió a quienes le rogaban con humildad y confianza. Muchos salmos contienen clamores, en especial las lamentaciones individuales, y las colectivas.

Ante la persistencia de la pulmonía que afecta a la Iglesia, clamemos al Médico celestial. La oración se torna clamor cuando no se advierte que el desarrollo de la enfermedad concede un alivio; ese clamor ha de ser sostenido por una Fe sin vacilaciones. Creemos que la respuesta divina puede concedernos una nueva etapa de salud y lozanía, de gratitud y alegría, para cumplir mejor el mandato del Señor. En Isaías 30, 19, leemos: «Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar. Él se apiadará al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá». El refrán popular asegura que «no hay mal que dure cien años»; y en los malos tiempos no solamente corresponde sobrellevar con paciencia y serenidad lo que el Señor permite para nuestro bien, sino también mirar al futuro con Esperanza. Me refiero a la Esperanza teologal, por la cual «nos colgamos» de la Voluntad de Dios, como lo hacemos al rezar el Padrenuestro: Hágase tu Voluntad, así en la Tierra, como en el Cielo.

 

+ Héctor Aguer
Arzobispo Emérito de La Plata

Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
Académico de Número de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.
Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).

Buenos Aires, martes 7 de junio de 2022.-

 

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23 comentarios

Fulgencio
Análisis verdaderamente certero pero a la vez muy preocupante. Clamemos al Señor, como dice monseñor, para que se digne enviarnos luz, sabiduría y fortaleza en esta hora crucial .
7/06/22 10:43 PM
Josep
Una cosa no quita la otra. Debemos predicar el Credo y debemos obrar y orar en cristiano.
7/06/22 10:49 PM
Juan Mariner
Una pulmonía doble necesitada de muchos antibióticos.
8/06/22 10:26 AM
Luis Ignacio
Gracias, Monseñor Aguer. Reconfortantes palabras. Clamemos al Señor con Esperanza (teologal). Él no nos abandona.
8/06/22 12:23 PM
Urbel
"Otro síntoma de la pulmonía: la devastación de la liturgia, que ha seguido a la debacle posconciliar."

Devastación, debacle, palabras fuertes pero veraces, que muchos otros llevamos años utilizando para referirnos a la revolución litúrgica.

8/06/22 2:52 PM
Urbel
"Los avisos sensatos, contenidos en la constitución Sacrosanctum Concilium, no fueron tenidos en cuenta. El itinerario seguido por las reformas que impuso la Santa Sede, especialmente la creación de una nueva Misa, que no suele llamarse Santo Sacrificio de la Misa, sino más bien «celebración eucarística», no ha reconocido que la verdadera reforma es siempre una restauración. El eximio liturgista Klaus Gamber ha mostrado cómo se desarrollaron orgánicamente los ritos de la Iglesia, sin romper nunca con la Tradición. La pretensión reciente (lleva ya medio siglo) implica un «orgullo creativo» de efectos penosos. Si deseamos referirnos al Rito Romano, debemos reconocer que se constituyó sustancialmente a fines del siglo IV, por obra del Papa San Dámaso; recibió adiciones de San Gregorio Magno (fines del siglo VI), y fue definido después del Concilio de Trento por la Bula Quo Primum, de San Pío V. Este es el Santo Sacrificio de la Misa, cuya última versión es de 1962, el Misal de Juan XXIII. La verdadera reforma es la recuperación de las formas originales, como lo hizo San Pío X, con el Canto Gregoriano."

De acuerdo en todo, salvo en exculpar completamente de la debacle litúrgica posconciliar a la constitución Sacrosanctum Concilium y reconocer sólo sus "avisos sensatos".

La constitución conciliar contiene avisos sensatos, cierto, pero también bombas de relojería que los innovadores se ocuparon de hacer estallar en el Novus Ordo y siguen hoy produciendo sus e
8/06/22 2:56 PM
maru
También yo le doy las gracias por su articulo fidedigno, monseñor Aguer. Un análisis certero de cómo está la Iglesia, lamentablemente.
8/06/22 3:21 PM
Urbel
La constitución conciliar contiene avisos sensatos, cierto, pero también bombas de relojería que los innovadores se ocuparon de hacer estallar en el Novus Ordo y siguen hoy produciendo sus efectos devastadores.
8/06/22 4:35 PM
Martin
Siendo Platense, cuanto lamento no haberme acercardo a escuchar sus homilias en tiempos donde era obispo, quizas sin conocerlo me dejaba llevar por las corrientes periodisticas (que nunca le hicieron justicia) ahora por suerte, lo leo cotidianamente por este medio y le agradesco sus observaciones de la actualidad de la iglesia.
Desde acá, la Plata y la comunidad de Fatima le deseamos lo mejor.
Saludos.
8/06/22 8:41 PM
Samira Abdel Masih
Excelente análisis de Monseñor Aguer sobre la situación actual de nuestra Iglesia. Que Dios Nuestro Señor nos dé más Pastores como él, en estos momentos de tinieblas.
9/06/22 4:26 AM
María Estela López
Hay obispos cancelados y sacerdotes cancelados. Conozco un gran sacerdote cancelado, canonista donde el Obispo de su diócesis no lo tiene en cuenta ni como sacerdote ni canonista, excelente persona y sacerdote. Me pregunto ¿para qué rezar por el aumento de vocaciones si hay algunos sacerdotes no ejerciendo el ministerio sin tener ningún problema...? Lo que pasa que aquellos con gran formación superan la preparación de muchos Obispos nombrados al dedillo o por acomodo... y esto para nosotros, los fieles no es un buen ejemplo porque los obispos primero deberían dar su ejemplo a los sacerdotes de su diócesis pero lamentablemente no es así.
9/06/22 5:56 AM
Andrzej Zylak
Oremos y navegamos en Barco mojado por afuera y dentro
10/06/22 2:36 PM
Carla
Tan brutos están los modernistas. Tan sin cabeza. Como una «catequista», que aprueba la fornicación y los métodos anticonceptivos artificiales, pues a ésta se le ocurre decir que 'se cuide la gente con preservativos, para no tener un embarazo, y así tener un hijo cuando Dios quiera.'
Con eso remató la frase.
Están estupidizados los modernistas por el espíritu corruptor del mundo y del relativismo moral al punto de pisotear su razón.
Los sacerdotes saben que su comunidad no respeta el sexto mandamiento, que viven en adulterio y comulgan el primero, y se ocupan del altar, pero estos sacerdotes piensan y creen en el dios llamado 'buena intención', motivo de aprobación de cualquier desviación.
Es más, la desviación es esperada y obligatoria.
Comunidades así son pozos fétidos con zombies del mundo (no razonan), que más que confirmar en la fe, hacen ver lindos a los herejes evangélicos.
Se quedan los mismos turros, y muchos se alejan.
11/06/22 1:18 PM
hornero (Argentina)
SÍNTESIS
La mayor de las acrobacias del cristiano de hoy es tirarse en caída libre hacia el Abismo de Dios.

El cristiano debe ser acróbata sin adhesiones a paracaídas, sólo Dios basta.
12/06/22 1:12 AM
Clotilde
Bendito sea Dios!!!!! que en medio de esta tenebrosa oscuridad permite que haya santos y fieles sacerdotes que iluminan y son guías, como Monseñor Aguer.
Nuestro Señor Jesucristo lo conserve para el bien de su esposa La Iglesia y de las almas!!!
12/06/22 3:57 PM
hornero (Argentina)
Mons. Aguer expone detalladamente la situación de la Iglesia, los desvaríos y persecución interna. Grave trauma que la está destruyendo.

Dice bien, “en los malos tiempos no solamente corresponde sobrellevar con paciencia y serenidad lo que el Señor permite para nuestro bien, sino también mirar al futuro con Esperanza. Me refiero a la Esperanza teologal”.

María nos es enviada por Su Hijo para infundirnos Esperanza, Ella es nuestro Auxilio, que tiene la Misión de derrotar al demonio que combate contra la Iglesia de Cristo, y pisará su cabeza.

La Virgen, Madre y Reina de la Iglesia, es Madre de todos los hombres: “a todos los heredé al pie de la Cruz”.

Nos llama a la conversión, a “trabajar por su Causa” (Mens. dado en San Nicolás), manifiesta que hay “urgencia” en responder al llamado del Señor. “Mis Mensajes no son de temor, sino de Esperanza”; “Mirad hacia el Sol naciente, y veréis venir el nuevo Día”, pero advierte: “Que nadie quiera interponerse a mi paso”.

Cabe preguntar, ¿los Obispos creen y aceptan que la Virgen está hablando a la Iglesia y a la humanidad, en los casos que sus Manifestaciones y Mensajes han sido reconocidos canónicamente como válidos por el obispo responsable?

Salvo algunas excepciones, los obispos rechazan, igual que los sacerdotes, las intervenciones extraordinarias de María. Las silencian, las eluden. Más aún, abiertamente lo manifiestan: “la Virgen no añade nada a lo que la Iglesia sabe y decide, sus intervenciones son útiles para
12/06/22 10:02 PM
hornero (Argentina)
Las silencian, las eluden. Más aún, abiertamente lo manifiestan: “la Virgen no añade nada a lo que la Iglesia sabe y decide; sus intervenciones son útiles sólo como ayuda a la devoción de los fieles, no para nosotros que estamos demasiado ocupados en nuestros despachos”.

Así, rechazan a María, sin detenerse a leer y reflexionar sobre sus extraordinarias enseñanzas y graves advertencias, sin el menor respeto a su Majestad de Madre de Cristo, Esposa del Espíritu Santo, Trono y Santuario de la Santísima Trinidad.

Entonces,¿cómo no sorprenderse de la oscuridad de las inteligencias y languidez de las voluntades, si se prescinde de la Madre de Dios, de la Misión que lleva adelante como La Señora Vestida de Sol contra el dragón? ¿Es posible aceptar a Cristo y rechazar a Su Madre?

“Quien rechaza a Mi Madre, a Mí Me rechaza” (Mens. de Jesús en San Nicolás).

La crisis que arrastra la Iglesia no la puede resolver nadie sin la ayuda y Conducción de María. Una densa oscuridad extravía las inteligencias y debilita los voluntades ateridas por la pérdida de la Fe, racionalismo-irracional, escepticismo, nihilismo, marxismo, progresismo, liberalismo, masonería, apostasía, idolatría, satanismo y demás.

Prescindir de María es rechazar sus enseñanzas. ¿Se advierte la inmensidad del Magisterio de la Virgen? ¿Se supone que habla sólo para ignorantes, que su Sabiduría no añade nada nuevo a lo que se sabe por lecturas?

Sólo de la Mano de María, la Iglesia y la humanidad podrán est
13/06/22 12:01 AM
Nora
Inmejorable la exposición de monseñor.
También hay seminarios "cancelados"... como el de San Rafael, en Mendoza... sacerdotes perseguidos, no queridos por su propio obispo cuya tendenciosa postura se conoce...
A no desesperar, al final el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen, triunfará.
Reza, ten Fe y no te preocupes, como dijo el Santo Padre Pío...
13/06/22 6:10 AM
hornero (Argentina)
Sólo de la Mano de María, la Iglesia y la humanidad podrán estar a salvo de males mayores que los presentes.

Gracias, Mons. Aguer, por su testimonio de fortaleza cristiana y de coraje.
13/06/22 11:04 AM
Luis
Completamente de acuerdo con lo que dice Monseñor Aguer.
Es muy conocida la llamada Edad de Hierro de la Iglesia en la Edad Media,
y creo que vamos camino de de una nueva. Parece que la "Madre Naturaleza" es el nuevo Dios.
13/06/22 12:22 PM
hornero (Argentina)
Como van las cosas es posible que la pulmonía de la Iglesia se complique con afonía, o con un ACV, causados por no hablar, no predicar, y callar las Palabras de Cristo y de María. Afonía y parálisis cerebral son consecuencias lógicas de un colapso caótico en su Misión. De un cese de respirar la Verdad que el Espíritu Santo alienta sobre ella.

Para hacerlo más claro. Si hubiesen aparecido y hablado Alejandro Magno, Julio César, o Napoleón, fotos, videos y periodistas incluidos, el mundo se hubiera puesto de pie de un salto, acudirían a ver y a oír esos eminentes discursos que se referirían, sin duda, a la suerte del mundo.

Hay aquí Alguien más grande que aquellos: Cristo y Su Madre.

Si un barco peligrara hundirse, todos estarían pendientes de las palabras del capitán, minuto a minuto. María habla todos los días porque el mundo se hunde, pero nadie le presta atención. Tal es la situación del bloqueo espiritual de la Iglesia y de la humanidad.

Desde el Papa a los Pastores, desde éstos a los sacerdotes, manifiestan un cerrado rechazo a la Misión extraordinaria que María lleva a cabo por encargo de Cristo. No pueden argüir ignorancia, tienen medios de sobra para informarse.

Por eso, la pulmonía de la Iglesia puede complicarse con afonía total, o con un ACV.


13/06/22 11:18 PM
Ernesto Quintas
Con el débito respeto Padre no comparto lo expresado.
La Iglesia se ha alejado del evangelio desdé hace mas de una centuria. La que debia prevenir y guiar se dedico a comer de las ofrendas inmoladas a los ídolos.
Desde hace muchos años la Iglesia se olvidó de los pobres, de la ley mosaica, del año de remision y del año jubilar. Pero sobre todo esto le sumo el olvido de protejer a los mas necesitados de la usura.
Asi los pobres quedaron atrapados en el paradigma capitalismo vs comunismo. En canas discusiones intelectuales. Usted proclama que los evangelistas
14/06/22 12:20 AM
Anibal
El Papa no es peronista.
La Teología del Pueblo es la T. de la Liberación haciendo "entrismo" en la masa obrera argentina que es catolica y no comunista en parte gracias a Perón. "Al amigo todo, al enemigo ni justicia" es el viejo dictum romano: "adversus hostes aeterna auctoritas". Y él mismo lo reemplazó por "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino". Lamentablemente Francisco no lo entiende así, y se metió de lleno en la mala política de nuestro país, lo que le impidió visitar, para nuestro dolor y verguenza, como Papa su propia patria.
No es culpa de Perón.
18/06/22 5:52 PM

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