Simplemente, ¡gracias!

Me parece importante destacar cuánto me ha ayudado en todo momento la fuerza liberadora de la obediencia. Desde el mismo momento en que recibí el nombramiento del Santo Padre, me percaté de que hay que ser mucho más valiente para mandar que para obedecer.

Ha pasado ya un año desde aquel 21 de noviembre de 2009, en el que recibí del Santo Padre el nombramiento como obispo de San Sebastián. La llamada “toma de posesión” tuvo lugar a penas un mes y medio más tarde, el 9 de enero del presente año.

Me habéis pedido un testimonio sobre mi experiencia en este primer año, y no he dudado en hacerlo, porque siento que tengo una deuda de gratitud muy grande hacia muchísimos de vosotros, no sólo hacia los que sois diocesanos de San Sebastián, sino también hacia los fieles de muchos lugares de España. Soy consciente de que se ha orado con mucha intensidad por mí y por la diócesis que se me ha encomendado. Me parece que es de justicia expresarlo públicamente y agradecerlo.

En este sentido, lo primero que quiero destacar es el poder de la oración. Los católicos creemos en la “comunión de los santos”; que es un misterio que nos recuerda al principio de los vasos comunicantes, de forma que resultamos ser corresponsables del destino del destino de los demás, y actores activos en los problemas del mundo y de la Iglesia.

Sí, no lo dudemos, la oración tiene mucho, muchísimo poder. Yo he sido -¡estoy siendo!- testigo de ello. A muchas personas que en numerosas ocasiones se me han acercado para manifestarme su compromiso de oración intercesora, les he respondido: “Sepa usted que su oración no se ha perdido por el camino, sino que “me ha llegado” puntualmente”.

Otro gran don de Dios en este año ha sido el ejercicio de la paciencia y de la aceptación de las deficiencias con las que uno se encuentra, incluidas sus propias limitaciones. Recientemente he leído en el diario de Unamuno lo siguiente: "El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por aceptación!". Para poder ayudar a transformar cualquier situación, lo primero que se necesita es abrazarla y amarla. Difícilmente podemos contribuir a la sanación de las heridas y a la comunión de la Iglesia, si antes no hemos asumido las circunstancias como una realidad de la que hay que partir. Lo principal es abrazar por encima de todo la voluntad de Dios, que comienza por un amor personal a cada uno de los que se nos han encomendado.

También me parece importante destacar cuánto me ha ayudado en todo momento la fuerza liberadora de la obediencia. Desde el mismo momento en que recibí el nombramiento del Santo Padre, me percaté de que hay que ser mucho más valiente para mandar que para obedecer. Da mucha paz y mucha tranquilidad el ser consciente de que uno no ha buscado nada por su cuenta, sino que se limita a responder a la llamada de la Iglesia. El principio de la obediencia en el seno de la Iglesia nos hace auténticamente libres: ¡Libres de ambiciones, libres de dudas, libres de temores...! Citando nuevamente el diario íntimo de Unamuno, recuerdo otro de sus pensamientos: "Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente".

Y, finalmente, quiero dar testimonio de que la realidad es muy diferente a lo que la distorsión mediática nos hace llegar. Por lo general, en los medios de comunicación se tiende a destacar el morbo, el escándalo y la división en el seno de la Iglesia... Y ocurre que la vida interna real de la Iglesia es la gran desconocida para quienes solamente la conocen a través de los “mass media”. Cualquier polémica suele alcanzar unas proporciones mediáticas desorbitadas, siendo así que la comunión interna de la Iglesia está muy por encima de las dificultades, que tanto gustan de destacarse, casi siempre de forma distorsionada.

Si un obispo quisiera tener la máxima resonancia mediática, no necesitaría otra cosa que convocar una rueda de prensa anunciando su contestación contra el Papa. ¡La sala de prensa se quedaría pequeña, y el trato privilegiado de la mayoría de los medios estaría asegurado!

Pero la “fotografía” que se transmitiría a la sociedad sobre la vida real de la Iglesia sería falsa. Es obvio que la “comunión en la Iglesia” no es noticia; y, sin embargo, es muchísimo más firme y consistente que el disenso y la división. Si es verdad que las olas agitan la nave de Pedro (Mc 4, 35ss), mucho más impresionante es comprobar cómo ni los embates externos, ni nuestros propios pecados han sido capaces de acabar con la travesía bimilenaria de la Iglesia de Cristo.

¡¡Es mucho más lo positivo que lo negativo!! Doy fe de ello por mi experiencia en este primer año como pastor de la Diócesis de San Sebastián. Sólo me resta agradeceros vuestro amor y apoyo a los pastores de la Iglesia. Simplemente, ¡gracias!

 

+ José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

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7 comentarios

fernando
Le doy las gracias por las explicaciones que da en radio maria sobre el catecismo y me alegra como descendiente de vascos que este Ud, de Obispo de san sebastian tierra de hombres agerridos que sabran apreciar su valor para cumplir los mandatos del Magisterio de la Iglesia.
La Paz
18/11/10 11:09 AM
Catholicus
Gracias a usted por su Testimonio Monseñor, Dios le bendiga!
18/11/10 7:09 PM
Miguel Antonio Barriola
Me sumo a los agradecimientos a tan lúcidas consideraciones de Mons. Munilla.
Ha recibido la enorme gracia de la fortaleza y la prudencia frente al panorama no muy halagüeño, que se le presentaba. Pero, munido de la fe y cumpliendo con lo que el Papa le había encargado, se ve que va saliendo airoso en su difícil ministerio, sin pagar tributo alguno a la sed de protagonismo, tan propia de los medios de comunicación actuales.
18/11/10 10:08 PM
Koko
Gracias por su testimonio y por la gran labor de comentar el Catecismo de la Iglesia.
18/11/10 11:38 PM
Sigo orando por usted Monseñor. Dios le de fuerzas y le ilumine en su ministerio.
21/11/10 9:10 PM
Jose Luis Sanchez de Lamadrid
Los oyentes de Radio María, entre los que me cuento, seguramente estarán de acuerdo conmigo en que nosotros también le debemos dar gracias a Dios y a usted, por las doctísimas y clarísimas lecciones que nos da diariamente al explicar el Catecismo de la Iglesia Católica. La de hoy ha sido toda una homilía sobre la parábola del hijo pródigo.Muchas gracias.
25/11/10 8:00 PM
sandra
Gracias por sus palabras soy una oveja descarriada que me encuentro alejada de la iglesia y muy confundida en mi fe por todo lo que se dice de los sacerdotes , del Papa y de la iglesia ,aunque me duelen las críticas ,pero lo que más me confunde es que el mensaje a nivel mundial de los sacerdotes no es unánime,por un lado he leido su forma de pensar y me tranquiliza porque siento que es la forma en que me educaron pero otros sacerdotes los escucho muy politizados y con un discurso muy de los de izquierda revolucionaria muy de moda aqui , en latinoamérica , y dichos como que Dios todo lo perdona y no hay infierno y esas cosas .entonces me alegra saber que dentro de la iglesia hay una vision positiva y de unión , pero las personas que estamos en crisis de fe como yo , en quién debemos creer? en qué clase de sacerdotes ?
no confío en nadie y eso me aleja de la iglesia pero siento muy mal espiritualmente , aunque no dejo de ayudar a quien me necesita, todos los dias pasan muchos necesitados por lapuerta de mi casa, y me conmueven profundamente y trato de ayudar en la medida que puedo ya que no soy adinerada.Cómo hago para recuperar mi fe en los sacerdotes y en la Iglesia?
me gustaría poder comunicarme con usted. gracias . (desde Argentina)
29/11/10 6:33 AM

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