¡Que se lo crean, leñe!

¡Ay de quienes se echaron atrás y desde las barricadas siguen bombardeando a la Iglesia!. ¡Ay de quienes predican una fe propia, la que ellos creen, no la que nos dejó Jesucristo!. ¡Ay de quienes buscan hacer cambios por fuera que no impliquen cambiar por dentro!

Esta es una carta abierta, una queja con sordina, un desahogo tras constatar año tras año que quienes debieran llevarme a amar más a Dios y a mis hermanos, se han convertido en piedras secas, áridas. Se pasan la vida quejándose de la falta de democracia de la Iglesia, de sus riquezas, de su necesidad de cambio. Todo es hablar para criticar. Y mira por dónde cuando a uno no le gusta lo que ve, lo mejor es proponer medidas que solucionen la situación. Medidas coherentes, lógicas.

Pero no es así, las medidas pasan por ser más mundanos que un ateo guay y solidario, humanista y buena gente. Y así no vamos a ninguna parte. ¿Sería posible que los mismos religiosos agrios y desabridos que aparecen un día tras otro para hacer la cama del laicismo más casposo, pensasen en encender la llama de la fe a su alrededor?. ¿No será que son incapaces de contagiar la fe porque la mal viven?. Se trata de estar convencidos de que llevamos entre brazos un tesoro en vasijas de barro, pero un precioso tesoro. ¿Se lo creen?.

Me pregunto una y otra vez por qué tengo que leer a teólogos que no creen en la resurrección, ni en los dogmas de la Iglesia, que se pasan la vida criticando sin poner una pizca de sal en el cocido de la fe. Ese cocido que se huele, que da aroma, cuando es guisado con amor. Dar buen sabor a nuestro alrededor, ser testigos vivos de la fe, eso es lo que demanda la Nueva Evangelización. Que parece que todo se ha convertido en puro marketing vacío de contenido. Planes y deliberaciones, reuniones para tomar medidas, cuadernos con gráficos llamativos que no sirven para nada. Y exigencias a los superiores para cambios que tampoco son necesarios. Porque lo que siempre ha tratado la Palabra de Dios es hacernos cambiar por dentro a nosotros, convertirnos de verdad, hacernos nacer a una nueva vida.

Las congregaciones se quedan en números rojos, muchas de ellas al borde del precipicio. No tengo ni idea de a qué se han dedicado estos últimos cuarenta años, pero de algo estoy segura, les ha ido fatal. Y la autocrítica viene bien. Pero sobre todo una tiene la impresión de que la sociedad tal y como está ahora mismo necesita más que nunca de la vida religiosa, sea como sea. Siempre que sea auténtica, creíble. Siempre que no se pare a convertir la fe en mera solidaridad y asistencialismo, sin un gramo de esfuerzo personal para trasformar la propia vida. Dejándose moldear por la gracia, suplicando y orando porque la fe irradie.

Me da la sensación de que se han terminado por aburrir de ver como nadan contracorriente y se agotan sin resultados. Y lo único que tienen que hacer es ser, ser de verdad aquello que prometieron al Señor. Y rebosar por los bordes la alegría de llevar entre manos la mejor parte. Nadie puede evangelizar si antes no está completamente evangelizado. Y para eso nada mejor que orar con la Palabra de Dios. ¿Pero de verdad hoy están dispuestos a evangelizar?. ¿No será que pensamos en un Dios que es un Padre bueno que nos va a acoger hagamos lo que hagamos?. ¿No será que hemos terminado por convencernos de que siendo buenas personas el resto sobra?.

Y así, con esos mimbres cómo es posible evangelizar. Si no hay fuego en nuestro interior por mostrar una vida que vale la pena ser vivida. Para convencer a alguien de que algo merece la pena, se tiene que tener una buena dosis de convicción en lo que se hace. Pero si todo se ha convertido en mera rutina burocrática. En un mercadeo de las cosas sagradas, en un vivir de la palabra sin un gramo de coherencia, en un echar balones fuera; no esperemos que nadie desee acercarse a la fe, que nadie tenga ganas de conocer qué nos hace tan alegres, tan comprometidos, tan buena gente.

¡Ay de quienes se echaron atrás y desde las barricadas siguen bombardeando a la Iglesia!. ¡Ay de quienes predican una fe propia, la que ellos creen, no la que nos dejó Jesucristo!. ¡Ay de quienes buscan hacer cambios por fuera que no impliquen cambiar por dentro!. Nada de todo eso les preocupó a los santos que nos precedieron. Ellos se ocuparon de su pequeña parcela con el corazón en la mano. Y no necesitaron campañas publicitarias, porque ellos mismos reflejaban en su vida aquello que todos nosotros necesitamos reflejar: la mirada de Cristo, la pasión por la salvación del ser humano. La creencia de que somos una gota necesaria, en el desierto árido de la increencia que es el mundo.

Deseo de verdad que todos esos esforzados testigos de Cristo, vivan plenamente convencidos de que lo que llevan entre manos vale la pena. ¡Que se lo crean, leñe!.

 

Carmen Bellver

Publicado originalmente en Diálogo sin Fronteras

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8 comentarios

Llanos de Alba
Camen, os puedo leer, pero no puedo participar ya que no me dejan entrar, no es la primera vez que ocurre, o sea que tengo que esperar al técnico y saber porqué oculta razón solo me pasa en Periodista Digital. (no he podido hacer lo que me recomendaste) Un afectuoso saludo
31/01/12 8:52 PM
Juan Mariner
Toda la gente que ataca a la Iglesia desde dentro y desde fuera, hoy por hoy, comparten un mismo denominador común: adulan, apoyan y adoran al poder político-económico imperante: el masónico liberalismo (los más marxistoides pretenden hacernos creer que no, pero son sus más acérrimos defensores en esencia). De momento habrá que esperar a auténticos reformadores de la Iglesia (porque no todo va bien)al estilo de San Juan de la Cruz y Sta. Teresa de Jesús; éstos que vemos en los periódicos y televisiones son la voz de su amo "liberal-masón" y de antemano ya sabemos qué dirán: todos los típicos tópicos malvados de los enemigos de la Iglesia desde hace 2.000 años (en algunas zonas del Planeta a los católicos no nos pueden matar, y tienen que hacerlo por otros medios).
31/01/12 9:58 PM
Antonio Sebastián
Tal vez se han olvidado de AMAR. Lo que evangeliza es AMAR. Es el AMOR lo que convierte.
31/01/12 10:14 PM
Percival
El Papa repite algo sumamente interesante y acertado, especialmente en la Carta Ap. Porta Fidei: damos por supuesta la fe en Jesucristo.
Creo que estamos fallando en lo esencial, porque lo damos por supuesto y por adquirido de una vez por todas.
La inmensa mayoría de estas personas que combaten la doctrina de la Iglesia, y a la Iglesia, desde dentro, es que han perdido la fe hace tiempo y la han sustituido por otra cosa.
Hay que decírselo claramente. Y orar por ellos.
1/02/12 12:26 AM
clavel
El mundo, hoy se divide en dos: Los de a favor de la Iglesia católica, de veras; y los en contra. Y en esta última están: los socialistas, comunistas, falsos teólogos, falsos cristianos.
1/02/12 10:38 AM
miscato
valiente,Carmen.Muy bien dotada dialécticamente,eclesialmente y lingüísticamente.El sacramento de la Confirmación lo conservas íntegro.Adelante
1/02/12 12:16 PM
Llanos de Alba
Cierto Percival, espero, y lo digo sin animadversión, que entiendan que el amor a Dios no es caduco, ni va en contra de los tiempos, ni entiende de métodos de educación social porque se acomoda a los cambios en cada generación, porque cada generación tiene sus pobres, enfermos, ancianos etc. El Señor no trata de que le caigamos bien, ni siquiera que sea cómodo el seguirlo, al contrario, exige esfuerzo y compromiso, el amor que nos pide es desinteresado, generoso, no se puede describir porque es pura práctica

Últimamente van sobrados de todo; dinero, orgullo, y prepotencia, dando juicios de valor creyéndose jueces y estar por encima de los demás, sus ídolos son: la imagen, el estatus, el selectísimo intelecto con título que lo avale.

Pero hay veces, que te encuentras con algún despistado o despistada que va a su aire, ejerciendo una vida “muy por delante de lo que actualmente se practica”, y tranquiliza saber que va haciendo camino esperando que alguien le siga… a ellos, a los desconocidos mi pensamiento.
1/02/12 2:49 PM
Nelson Medina
Me gusta el tono de tu denuncia, Carmen. ¿Puedo sugerir algo? El texto ganaría si muestras también algunas (varias, y de distinto tipo) luces que miran hacia el futuro. De otro modo, suena a juicio demasiado englobante.
16/02/12 6:31 PM

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