Cuatro pandemias para una eutanasia

Cuatro pandemias para una eutanasia

No que se obligue a «ofertar» la muerte eutanásica como suicidio asistido y subvencionado en todos los centros de salud; no que se puentee al médico o enfermera que por motivos de conciencia no acepte ser cómplice de lo que más contradice su profesión, mandando en ese caso, desde un macabro banquillo, a un matarife suplente.

Son cuatro las pandemias que porfían por doquier. Cuatro por lo menos. Pero el cómputo no es fácil de hacer con precisión, de tantas otras que surgen concatenadas como consecuencia de una u otra de entre las primeras señaladas. No será fácil ir adquiriendo las cuatro vacunas correspondientes para estas cuatro pandemias.

Está la pandemia sanitaria de un virus real que extrañamente se ha expandido por todo el mundo sin respetar fronteras ni controles de aduanas, sin reparo de lenguas ni culturas, pero incidiendo como siempre en los más pobres sin que nadie esté seguro ante su despiadado mordiente que contagia y que mata a mansalva. Habrá que observar y hacer observar las medidas razonables que nos permitan cuidarnos y protegernos ante algo que es objetivo y grave.

Está luego la pandemia política, cuando hay mandatarios que tienen en un puño a su país, con algunas medidas dudosas e intermitentes, que no responden tantas veces a su eficacia sanitaria sino al cálculo oportunista de los controles demagógicos que se aliñan con mentiras repetidas, con tramposos paternalismos que cercenan la libertad, censuran la protesta legítima impidiéndola, mientras se ensaya un confinamiento de diseño para ir introduciendo leyes liberticidas que manipulan ideológicamente la educación, e imponen cauces matachines para una eutanasia sin debate y sin escucha de la sociedad civil a la que se niega la palabra. Es una pandemia esta que tiene su hoja de ruta, y que se acelera con su prisa propia para ganar terreno antes de que por algún motivo puedan perder las siguientes elecciones quienes esto cocinan con su alquimia venenosa que reescribe la historia, divide y enfrenta a los pueblos para imponer su fracasada dictadura destructiva.

Viene después la pandemia laboral, en la que sectores de la población activa quedan al pairo del más devastador desamparo destruyendo puestos de trabajo, la viabilidad de empresas y de pequeños negocios. Esto origina no sólo la vulnerabilidad social de un pueblo confinado ideológicamente, sino la tristeza desesperada de tantas familias que ven caer lo que con tanto esfuerzo y generosidad habían ido construyendo a través del tiempo. Una sociedad empobrecida y sin trabajo es una sociedad manipulable desde un subsidio que la hace dependiente, convirtiendo en rehenes al dictado a quienes han vapuleado hasta noquearlos en el más desarmado desarme sin que puedan rechistar bajo las amenazas penalizadoras.

Y está la pandemia personal, que con todas las anteriores en curso, suscita miedo, tristeza y desesperanza en tanta gente. He visto ese rictus en rostros cercanos, en personas inocentes que sufren en su propia piel lo que no pueden ocultar en la mirada de sus ojos cuando se asoman a este horizonte devastador.

Y en este horizonte se cuela de modo exprés también la ley de eutanasia, sin una demanda social real, que evita tener que afrontar el compromiso por lo que realmente pide la gente: ser sostenida en su debilidad terminal con los cuidados paliativos que no le imponga la muerte. Este es el camino justo y humano, el que respeta la dignidad y acompaña debidamente a quien desea vivir hasta el final, sin encarnizamiento terapéutico, pero aliviado en sus dolores con ese cuidado que palía el sufrimiento y la angustia. Los médicos y enfermeras así lo están diciendo en su inmensa mayoría, así lo reclaman las familias y hasta los mismos ancianos o enfermos graves. No que se obligue a «ofertar» la muerte eutanásica como suicidio asistido y subvencionado en todos los centros de salud; no que se puentee al médico o enfermera que por motivos de conciencia no acepte ser cómplice de lo que más contradice su profesión, mandando en ese caso, desde un macabro banquillo, a un matarife suplente. Es jugar a ser dios, controlando la vida antes de nacer, al término de su periplo, y cuando, vulnerada, sobrevive entre acosos y derribos. Es poner a disposición del egoísmo la voracidad ante una herencia que se anticipa impunemente.

Como decía el Papa Francisco: «La eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos. La respuesta a la que estamos llamados es no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza». Los obispos hemos invitado a responder con la oración y el testimonio público que favorezcan un compromiso personal e institucional a favor de la vida, verdadero don de Dios, los cuidados y una genuina buena muerte en compañía y esperanza hasta la eternidad.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

 

12 comentarios

José A.
Bueno, como en todas las profesiones, se pueden encontrar médicos y enfermeros psicópatas que disfruten quitándole la vida a la gente. Auténticos Dres. Mengueles o Dres.Aníbales Lecter que no sienten ningún tipo de remordimiento por acabar con la vida de seres humanos inocentes. Ya tenemos médicos y enfermeras que practican abortos así que por qué no médicos que acaben con la vida de viejos, enfermos, deficientes y trastornados. Hitler fue un adelantado en su tiempo y la izquierda actual son sus herederos.
19/12/20 12:40 PM
Carlos
Pues mira quien quiera la eutanasia que se la haga luego y el médico que haga la eutanasia ellos verán todos pasaremos por el tribunal de Dios... y los políticos arderan.
19/12/20 1:44 PM
Nova
Así es, efectivamente. Tal como denuncia Mons. Sanz Montes, la proposición de ley socialista de eutanasia amenaza con sanciones brutales a los hospitales y a las personas que están al frente de ellos, si no colaboran en la práctica de la eutanasia; que, en este caso, es eutanasia activa, envenenamiento puro y duro de los pacientes. A quienes dirigen los hospitales no se les reconoce el derecho a la objeción de conciencia, lo que va a conllevar una fortísima discriminación de las personas provida; las cuales, si quieren ser fieles a su conciencia y sus valores, quedarán excluidas de la dirección de centros sanitarios. Todo muy "democrático" y muy "libre", sí...
19/12/20 5:02 PM
Chus
"Es poner a disposición del egoísmo la voracidad ante una herencia que se anticipa impunemente."
Gracias por poner el dedo en la llaga. Y veremos, tiempo al tiempo -para "motivar" al entorno- cuanto tardan en aparecer beneficios fiscales a los herederos en el impuesto de transmisiones en caso de deceso por eutanasia.
Jugada maestra, dos piezas en un golpe, mortal de necesidad: la Vida... y la Familia.
19/12/20 5:49 PM
José
No le cambio ni una coma. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?. Feliz Navidad, que nos nace un Niño Dios que consolará a los que sufren pero no sé si perdonará nuestros pecados
19/12/20 8:19 PM
Juan Pablo B.
Matarifes ....es la palabra .
19/12/20 9:44 PM
Pepe
Creo que roto el principio de que toda vida humana debe ser protegida, aunque al principio se planteen restricciones sobre el papel, se ira volviendo cada vez más relativa, la pendiente resbaladiza. Porque ya deja de ser un principio absoluto y dependerá de las interpretaciones, para unos más restrictiva y para otros más amplias.

Si se trasmite la idea de que hay vidas que ya no merece la pena que se continúen, va a ser más difícil convencer a otros que tienen que hacer esfuerzos y sacrificios con personas con limitaciones similares, más difícil cuanto más costoso ó esfuerza requiera. Se vió en Holanda que tiene eutanasia y que con la pandemia se pedía a personas de determina edad que no fueran a los centros de salud.

En la película francesa "Intocable", que cuenta la historia de un hombre con parálisis que contrata como asistente a un joven negro de un barrio marginal y terminan siendo amigos, hay una escena en la que de dice, "al menos soy un paralítico rico". Al final con esta ley los enfermos ricos tendrán mejor calidad de vida y pedirán menos la eutanasia, sin embargo los que sean pobres y tengan peores condiciones la pedirán más.
19/12/20 9:58 PM
Francisco
Geniales las palabras del Arzobispo de Oviedo. Franciscano, amante de la vida. AMGD
20/12/20 9:31 PM
Millán
Algo así deberían haber promocionado desde la CEE y muchos obispos en sus Diócesis en vez de estar jugando al gato y al ratón, en declarar que quieren ser puentes e insistir en el diálogo con alguien que ni quiere dialogar ni quiere pactar, sólo quiere pisar, destruir e imponer su malvada ideología.
Mucha tibieza, ir cada uno a lo suyo y mucha falta de gobierno.
21/12/20 11:44 AM
Manuel Rodríguez Blanco
Bien por mi Arzobispo. Gracias
21/12/20 1:58 PM
veritas liberabit
Verdades certeras y bien expresadas. Pastor que denuncia a los lobos que van contra el rebaño y que, sufre las dentelladas venenosas, de los enemigos. Pero debía haber muchos más pastores alertando contra la voracidad de los que son lobos con piel de oveja, como bien advirtió el Buen Pastor.
¿Y ahora va la sociata de turno y clama contra él? Pues que bien porque, aunque a la dirigencia imperante gobernante les falta cultura en general, y moral en todos sus miembros, porque si la tuvieran no estarían ahí con su aquiescencia o silencio, se realiza lo que dejó escrito el procer de la lengua española: "ladran, Sancho, luego cabalgamos".
El mal y los que lo siguen, obrando el mal, quieren que nadie les plante cara ni les diga la verdad porque no soportan "que sus obras vengan a la luz" y sean denunciadas. ¿Es tiempo de callar? Pues no, es tiempo de testimoniar, tiempos de Juan Bautista , que no calló. ¿El final? queda en manos de Dios, pero nunca tiene que ser el silencio que El no aprueba.
22/12/20 12:30 PM
Juan Bautista García
Creo que la eutanasia no es una buena ley, especialmente porque no tiene en cuenta la Biblia. Mi primo José Ramón García Alonso, quizás usted le conocía, fallecido hace unos meses en Oviedo, él tenía interés en, juntamente conmigo, en que cuando saliese de su confinamiento del coronavirus, visitaría la hemeroteca para saber en cuando, y donde habían nacido nuestros padres. Al no poder ser, ¿sería usted tan amable en hacer lo que él no pudo llevar a cabo? Si hay disposición, entonces recabaría algunos datos que le permitieren hacer la indagación al respecto. Perdone, que me haya salido del tema, pero considero lo que fue su última voluntad expresándomela telefónicamente, cuando estaba en su confinamiento.
¡Gracias!
Co afecto en el Señor Jesucristo,
Juan Bta. García Serna
23/12/20 10:48 AM

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