Santos españoles entre los mártires de Japón (Mc. 1, 28)
En 1549 muchos japoneses se convirtieron a la fe católica cuando el jesuita S. Francisco Javier llegó a Japón, pero tuvieron que esconderse o dejar la isla unas décadas después cuando comenzó una persecución. El 5 de febrero de 1597 ejecutaron a 26 mártires en Japón traspasándoles con lanzas mientras colgaban de cruces con argollas de hierro. Les habían cortado parte de la oreja izquierda y hecho andar 600 millas en invierno de Kyoto a Nagasaki (lo cual hicieron cantando el Te Deum, rezando el Rosario y cantando salmos que habían aprendido en la catequesis), pero todavía les quedaba fuerzas para alabar al Señor y predicar desde sus cruces.
S. Felipe de Jesús, el primer santo mejicano, fue el primero en morir, pero S. Pablo Miki, (jesuita japonés e hijo de un capitán que estudiaba para el sacerdocio) es el más conocido predicador entre los mártires, aún colgado de su cruz:
“Al llegar este momento no creerá ninguno de vosotros que me voy a apartar de la verdad. Pues bien, os aseguro que no hay más camino de salvación que el de los cristianos. Y como quiera que el cristianismo me enseña a perdonar a mis enemigos y a cuantos me han ofendido, perdono sinceramente al rey y a los causantes de mi muerte, y les pido que reciban el bautismo.”
¿Y los demás 24? ¿Sabía que al menos cuatro de ellos eran españoles?
S. Pedro Bautista (48 años), de San Esteban del Valle (Ávila) era Embajador de España, comisionario de los franciscanos y “Padre de los pobres leprosos”. S. Martín de la Ascensión (30 años) de Guipúzcoa amaba rezar por la noche y era compañero de S. Francisco Blanco de Monterrey (Orense), que era pacífico, silencioso e inteligente. Estos dos santos andaron a Sevilla y de allí fueron mandados a las Islas Filipinas. S. Francisco de S. Miguel (53 años), de La Parrilla (Valladolid), solía decir: “Mañana tañerán a comer” cuando querían convencerle que dejara de ayunar. Se sintió inútil en Japón y a veces deseaba volver a Filipinas, pero el Señor tenía otros planes para él.
Al menos esos cuatro eran españoles, ya que de uno de los mártires, S. Matías, sólo se conoce el nombre porque se ofreció en lugar de otro Matías que buscaban los soldados. Los padres de dos de los mártires eran de nacionalidades diferentes: S. Antonio (13 años), que murió cantando a pesar de ver las lágrimas de su madre japonesa al pie de su cruz tenía un padre chino. El padre de S. Gonzalo García era portugués pero su madre india. Ese santo patrono de la diócesis de Bombay tartamudeaba el portugués pero hablaba muy bien en japonés. Convirtió a S. Gabriel (19 años), que hasta su conversión servía a un alto oficial.
Los mártires tuvieron diferentes oficios: un carpintero (S. Francisco), un forjador de espadas (S. Cosme Takeya), un fabricante de arcos y flechas que ayudó a construir iglesias (S. Miguel Kozaki), un farmacéutico que solía tener un mal carácter (Sto. Tomás Dangui), un fabricante y vendedor de tejidos de seda (S. Juan Kinuya, 28 años) y un médico (S. Francisco) que se convirtió y convirtió a su mujer tras llevar consigo por cuatro años un rosario de un señor feudal japonés.
Se nota también en la vida de otros mártires la importancia de compartir la fe en familia. S. León Karasumaru (que ayudaba a los franciscanos a construir iglesias, comprar propiedades y dirigir hospitales) había sido bautizado por jesuitas y era un catequista de los franciscanos (como S. Cosme Takeya). Era el hermano menor de S. Pablo Ibaraki, un samurai bautizado por los jesuitas que fabricaba vino de arroz. Ambos eran tíos de S. Luis Ibaraki (12 años) que reía y cantaba a lo largo del mes de tormentos. Otro mártir, Sto. Tomás Kozaki (14 años) se había hecho franciscano con su padre y escribió una carta de despedida a su madre tras su condena.
Los mártires del Japón mostraban un gran aprecio por haber recibido su fe. S. Diego Kisai (64 años) atendía a huéspedes en casa de los jesuitas, quienes educaron a muchos (como S. Juan de Gotoo). S. Pablo Suzuki (49 años) era catequista y murió 13 años tras su Bautizo. S. Joaquín Sakakibara (40 años) fue bautizado por un catequista cuando estaba muy enfermo y se hizo cocinero del convento franciscano en agradecimiento. También fue a un convento franciscano S. Ventura, que huérfano de madre fue puesto en un monasterio budista, pero lo dejó al enterarse de que había sido bautizado de niño. En su martirio pidió por su padre y madrastra.
Esos mártires vieron el fruto de su ejemplo cuando un joven enviado por un sacerdote para asistirles de camino a Nagasaki se unió a ellos (S. Pedro Sukejiro). De 1613 a 1637 el catolicismo fue oficialmente prohibido, pero en el s. XIX volvieron los misioneros. Aunque la gran mayoría de los japoneses todavía no son católicos, en septiembre del 2008, fue elegido como primer ministro Taro Aso, el primer católico en ocupar el puesto y cuyo abuelo se convirtió al catolicismo poco antes de morir.
[Fuente sobre los 26 Mártires de Japón: “La Colina de los Mártires, Nagasaki”, por Diego R. Yuki, S.J.]
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En el portal de la Agencia Fides se puede uno apuntar para recibir por e-mail las noticias diarias de la Agencia Fides, pero también encontrar estadísticas de la Iglesia de 1997 a 2002. Allí se ve que de 2000 a 2002 disminuían a nivel mundial los números de sacerdotes, religiosos y religiosas, pero en Asia los números aumentaban y mostraban el mayor crecimiento de sacerdotes diocesanos y religiosos (+1.937 en 2002).
También se puede encontrar en ese portal una sección de documentos muy interesantes, una sección de profundizaciones (con artículos por D. Nicola Bux, D. Salvatore Vitiello, Mons. Massimo Camisasca, D. Luciano Alimandi y Sua Ex. Mons. Mauro Piacenza), un librito de oraciones de cada día para los niños, una colección de oraciones de la Biblia y unos ejemplos de música católica de todo el mundo (como algunos himnos de las Jornadas Mundiales de la Juventud), además de un martirologio con nombres de misioneros que han sido matados por todo el mundo.
Nos dice el Evangelio del 4o. domingo de Tiempo Ordinario que la fama de Jesús tras curar a un endemoniado se extendió: “alcanzando la comarca entera de Galilea” (Mc. 1, 28). Hoy en día se extiende por todo el mundo, gracias a la labor de los misioneros y a la sangre de mártires como los de Japón. Nuestra Señora de Akita (Japón), ruega por nosotros.
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Conoce personalmente a algún misionero o admira a alguno entre los santos?
Mañana: los demonios - “éstos le obedecen” (Mc. 1, 27)
22 comentarios
La Paz
Una pena que la agencia Fides no actualice más sus datos estadísticos. La versión en italiano está actualizada en algún elemento hasta el 2006. Los datos son los del vaticano, pero no se como acceder a ellos por su página web
Solo añadir que felicidades por el blog. Sacar tantos temas.... y yo creía tener imaginación. Al terce día estaría agotado y sin temas.
La intención misionera del Papa para junio del 2010 menciona específicamente a las Iglesias en Asia: "Para que las Iglesias en Asia, que constituyen "una pequeña grey" entre poblaciones no cristianas, sepan comunicar el Evangelio y testimoniar con gozo su adhesión a Cristo." (Fuente: Agencia Fides)
Les pido a usted y a su familia sus oraciones y les mantengo en las mías. Un saludo.
Me ha encantado este artículo. Me ha gustado mucho ver a cada mártir como un cristiano normal, antes de dar la vida por Cristo.
También me parece una lástima que el portal de la Agencia Fides no esté actualizado, pero lo comprendo porque a mí me cuesta actualizar los índices de este blog, por ejemplo. Si se apunta a recibir las noticias, esas sí están al día. Recomendé lo que me pareció lo más aprovechable.
Respecto a los temas... pues, entre la cantidad de santos que hay y el Evangelio de cada semana, encuentro temas de sobra. Además, los comentaristas también me inspiran mucho. Pero, reconozco que el Señor me ha dado una gran facilidad para escribir. Un sacerdote me recomendó una vez que pusiera ese talento al servicio del que me lo dió y eso es lo que intento hacer.
Gracias por mantener vivo el recuerdo y el ejemplo de los martires de Japon.
"El que quiera salvar su vida la perderá,pero el que pierde la vida por mí,la salvará".Admiro,y mucho a C. de Foucauld,amigo espiritual.
Mostró gran perseverancia, como los mártires del Japón, que no desistieron a pesar del largo mes que aguantaron de camino a la cruz. Decía el Bto. Carlos de Foulcauld que cuanto más se abraza la Cruz, más estrechamos a Jesús que está clavado en ella. Al ver sus cruces, los mártires del Japón corrieron hacia ellas y las abrazaron, causando gran admiración entre los miles que lo presenciaron.
También es pertinente esta cita del beato: "Cuando se sale diciendo que se va a hacer algo, no se debe regresar sin haberlo hecho". Todos los intentos de hacer que los mártires apostaran de su fe fueron en vano. Tampoco desistió el beato cuando intentaba fundar una orden religiosa que le ayudara en su apostolado a los tuareg en el Sahara y no encontraba vocaciones (hoy en día hay 10 congregaciones religiosas y 8 asociacionies de vida espiritual que viven su carisma).
Hoy en dia, tambien en Japon, la Cruz esta de moda como accesorio o complemento: pendientes, colgantes, etc. Si supieran los jovenes japoneses y del mundo la fuerza de esa cruz... Desde luego si somos buenos testigos de la fe en Cristo, daremos muestra a esos jovenes de esa fuerza.
Oí a un sacerdote comentar en su homilía hace poco sobre cómo observó a un joven pobre y que llevaba una vida muy dura quedarse mirando un crucifijo en su iglesia (que veía por primera vez), comentando admirado sobre lo que sufrió Jesús. La Cruz sí debería de ser un adorno en nuestras vidas: los sacrificios que hacemos por amor de Dios, adornando nuestras almas sólo para agradar al que tanto nos amó primero, como hicieron los mártires de Nagasaki.
Un saludo desde los EE.UU.
Los Daimíos, señores feudales eran los dueños de Japón. Entre estos, se destacó Hydeyoshi que prácticamente era el dueño del Japón del sur desde cerca de Tokio hasta las islas meridionales. Los franciscanos tenían su convento en Kyoto y los jesuitas dominaban el sur. La indiscreción del piloto del barco español S Felipe, naufragado en Urado, cerca de Kochi al sur de Kyoto, o la discordia entre los jesuitas portugueses del sur y los franciscanos españoles más al norte fue el inicio de una violenta persecución. Hay aún 188 mártires que no sé si han sido beatificados. Lo intersante del caso es que a finales del XIX los cristianos de Nagasaki se entregaron al P. francés, nuevo misionero que les visitaba, por dos razones: Era célibe y veneraba a Maria.
Yo que soy natural de la misma localidad que Fray Martín de la Ascensión, os diré que su apellido no es La Ascensión sino Loinaz y que tomó el de La Ascensión como costumbre que era entonces de cambiarselo cuando se ordenaban sacerdotes tal y como lo hacen los papas en la actualidad que se cambian incluso hasta el nombre. Tomó este apellido pues en nuestra localidad se celebraban en su época, unas grandes y ancestrales ferias que comenzaban el día de la ascensión y duraban tres días. Esas ferias se han convertido en la actualidad en las fiestas patronales en uno de cuyos días se le saca en procesión junto a sus dos últimos discípulos, San Luis de Ibaraki y San Antonio de Nagasaky tambien martirizados.
Martín de Loinaz nació el 16 de Julio de 1566, en el caserío Amunabarro de la localidad Guipuzcoana de Beasain. Nació y creció entorno al señorío de Yarza, lugar que menciona en sus cartas, en más ocasiones que su localidad, por el poder que tubo este señor en dicha época. Fue hijo legítimo de Juan García de Loinaz y María Martín de Amunabarro. Fueron sus padrinos Martín de Aramburu y Marina de Aramburu. En 1583 a los 17 años de edad marchó a estudiar a la universidad y colegio mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares. Tomó el hábito franciscano el día 11 de mayo de 1585. Estudió filosofía y teología en el convento de San Sebastián de Auñon. En 1590 a los 24 años, se ordenó presbítero. Fue profesor de teología en el convento de San Bernardino de Madrid. Mas él quería ser misionero y se embarcó en el puerto de Sevilla rumbo a Nueva España el 15 de enero de 1593. Vera cruz, La Puebla de los Ángeles y finalmente Chirubusco donde conoció y tuvo como discípulo a fray Francisco Blanco. Aquel mismo año fue destinado a Filipinas y llegó a Manila en mayo de 1594. Pese a estar realizando una buena labor en esta tierra, fray Martín se había ilusionado con el Japón a donde fue enviado junto con fray Francisco Blanco. Arribaron el puerto de Nagasaki en mayo de 1596. Se dirigieron a pie a Meaco capital de Tenno, para ponerse a las órdenes de su superior fray Pedro Bautista. Tras un tiempo, fray Martín fue nombrado superior del incoado convento de Osaka.
El conflicto entre los partidarios y contrarios de la evangelización cristiana en Japón, ya venía desde 1555. Tras varias revueltas, los misioneros de Meaco y Osaka, fueron retenidos primero en sus casas y encarcelados más tarde. Aunque en un principio Taicosama tenía intención de crucificarlos a todos, finalmente decidió que el alcance del edicto comprendía solamente a los misioneros que habían llegado de Filipinas y a sus acompañantes japoneses. En total 24 personas más las dos que se les añadieron en el camino. El resto ya lo sabeis.
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Miguel, ¡muchísimas gracias por la información! ¡Qué interesante saber por qué fray Martín tomó el nombre "de la Asunción" y que se saquen de procesión a tres santos martirizados en Japón en las fiestas patronales de su comunidad! Le agradezco que se tomó el tiempo para compartir todos los datos que dejó en su comentario.
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Miguel, de nada y muchísimas gracias por la corrección. En efecto, "Ascensión" significa subir por los propios medios y "Asunción" por medio de otros. Por eso, como ya sabrá, se celebra la Ascensión del Señor y no de la Virgen María (suele ser a los 40 días del Domingo de la Resurrección) y la Asunción de la Virgen María (cuya fiesta es el 15 de agosto). Un saludo.
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