¿Tiene sentido decir que el sacrificio alegra?
S. Juan Bosco solía llevar a sus alumnos a visitar la tumba de Sto. Domingo Savio (1842-1857), su alumno más famoso, en sus excursiones campestres de verano. Les decía que había recibido una visión del niño santo en su gloria celestial. Oyó en esa visión: “Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María. Recomiéndele a todos que le recen mucho y con gran fervor. Y dígales a los jóvenes que los espero en el Paraíso".
Se conocieron sólo unos pocos años, desde que Sto. Domingo le pidió a los 12 años estudiar en su colegio. Pero, eso fue suficiente para que S. Juan Bosco se diera cuenta de su santidad y pudiera escribir la biografía de este santo, que escribió el día de su Primera Comunión: “Prefiero morir antes que pecar”.
Se ganó el afecto de sus compañeros (ganando el Premio de Compañerismo cada año) ayudando a los que querían pelearse a hacer las paces. Se mostraba siempre alegre y les recordaba que Jesús murió perdonando a los que le crucificaron. Dijo Jesús en el Evangelio del IV Domingo de Pascua sobre su vida : “yo la entrego libremente” (Jn. 10, 18), y Sto. Domingo Savio hizo lo mismo con su vida por Jesús. ¿Cómo puede uno encontrar alegría sacrificándose? ¿Qué sentido tiene?