Cómo aprovechar mejor nuestros deseos de ser santos
El Señor nos dice en el Evangelio de la Solemnidad de Todos los Santos: “Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.” (Mt. 5, 12) Hoy recordamos a los que han llegado a esa recompensa y que:
“en el huerto del Señor no sólo hay las rocas de los mártires, sino también los lirios de las vírgenes y las yedras de los casados, así como las violetas de las viudas. Ningún hombre, cualquiera que sea su género de vida, ha de desestimar su vocación: Cristo ha sufrido por todos. Con toda verdad está escrito de Él: Nuestro Salvador quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad.” (S. Agustín, Sermón 304).
Sta. Teresa de Lisieux explica:
“…comprendí que todas las flores que [Jesús] ha creado son hermosas, y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez… Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas…
“Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jardín de Jesús. Él ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos ds Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que él quiere que seamos…” (“Historia de un alma”, .pdf)
El P. Antonio Royo Marín, O.P., menciona en “La teología de la perfección cristiana” que cuando la hermana de Sto. Tomás de Aquino le preguntó al santo lo que debería de hacer para alcanzar la santidad, el santo respondió: “Deséala” y que Sta. Teresa de Jesús le daba gran importancia al deseo de la santidad. En “La ambición de ser santo” hablamos ya sobre la necesidad de desear la santidad, pero ¿cómo debe de ser este deseo de la santidad para que saquemos mayor provecho de él? Este es un fragmento del libro citado del P. Royo Marín, O.P. [traducido de una versión en inglés]: