Grandes cambios en una parroquia gracias a encuestas que responden unos pocos
El Evangelio del XXV Domingo de Tiempo Ordinario nos muestran cómo los apóstoles, al oír del Señor sobre Su Pasión, Muerte y Resurrección: “no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle” (Mc. 9, 32). ¡Qué contraste con la valentía con la cual darían su vida esos apóstoles tras Pentecostés!
Ese cambio lo anunció el Señor al despedirse de ellos en la Última Cena, tras prometerles el Espíritu Santo para guiarles: “Vosotros, pues, ahora tenéis tristeza; pero de nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegría. En aquel día no me preguntaréis nada…” (Jn. 16, 22-23) Sobre la fe cristiana ya no tendrían dudas, pero sobre ciertas prácticas sí se reunirían para decidir cuestiones por el bien de la Iglesia.
S. Maurico y sus compañeros mártires (s.III) son conocidos por ser de una legión romana de Tebea de la cual no hay muchos datos históricos, pero a la cual se han referido santos por preferir la muerte antes de renunciar su fe cristiana, aún tras ser diezmados (1 de cada diez había sido ejecutado). Todos, al final, dieron su vida por Cristo, pero cada cual tuvo que tomar su propia decisión, aunque algo habrá influído el liderazgo de S. Mauricio.
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Los dogmas de fe, declarados infalibles, no son debatibles, pero hay cosas que sí varían de parroquia a parroquia. Y si uno piensa que unos pocos no pueden hacer una gran diferencia para muchos, quizás cambie de opinión al ver los resultados de unas encuestas hechas en una parroquia de más o menos 2.000 familias, con apenas 100 personas respondiendo a la mayoría, pero con sus opiniones publicadas en los boletines y por Internet (enlaces de la encuesta en inglés).