Cómo funciona Correos

¿Alguna vez se ha preguntado lo que pasa con las cartas que manda cuando las echa al buzón?

El siguiente vídeo muestra de forma amena y en unos pocos minutos cómo una carta en Londres llega en menos de 24 horas a una isla escocesa a 800km de esa capital, donde cada hora pasa por Correos aprox. 150 mil cartas.

La señora que manda la carta en el vídeo esperó hasta el último momento para felicitarle a su hermano su cumpleaños y espera que llegue al día siguiente. Para hacerlo, la carta viaja por medio de seis modos diferentes de transporte:

Una vez superado el tráfico para llegar a Correos, se separan las cartas de los paquetes en una máquina que parece un barril y otra máquina detecta el fósforo en los sellos. Así las cartas pueden ser “leídas” por una cámara, que a su vez ayuda a un ordenador interpretar las direcciones para facilitar el reparto. El proceso tarda unos 20 segundos por carta.

También hay quienes se encargan de investigar las direcciones que no están completas (aprox. 400 por semana), entre las cuales no se encuentra la carta en cuestión. Al final del trayecto, se revela que el cumpleaños de Ned no es ese día, sino el siguiente mes.

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¡Cómo se las ha ingeniado el hombre para mantenerse cerca de seres amados y para enviar cosas hasta a desconocidos! Mucho más se esmera el Señor, que dice de sí mismo, el Hijo del hombre: “ha venido a salvar lo perdido” (Mt. 18, 11). Sin mirar la gran distancia entre Dios y el hombre, decide encarnarse.

Y por si fuera poco que el mismo Hijo de Dios nos mostrara en persona Su Amor, revela sobre los pequeños antes de explicar que el Buen Pastor va en búsqueda de la oveja perdida: “sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está en los cielos.” (Mt. 18, 10). Al instante comunican las necesidades que Dios Padre ya sabe que tienen los pequeños del rebaño. Ni un segundo tarda en proveer lo que le hace falta a cada uno.

Y si parece perderse algún alma sin dirección: “¿no dejará en el monte las noventa y nueve e irá en busca de la extraviada?” (Mt. 18, 12) Si un cartero del “Royal Mail” ("Correo Real") está dispuesto a pasar horas investigando una a una cada carta para ver la mejor forma de hacerla llegar a su destinación, ¡cuánto más hará el Señor, nuestro Rey que no hace nada por paga alguna sino por puro Amor Infinito!

Con toda confianza podemos decir: “Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior; examíname y conoce lo que pienso; observa si estoy en un camino falso y llévame por el camino eterno.” (Salmo 139, 23-24) Las máquinas de correos se pueden estropear, atascar, equivocar, pero Dios no. “Así no es voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que se pierda ni uno solo de estos pequeñuelos.” (Mt. 18, 14)

El Señor declara en el Evangelio del IV Domingo de Pascua que las ovejas que le ha dado Su Padre: “nadie las arrebatará de mi mano” (Jn. 10, 28). Como dice el Profeta Isaías: “Ahora, pues, así dice el Señor, que te creó, Jacob; que te formó, Israel: No temas, porque yo te he rescatado, yo te llamé por tu nombre y tú me perteneces.” (43, 1)

“Sión decía: el Señor me ha abandonado, y mi Señor se ha olvidado de mí. ¿Puede acaso una mujer olvidarse de lo que dio a luz, no compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaría. He aquí que te tengo grabada sobre las palmas de las manos y tus muros están siempre delante de mí.” (Isaías 49, 14-16)

“Y sabrás que yo soy el Señor y que los que en mí confían no serán confundidos. ¿Se le quita al guerrero el botín? ¿Se le escapan al poderoso los cautivos? Porque así habla el Señor: Si aun al guerrero se le quitaran los cautivos, si el botín del poderoso le fuera arrebatado, con tus adversarios lucharé y salvaré a tus hijos.” (Isaías 49, 23-25)

Y lo hizo con manos taladradas por clavos para que por ellas pudiéramos ver el Cielo. Esas eran las manos que contempló el Buen Ladrón al pedir al Señor que se acordara de él cuando llegara a Su Reino.

¿Qué Reino? El que se menciona hacia el final del Salmo cuyas primeras palabras dijo el Señor sobre la Cruz, contemplando esos muros de Sión, el Salmo 23 que comienza: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” pero en el cual se encuentra la respuesta de Dios Padre a Su Amado Hijo: “Porque no desdeñó ni despreció la miseria del desgraciado ni apartó de él su rostro, antes oyó al que imploraba su socorro. […] Porque del Señor es el reino, y Él dominará a las gentes.” (Salmo 23, 25.29) Ya sobre la Cruz recibía el botín del alma del Buen Ladrón, que no Le pudo arrebatar la muerte. Pidámosle que en nuestras vidas nunca soltemos esa Mano del Señor.

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Salmo 139

Señor, Tú me sondeas y me conoces, Tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, Te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos Te son familiares.

Antes que la palabra esté en mi lengua, Tú, Señor, la conoces plenamente; me rodeas por detrás y por delante y tienes puesta Tu mano sobre mí; una ciencia tan admirable me sobrepasa: es tan alta que no puedo alcanzarla.

¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?

Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente. Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar, también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha. (1-11)

[Foto de estatua de cartero: Rosarinagazo en Wikimedia Commons]

Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cómo es semejante o diferente la forma en que funciona Correos y cómo Dios nos hace conocer Su Palabra y Amor? ¿Cómo describiría la Mano de Dios?

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