La redención[1]
En el tratado de la vida de Cristo, que se encuentra en la Suma teología, Santo Tomás dedica cinco cuestiones a la pasión. En la última de ellas, se ocupa de su final, la muerte. En el primer artículo que le dedica, se plantea el problema de su conveniencia.
La tesis de Santo Tomas es que fue conveniente que Cristo muriese. Da cinco razones que lo prueban. La primera: «para satisfacer por el género humano, que había sido condenado a muerte por el pecado, según la sentencia que se lee en el Génesis: «El día que comáis de él, ciertamente moriréis»(Gn 2, 17).Y es, sin duda, buen modo de satisfacer por otro el someterse a la misma pena que ese tal merecida. Por eso Cristo quiso morir, para que muriendo, satisficiese por nosotros, según lo que dice San Pedro: «Cristo murió una vez por nuestros pecados» 1 Pe 3,18)»[2].
De modo más preciso puede afirmarse: «Cristo sufrió por nosotros lo que nosotros debíamos sufrir por el pecado de nuestro primer padre, y principalmente la muerte, a la cual están ordenadas todas las pasiones humanas como a su final. Por esto dice el Apóstol: «porque el estipendio y pago del pecado es la muerte,» (Rm 6, 23). Cristo, inocente, sufrió la pena que debíamos padecer nosotros, «porque el culpable puede librarse de la pena que debería sufrir, si otro inocente se somete por él a tal pena»[3].
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