LXXXV. La presencia del Espíritu Santo
990. –Además de la procesión del Verbo, hay en Dios otra, que da origen al Espíritu Santo ¿Cómo explica el Aquinate que deba afirmarse su existencia?
–En el capítulo siguiente, el quince de esta cuarta y última parte de la Suma contra los gentiles, Santo Tomás indica que: «La autoridad de las divinas Escrituras no sólo nos declara la existencia del Padre y del Hijo en la Divinidad, sino que enumera con estos dos al Espíritu Santo».
Son muchos los pasajes de la Escritura en los que se afirma la existencia del Espíritu Santo. En este capítulo, Santo Tomás, cita dos, al escribir: «Dice el Señor: «Id, pues, enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19); y dice San Juan: «tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo» (1 Jn 5, 7)».
Añade además: «La Sagrada Escritura hace también mención de cierta procedencia del Espíritu Santo, porque dice en el Evangelio de San Juan: «cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de parte del Padre, él dará testimonio de mí» (Jn 15, 26)»[1]. Queda asimismo afirmado, por tanto, en este texto, que el Paráclito, el abogado y consolador, al que se invoca, por proceder de las otras dos Personas es distinto de Ellas.