El «sacramento» de la circuncisión[1]
Termina Santo Tomás la primera de las cuatro partes, en que divide su estudio sobre la vida de Cristo, y que se dedica a todo lo referente a «su entrada en el mundo»[2], con una cuestión sobre las observancias legales, que sus padres cumplieron con el niño. La primera es la circuncisión.
Considera Santo Tomás que la circuncisión era un tipo de sacramento, porque se han dado tres clases de sacramentos en tres momentos distintos de la historia del hombre. Hubo unos sacramentos en el período de la ley natural, anterior al de la ley mosaica, otros en el de la ley escrita, período que va desde Moisés hasta Cristo; y, por último, en el de la Nueva Ley, o ley evangélica, instituida por Cristo.
Las tres clases de sacramentos no se diferencian como tres especies de un mismo género. En la división del «sacramento», el término tiene un sentido analógico, con una analogía de proporción o de atribución extrínseca. El analogado principal, el que significa formal e intrínsecamente lo significado, el ser instrumento de la gracia conseguida por Cristo por la pasión y méritos de Cristo, es el sacramento de la Nueva Ley. Todos los de la Antigua Ley y los anteriores son analogados secundarios, porque son sólo un signo de la gracia de Cristo.
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