(538) San José, custodio santo de Jesús, de María y de la Iglesia
El mayor de los santos
Gran principio verdadero formula San Bernardino de Siena (+1444) cuando dice que
«la norma general que regula la concesión de gracias singulares a una criatura racional determinada es la de que, cuando la gracia divina elige a alguien para un oficio singular o para ponerle en un estado preferente, le concede todos aquellos carismas que son necesarios para el ministerio que dicha persona ha de desempeñar» (Sermón 2, sobre San José). Si Yavé elige, consagra, destina y envía a Abraham como padre de la fe, en cuya descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra, ciertamente lo prepara y lo asiste siempre con gracias muy especiales. Lo mismo diremos de Moisés, del profeta Elías, de Juan Bautista, más que de nadie de la Santísima Virgen María.