InfoCatólica / Reforma o apostasía / Categoría: Santos

26.12.13

(251-b) San Esteban, mártir de la verdad de Cristo

–Siempre celebrando con retraso la fiesta del día.

–Se hace lo que se puede. Y dando gracias a Dios.

Afirmar en público la verdad de Dios trae peligro de muerte, si no física, al menos social. Hace falta, pues, tener mucho amor a Dios y mucho amor a los hombres para arriesgar la propia vida dando a éstos la verdad que puede salvarlos. Es mártir (martyr: testigo) aquel que da testimonio de la verdad, pero no de cualquier verdad (los ángulos de un triángulo suman dos rectos), sino de la verdad de Dios. Y esto es así porque los pensamientos y caminos de Dios distan tanto de los pensamientos y caminos de los hombres «cuanto son los cielos más altos que la tierra» (Is 55,8-99). Y el hombre, más que a otros muchos bienes que posee, está apegado fuertemente a sus propios juicios, a sus propios modos de pensar. Y pocas cosas le duelen y ofenden tanto como que le digan que sus pensamientos, y consiguientemente sus obras, son falsos.

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14.12.13

(250) San Juan de la Cruz, Doctor pascual-esencial

–Antes, antes, el día anterior a su fiesta, tenía usted que haber escrito sobre el Santo.

–Tiene usted toda la razón. Pero es que al celebrarle temprano en la Misa, entonces se me ocurre escribir sobre él.

La espiritualidad de San Juan de la Cruz es totalmente pascual (1542-1591). De tal modo se centra en lo central de la doctrina de Cristo que logra una validez universal: ilumina igualmente la vida de los laicos que la de los religiosos, en el siglo XVI o en el XXI, la vida de los carmelitas, dominicos o benedictinos, la de quienes están en clausura o en el mundo, dedicándose a la familia, el trabajo, las misiones, los enfermos, la educación o a lo que sea. Es igual.

Su espiritualidad es la de Cristo: todos los cristianos estamos llamados a la santidad, y ésta exige que, por la gracia, participemos plenamente de su Cruz (muriendo al hombre viejo) y logremos así participar plenamente de su gloriosa vida resucitada (renaciendo al hombre nuevo).Es la espiritualidad central del Evangelio, la enseñanza central de San Pablo y la de todos los grandes Maestros espirituales de la historia de la Iglesia: Agustín, Benito, Domingo, Francisco, Ignacio, Teresa, Teresita, etc. Por eso, así como a Santo Tomás de Aquino se le da, entre otros, el título de Doctor común en cuestiones filosóficas y teológicas, San Juan de la Cruz viene a ser el Doctor común en el campo de la espiritualidad cristiana.

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13.04.13

(212-5) 13 de abril: San Hermenegildo, mártir católico del arrianismo oficial

–Llevo más de un mes esperando que siga usted la serie Reforma –se quedó en el VIII–, y ahora nos sale con San Hermenegildo.

–Mis tres últimos artículos fueron muy trabajosos, y descanso ahora al escribir sobre este Santo de mi devoción.

San Hermenegildo, convertido al catolicismo, fue mártir del arrianismo oficial de los visigodos. Vamos por partes.

El arrianismo tiene su origen en Arrio (+336), presbítero alejandrino. Esta herejía hizo un daño enorme a la Iglesia durante siglos, y en cierto modo puede decirse que, aunque en formulaciones algo diversas, es una herejía permanente. Nuestro Señor Jesucristo no es Dios en sentido propio y verdadero, sino que es criatura, Jesús de Nazaret, elegido como Hijo en un modo único, viniendo a ser en su perfecta santidad un hombre divinizado; pero que no es Dios. La fe católica, proclamada como reacción en los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla I (381), afirma, por el contrario, «un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho».

El arrianismo hoy goza de excelente salud entre los católicos no practicantes, y sobre todo entre ciertos teólogos y exégetas progresistas. No tendré, pues, que esforzarme mucho en describirlo. Cuando vean ustedes algún libro sobre Jesús que no afirma claramente su personalidad divina y eterna, «anterior a Abraham», que elude o niega sus milagros, que reconoce en él ignorancias gravísimas –como su destinación a la muerte en la cruz–, que niega la realidad de su resurrección corporal y de sus apariciones pascuales a los discípulos, etc., sepan que están leyendo el texto de un arriano moderno. El autor exhortará a la imitación de Jesús, al seguimiento de su estilo de vida, pero sin exigir la conversión y el arrepentimiento, y como si ese seguimiento fuera posible sin la gracia de Cristo glorioso. Es decir, que, ya desde antiguo, arrianismo y pelagianismo suelen ir juntos.

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15.10.12

(194-2) Hildegarda y Juan de Ávila, Santos doctores y reformadores

–Santos y doctores lo son. ¿Pero también reformadores?

–Ella continúa la reforma gregoriana, y él colabora en la reforma tridentina.

Santa Hildegarda y a San Juan de Ávila son ya Doctores de la Iglesia. Así lo declaró solemnemente el Papa Benedicto XVI (7-10-2012). Ambos legaron a la Iglesia un tesoro de escritos muy variados, tanto la monja Hildegarda (1098-1179), como el sacerdote diocesano Juan de Ávila (1500-1569). En los escritos de ella brilla la elegante belleza medieval, expresada en clave poética, litúrgica, teológica, mística, musical, uniendo a todo ello muy altos conocimientos de las ciencias naturales. En él también se da una gran variedad de escritos profundos y sencillos. Los dos son fascinantes en su contemplación orante, su amor a Cristo y a la Iglesia, su fuerza y su ternura, su alegría en Dios, así como en la fecundidad de sus imágenes, ejemplos y expresiones. Con ocasión de su doctorado, quiero señalar muy brevemente sus escritos de reforma, en los que, con sorprendente lucidez y valentía, denuncian los males del mundo, y más concretamente los de la Iglesia, señalando también sus remedios.

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6.10.11

(156) La Cruz gloriosa –XX. La devoción a la Cruz. y 16

–Gran santo, realmente.

–Los santos de Cristo son mucho más grandes de lo que nosotros, pobreticos, alcanzamos a imaginar.

San Juan de Dios (+1550)

En 1495 nace Joâo Cidade Duarte en Montemor-o-Novo, Portugal. A los 12 años trabaja como pastor en Oropesa (Toledo, España) y a los 27 se alista en el ejército, donde permanece y combate hasta 1532. Pasa a Ceuta, África, como servidor de un caballero, se hace allí vendedor de libros, vuelve a España en 1538 y establece una librería en Granada. Al año siguiente se produce su conversión, oyendo una predicación de San Juan de Ávila. Se desprende de todo, y vaga por la ciudad como un loco. Es encerrado por un tiempo en el Hospital, donde conoce la situación miserable de pobres y enfermos. Dedica en delante su vida a servirlos, recibe del Obispo el nombre de «Juan de Dios», funda un Hospital y reúne discípulos, que vienen a formar una Orden Hospitalaria, la de los Hermanos de San Juan de Dios. Esta Orden llegará a multiplicar su caritativa presencia en los cinco continentes. Muere Juan de Dios en Granada a los 55 años, y es canonizado en 1690.

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