(44) Teólogos disidentes y ambiguos
–Es usted implacable.
–Si un cristiano no defiende la fe católica con todas sus fuerzas, pudiendo hacerlo, es que no tiene vergüenza.
La disidencia teológica posterior al Vaticano II se inaugura sobre todo después de la Humanæ vitæ (1968). No voy a describir aquí la crisis de la Humanæ vitæ, ni tampoco quiero recordar la posición lamentable que mantuvieron entonces algunas Conferencias episcopales. Solo traeré como ejemplo un caso, el de Washington, especialmente significativo. George Weigel, famoso por su biografía de Juan Pablo II, cuenta detalladamente cómo se vivió la crisis en esa archidiócesis de Estatos Unidos, y concretamente en su Catholic University of America, donde, ya antes de publicarse la encíclica, se había centrado la impugnación habitual del Magisterio (El coraje de ser católico, Planeta, Barcelona 2003,73-77).