–Reconozco que dice usted aquí varias cosas que yo no sabía.
–Aquellos cristianos que apenas saben nada de la Misa, aun siendo practicantes, deberían avergonzarse: se interesan mucho más por saber de otras cosas. De los no practicantes no digo nada.
Cuántos cristianos participan en la Misa, quizá diariamente, sin entender apenas nada de lo que se va desarrollando en la liturgia. Conocen lo fundamental: que ahí está Cristo, que se nos entrega y nos santifica, etc. Y esto les basta sin duda para perseverar en su asistencia. Que Dios los bendiga. Pero se eximen de estudiar a la luz de la fe el Mysterium fidei. Después de todo, los misterios… son misteriosos por naturaleza, y no es cosa de estudiarlos, sino de creerlos. Estos cristianos han dedicado más tiempo (e interés) a conocer bien, por ejemplo, los recursos de su ordenador portátil o de un programa informático, que en conocer bien que es la Misa a la luz de la fe. Una pregunta que les hiciera uno de sus hijos: «papá, ¿qué es la Misa?», pondría de manifiesto su casi total ignorancia.
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