–Adviento. Viendo que tras el pecado original de Adán y Eva, la humanidad había caído en el poder del pecado y del diablo, y que por eso mismo no podía salvarse el hombre a sí mismo, el Hijo divino eterno se encarnó, y se hizo hombre para salvarnos.
«Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,16). Ése fue el amor inmenso de Dios por nosotros, pobres pecadores sin remedio. «Dios probó su amor a nosotros en que, siendo pecadores, Cristo murió por nosotros» (Rom 5,8: sinistesin: demostró, garantizó, acreditó )…
Adviento, antífonas: –«Mirad, viene ya el Rey excelso con gran poder, para salvar a todos los pueblos». –«Alégrate y goza, hija de Jeruselén: mira a tu Rey que viene. No temas, Sión, tu salvación está cerca». (Oficio de Lecturas, I dom. Adviento). Jesucristo: –«Yo os digo que habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento» (Lc 15,7). San Pablo:–«Dios nuestro Salvador quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad». Te Deum: –«Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad».
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