El nacimiento de los Evangelios sinópticos (6)
Comentario de: Jean Carmignac, La naissance des Évangiles synoptiques, François-Xavier de Guibert, Quatrième édition, Paris 2007.
Dado que las distintas partes de esta serie han estado demasiado espaciadas en el tiempo, indico a continuación las direcciones de las anteriores:
• Parte 1
• Parte 2
• Parte 3
• Parte 4
• Parte 5
• Tres indicios de la antigüedad del Nuevo Testamento en 2 Corintios
Al final del Capítulo 5, Carmignac prueba que las hipótesis sugeridas por su estudio de los Evangelios sinópticos (basado principalmente en sus semitismos) son compatibles con los datos suministrados por San Pablo y por los primeros Padres de la Iglesia y escritores eclesiásticos.
Carmignac subraya un dato fundamental: los Hechos de los Apóstoles, después de relatar con gran cantidad de detalles de menor importancia el viaje de Pablo entre Cesarea y Roma, terminan bruscamente, sin decir nada sobre el resultado final del proceso judicial por el cual Pablo había sido llevado a Roma (cf. Hechos 27-28). Hay una sola explicación convincente de este extraño final del libro: que Lucas haya compuesto los Hechos durante el cautiverio romano de Pablo, entre los años 61 y 63. Este fuerte argumento llevó al mismísimo Harnack, el principal exégeta del protestantismo liberal, a retractarse de su opinión sobre la fecha de redacción de Hechos, que él había supuesto no anterior al año 78. Además, de los prólogos de Lucas y Hechos se deduce que Lucas es anterior a Hechos, por lo que su composición debe situarse a más tardar en los años 58-60.
Carmignac agrega que la composición del Mateo hebreo no puede ser fijada ni mucho antes ni mucho después que la de Lucas, “porque sus Evangelios de la Infancia son tan diferentes que cada uno ignoraba manifiestamente la obra del otro” (pp. 69-70). Este argumento no me parece concluyente.
En resumen, según Carmignac las fechas más tardías que se pueden admitir son: hacia 50 para Marcos y la “Colección de Discursos”, hacia 55 para el “Marcos Completado” y hacia 55-60 para el Mateo hebreo; empero, en función de los tres textos de 2 Corintios antes comentados, unas fechas más antiguas son netamente más probables.
Dado que el Evangelio de Mateo no sería más que un desarrollo del “Marcos Completado”, es probable que el propio apóstol Mateo haya sido el redactor de la “Colección de Discursos” e incluso del “Marcos Completado”. Esta tesis es coherente con el testimonio de los Padres de la Iglesia sobre la autoría del primer Evangelio. No hay razón suficiente para poner en duda esta tradición tan antigua y unánime.
Carmignac piensa que es probable que Pedro sea el autor del Evangelio de Marcos en lengua semita (hebreo o arameo). Se basa principalmente en el siguiente argumento: Marcos 1,1-15 resume en forma muy breve y esquemática varios hechos importantes del comienzo de la vida pública de Jesús; pero el estilo de Marcos cambia súbitamente en 1,16, en el relato del primer encuentro de Jesús con Pedro. Desde ese punto en adelante se desarrollan los recuerdos de un testigo ocular. El “estilo visual” se conserva durante todo el resto del Evangelio.
En el Capítulo 6 (“Opiniones modernas”) Carmignac presenta las obras de 49 autores modernos que estiman que uno o más de los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y las fuentes de Lucas) fueron compuestos originalmente en hebreo o arameo. Entre esos autores figuran algunos muy conocidos: Eberhard Nestle, Julius Wellhausen, Marie-Joseph Lagrange, René Laurentin, David Flusser, Pinchas Lapide, Claude Tresmontant, etc. Estos autores se reparten en dos corrientes numéricamente muy parejas entre sí: 24 de ellos estiman, con mayor o menor certeza, que la lengua original fue el arameo; mientras que el resto se inclina por la lengua hebrea.
Carmignac, partidario del origen hebreo de los Sinópticos, dice que el Mateo arameo fue “inventado” por Johann-Albrecht von Widmanstadt en 1555, quien “imaginó” que el hebreo ya no era utilizado en tiempos de Jesús. Por el contrario, los manuscritos de Qumrán, descubiertos en 1947, probaron de manera incontestable que en tiempos de Jesús el hebreo era todavía una lengua muy viva. De todos modos, en este tema lo realmente importante para la exégesis es saber si los Evangelios sinópticos fueron redactados en griego o en una lengua semita. Que esa lengua semita haya sido el hebreo o el arameo es bastante secundario.
Carmignac dice que su libro “El nacimiento de los Evangelios sinópticos” forma una especie de trilogía con “Refechando el Nuevo Testamento” de John A. T. Robinson y “El Cristo hebreo” de Claude Tresmontant. Siguiendo métodos muy diferentes, los tres autores llegaron a conclusiones muy similares casi al mismo tiempo. Robinson siguió un método únicamente histórico, Tresmontant usó métodos históricos y filológicos y Carmignac trabajó con un método principalmente filológico, con algunos apoyos históricos.
Carmignac resume sus principales conclusiones de la siguiente manera:
“1) Es seguro que Marcos, Mateo y los documentos utilizados por Lucas han sido redactados en una lengua semítica.
2) Es probable que esta lengua semítica sea el hebreo más que el arameo.
3) Es bastante probable que nuestro segundo Evangelio haya sido compuesto en lengua semítica por el apóstol S. Pedro.
4) Es posible que el apóstol S. Mateo haya redactado la Colección de Discursos o que haya redactado la Fuente Común utilizada por nuestro primer y nuestro tercer Evangelio.
5) Incluso si se objetan las indicaciones de la segunda epístola a los Corintios, no es verosímil situar la redacción de Lucas en griego más tarde que los años 58-60; no es verosímil situar la redacción definitiva en lengua semítica de nuestro primer Evangelio mucho más tarde que Lucas; no es verosímil situar la redacción en lengua semítica de nuestro segundo Evangelio mucho más tarde que los alrededores del año 50.
6) Si se tienen en cuenta las indicaciones de la segunda epístola a los Corintios, no es verosímil situar la redacción de Lucas en griego más tarde que los años 50-53; no es verosímil situar la redacción definitiva en lengua semítica de nuestro primer Evangelio mucho más tarde que Lucas; no es verosímil situar la redacción en lengua semítica de nuestro segundo Evangelio mucho más tarde que los alrededores de los años 42-45.
7) Es probable que el Evangelio semítico de Pedro haya sido traducido al griego, quizás con algunas adaptaciones, por Marcos, en Roma, a más tardar hacia el año 63; es nuestro segundo Evangelio, que ha conservado el nombre de su traductor, en lugar del de su autor.
8) Es verosímil que el traductor griego de Mateo haya utilizado el texto de Lucas.” (pp. 95-96).
En un Anexo, Carmignac responde de un modo claro y convincente 22 críticas del P. Pierre Grelot (un destacado exégeta católico) y otras dos objeciones. Algunas de las críticas de Grelot llaman poderosamente la atención:
• Las críticas 1ª, 3ª y 10ª demuestran que Grelot no leyó con un mínimo de atención la obra de Carmignac.
• La 22ª crítica manifiesta una profunda agresividad: “Yo pienso… que ellas (las hipótesis de Carmignac) dormirán entonces (hacia el año 2000) en el cementerio de las hipótesis muertas. No se puede excluir que, de tiempo en tiempo, un erudito las desentierre e intente resucitarlas. ¡Pero en vano! Yo al menos he echado por adelantado, con cierta pena, algunas paladas de tierra sobre su tumba: ellas bien merecen este último homenaje.” (p. 111). No parece adecuado que un sacerdote católico se exprese así sobre la obra de un colega; máxime cuando ese colega era un prestigioso erudito y la obra compendiaba el resultado de 20 años de esmerado estudio.
• La 9ª crítica parece revelar la razón profunda de tanta agresividad. Grelot acusa a Carmignac de estar movido por un fundamentalismo estrecho. Reproduzco la respuesta de Carmignac: “Los lectores de la gran obra (377 páginas) de James Barr sobre el Fundamentalismo… juzgarán si este término se puede aplicar a mí. Si es debido a un prejuicio y a falsos argumentos que se admite el origen muy antiguo de la redacción final de uno o varios Evangelios, es evidentemente un error. Pero si se conocen argumentos serios a favor de este origen muy antiguo, ¿por qué se debería ocultar estos argumentos? Y si ellos conducen a un no creyente a plantearse el problema histórico de Jesús, o si ellos reconfortan la fe vacilante de un cristiano en dificultades, ¿qué inconveniente hay?” (pp. 103-104).
En mi opinión, la obra de Carmignac es sumamente valiosa y merece ser divulgada ampliamente, estudiada a fondo y continuada por otros expertos (Fin).
Daniel Iglesias Grèzes
Nota: Las traducciones de la obra de Carmignac son mías.
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3 comentarios
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DIG: La veracidad de los Evangelios no depende de que contengan o no una descripción física de Jesús. Se ve que el Espíritu Santo y los evangelistas no consideraron necesaria o conveniente esa descripción. Por otra parte, disponemos de una imagen de Jesús (posiblemente milagrosa): la de la Sábana Santa. La iconografía cristiana tradicional respeta los rasgos esenciales de esa imagen portentosa.
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