24.04.09

La expiación como solidaridad

Los cristianos creemos que Jesús, con su muerte, expió nuestros pecados; que los borró por medio de su sacrificio. Desde muy pronto se contempló la muerte de Jesús a la luz del cuarto canto del siervo de Yahvé del profeta Isaías: “Fue traspasado por nuestros pecados, molido por nuestras maldades”.

Realmente toda la vida de Jesús se resume en la palabra “servicio”; un servicio sanador, redentor, que hace posible una nueva comunión del hombre con Dios. Él fue, en su vida terrena, el “hombre para los otros”, y, en esta donación continua de sí mismo, no se ahorró nada, ni siquiera la muerte. Si toda su vida fue interpretada por Él mismo como un servicio salvador, resulta coherente pensar que interpretó en la misma clave su muerte.

El servicio a los hombres es indisociable de su obediencia al Padre. Un servicio y una obediencia que chocaron con los poderes de este mundo, con la desobediencia y el egoísmo de este mundo. Tal contraste tuvo como consecuencia, previsible pero ineludible, la muerte de Cruz. Donde, a los ojos del mundo, triunfa el fracaso, Dios puede crear algo nuevo. Tal es el mensaje de la Resurrección.

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22.04.09

Una entrevista en la prensa

Me han entrevistado. Profesionalmente y de buena fe. Pero no han dicho todo lo que he dicho…, será por razones de espacio. Sólo matizo entre paréntesis cuadrados una respuesta. Saludos.

Guillermo de Juan Morado - Dtor. del Instituto Teológico San José

´Nuestra herramienta contra el aborto son los argumentos; no acudimos a manifestaciones´

“El reto es dar mayor proyección al instituto y abrirlo a la ciudad”

Guillermo de Juan Morado, en la parroquia de San Pablo. R, Grobas

A. MÉNDEZ
Párroco en San Pablo, Guillermo de Juan Morado es el nuevo director del Instituto Teológico San José, responsable de la formación académica de los alumnos del Seminario Mayor. Aborto y células madre forman parte del programa docente y en ambos temas asegura Guillermo que “nuestra única herramienta es la palabra y los argumentos; como institución no acudimos a manifestaciones”, asevera.

–¿Qué objetivos se ha fijado para los próximos tres años?

–Queremos lograr una mayor proyección del instituto y eso implica realizar más actividades abiertas al público en general. La intención es que el centro contribuya no sólo a la vida religiosa, sino también a la vida cultural de la ciudad. Será necesario colaborar con otras entidades y promocionar nuestra revista Telmus, ahora anual.

–¿Cuál es el cometido exacto del instituto teológico de Vigo?

–Se ocupa de la formación académica de los 13 alumnos del Seminario Mayor. Cursan estudios de teología durante dos años y cuatro de filosofía. Al finalizar, después de un examen, obtienen la Licenciatura en Estudios Eclesiásticos, titulación universitaria reconocida como licenciatura por el ministerio.

–¿En qué se diferencian de la formación que reciben dentro del propio Seminario Mayor?

–En el instituto hay docentes que imparten un determinado tipo de formación, mientras que en el seminario se centran en aspectos espirituales y personales.

–¿Pueden acceder alumnos de fuera del Seminario Mayor?

–En Santiago es posible pero aquí no se ha planteado porque existe un Instituto de Ciencias Religiosas dentro de la Diócesis Tui-Vigo a donde acuden profesores de religión, entre otros.

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19.04.09

Hans Küng: Verdad y poder

El reciente libro de Hans Küng, “Verdad controvertida. Memorias” (Ed. Trotta, Madrid 2009, 764 páginas, 42 euros), constituye la segunda entrega – y posiblemente no la última – de las memorias del conocido teólogo suizo. Hay acontecimientos que marcan una vida, que imprimen en ella una impronta tan honda que nada de lo que vendrá después y, de alguna forma, nada de lo que ha habido antes, resulta inteligible prescindiendo de ese hecho significativo. En este sentido se ha señalado – aunque algunos historiadores relativicen su importancia - la decisiva trascendencia de la llamada “experiencia de la Torre” en la biografía y en el pensamiento de Martín Lutero. Si buscásemos un “acontecimiento central” que unifique el período que abarca estas memorias (comprendido entre 1968 y 1980) habría que destacar la resolución de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 15 de diciembre de 1979 según la cual “el profesor Küng, en sus escritos, ha faltado a la integridad de la verdad de la fe católica, y por tanto […] no puede ser considerado como teólogo católico” ni puede enseñar como tal (p. 629-630). En torno a ese eje central gira todo el contenido del libro. Razón y pasión se entrelazan, porque, obviamente, el pensamiento no puede separarse de la vida. Dice Küng que ha querido “evitar ataques personales y vengativos ajustes de cuentas” (p. 695), pero resulta patente que el juicio sobre situaciones, personas y actuaciones está mediatizado por la respectiva incidencia en “el hecho” de su vida.

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18.04.09

El día primero de la semana

El Señor Resucitado se encuentra con los suyos “el día primero de la semana”. Son estos encuentros, estas apariciones, las que, bajo la acción de la gracia, hacen nacer la fe de los discípulos en la Resurrección.

La Resurrección de Jesucristo es un acontecimiento único, que no tiene parangón con los demás acontecimientos de este mundo. No se trata de un retorno a la vida terrena, como en el caso de las “resurrecciones” obradas milagrosamente por Jesús: la de la hija de Jairo, la del joven de Naím, o la de Lázaro.

En la Resurrección de Cristo nos encontramos con la novedad absoluta del paso de su cuerpo del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio (cf Catecismo de la Iglesia Católica, 646). Como ha explicado el Papa Benedicto, usando una imagen tomada de la teoría de la evolución, nos encontramos con “la mayor «mutación», el salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden completamente nuevo”. Su cuerpo se llena del poder del Espíritu Santo y participa, para siempre, de la gloria de Dios.

La Resurrección de Jesucristo es un acontecimiento trascendente que irrumpe en la historia. El Pregón Pascual dice que sólo esa noche santa “conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos”. No hubo testigos oculares de ese acontecimiento. Nadie vio el hecho mismo de la Resurrección.

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11.04.09

Buscad los bienes de allá arriba

San Pablo, en la Carta a los Colosenses (3,1-4), expone las consecuencias que tiene para nuestra vida la Resurrección de Jesús: “Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba”.

¿Qué significa buscar “los bienes de allá arriba”? Significa, primordialmente, buscar a Dios. No se trata de escapar de la realidad, ni de desentenderse del mundo, sino que se trata de no perder la orientación, el sentido del porqué y del para qué vivimos y actuamos.

A veces pensamos, equivocadamente, que todo lo que tiene que ver con Dios constituye una segunda dimensión, aparentemente superflua, en relación con la existencia cotidiana. Parece que lo esencial radica en otra cosa: en buscar la justicia, en asegurar el bienestar temporal para el mayor número de personas, en procurarnos una vida más digna y más próspera.

Todos estos afanes son legítimos. Pero lo secundario no debe hacernos olvidar lo principal. Y lo principal es solamente Dios: “Se podrían enumerar – comentaba el Papa Benedicto XVI – muchos problemas que existen en la actualidad y que es preciso resolver, pero todos ellos sólo se pueden resolver si se pone a Dios en el centro, si Dios resulta de nuevo visible en el mundo, si llega a ser decisivo en nuestra vida y si entra también en el mundo de un modo decisivo a través de nosotros” (7.XI.2006).

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