Los Reyes Magos (escrito por Koko)
Nota del blogger: Subo al blog, con un cierto retraso, la homilía de Koko para la solemnidad de la Epifanía del Señor. Aunque ya haya pasado, no está de más volver sobre ese aconteciento. La homilía de la fiesta del Bautismo del Señor la encontrarán en el post precedente. GJM.
Hoy celebramos la fiesta de la epifanía, que quiere decir la manifestación de Jesús como (Mesías) Hijo de Dios, aunque la conocemos más popularmente como la fiesta de los Reyes Magos.
El Evangelio de hoy nos invita especialmente a dos cosas: a caminar en la fe y a adorar como los Magos.
Sin duda lo que más sorprende del pasaje evangélico es la actitud de los Magos, su asombrosa fe. Ya que seguramente ellos pensaban que se iban a encontrar en su viaje a Belén a un niño en un palacio o en un castillo, ya que sería llamado el Rey de los judíos, pero cuál sería su sorpresa al ver en un pesebre a un bebé en pañales en la más absoluta pobreza y además en un lugar inhóspito.
Y sin embargo, no pudieron más que dejarse sorprender por la humildad de todo un Dios hecho niño, y por eso cayeron de rodillas a adorarle. Sólo la fe les permitió reconocer en la figura de aquel niño al Rey que buscaban, al Dios al que la estrella les había guiado.
Los Magos quedaron maravillados de lo que allí contemplaron, ya que “vieron” como el Cielo bajó a la tierra en la figura de un niño pobre. ¿Quién se podía imaginar tal cosa? ¿Eso era impensable? ¿Dónde estaba la realeza y el poder de Dios? Y es que esta es la locura del Dios amor en el que creemos, descendió, se rebajó hasta tal punto de encarnarse para ascender, para elevar al hombre hasta Dios.