¿Siria?
Son variadas y repetidas las intervenciones de los líderes religiosos cristianos a propósito del conflicto sirio. El papa Francisco, el pasado domingo, se refirió de modo explícito a esta cuestión alzando la voz para subrayar la necesidad de que se pare el ruido de las armas: “No es el enfrentamiento lo que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas, sino la capacidad de encuentro y de diálogo”, dijo al final del ángelus.
También se han expresado públicamente otros obispos; entre ellos, Mons. Antoine Audo, obispo católico de Alepo, quien ha alertado, de modo muy claro, que una intervención armada en Siria supondría el riesgo de una guerra mundial. La comunidad internacional, insistió, debe ayudar a dialogar y no a hacer la guerra.
Pero quizá de un modo más decidido aun ha hablado Hilarión de Volokolamsk, arzobispo ortodoxo que preside el Departamento para las relaciones externas del Patriarcado de Moscú. El arzobispo advierte de los posibles desarrollos que podría desencadenar esta crisis: “Una vez más – dice -, como en el caso de Iraq, los Estados Unidos se comportan como justicieros internacionales”.

Perfecto es aquello que, en su línea, tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia o quien posee el grado máximo de una determinada cualidad (o defecto). Uno puede ser un perfecto caballero o un perfecto canalla.
La palabra “salvación” constituye uno de los términos esenciales del vocabulario cristiano. Sin embargo, no resulta fácil proporcionar una definición. Puede entenderse como “el estado de realización plena y definitiva de todas las aspiraciones del corazón del hombre en las diversas ramificaciones de su existencia” (G. Iammarrone).
Los “Hermanos Musulmanes” no son “los musulmanes”. Ni “el Ejército” son “los cristianos”. En absoluto. En Egipto, entre otras cosas, los cristianos representan un 10% de la población: Coptos, en su mayoría, y también católicos y protestantes.
En la celebración litúrgica “la eclesialidad de la fe es manifestada”(1). La liturgia sostiene la fe del cristiano, celebrando y proponiendo el objeto de la fe. Asimismo, en la liturgia se expresa la fe de la Iglesia, se alimenta y se confiesa. La liturgia forma parte de la fe, ya que en el plano sacramental el creyente entra en comunión con la vida trinitaria de Dios por la mediación de Cristo. También la liturgia es transmisora de la fe, porque la celebración se convierte en una catequesis integral que comunica y alimenta la fe .






