Don Luis Quinteiro, administrador apostólico de Tui-Vigo
He tenido el enorme privilegio, y espero seguir teniéndolo con el favor de Dios, de haber conocido y tratado a don Luis Quinteiro Fiúza, hasta hace muy poco obispo de Tui-Vigo y actualmente administrador apostólico de esta diócesis. Ya se ha hecho público el nombramiento de quien lo sucederá en el cargo, el sacerdote de Mondoñedo-Ferrol don Antonio Valín Valdés.
Don Luis destaca por su inteligencia y cultura. Normalmente, si uno ha estudiado y leído un poco, suele admirar a quien le sobrepasa en estudios y lecturas. Don Luis es un filósofo, doctor en esta disciplina, que ha dialogado personalmente con un pensador tan relevante para nuestro tiempo como Jürgen Habermas. Es un teólogo. Es un humanista. Un políglota, en esta España nuestra aún tan poco ducha en el conocimiento de otros idiomas. Habla, con fluidez, no solo gallego y castellano, sino asimismo inglés, francés, italiano y alemán. Es un gran amante y conocedor de la historia de la música. También de la de Wagner.

Existe una tendencia a espiritualizar excesivamente la revelación y la fe, así como a disociar el alma del cuerpo. Se trata de un error, porque el cristianismo es la religión de la encarnación – “el Verbo se hizo carne” – y el hombre no es una inteligencia pura, una razón separada, sino que posee una inteligencia sentiente, una razón sensible. Todo nuestro conocimiento toma su origen en los sentidos y no es una excepción el conocimiento que proporciona la fe: “Los sentidos de nuestro cuerpo nos abren a la presencia de Dios en el instante del mundo”, escribe José Tolentino Mendonça.
Para Joseph Ratzinger el lugar fontal y, al mismo tiempo, el signo diferenciador del Espíritu es la cruz
Ayer celebramos en Tui el aniversario de la Consagración del Seminario al Sagrado Corazón de Jesús, que tuvo lugar por primera vez el 13 de mayo de 1921. Don Avelino Bouzón, canónigo archivero de la catedral, resume el significado de ese día: La iniciativa de la Consagración del Seminario de Tui (entonces no existía el de San José de Vigo) al Sagrado Corazón partió de los alumnos, estimulados por sus formadores, al finalizar el curso 1917-1918. La idea entusiasmó al clero tudense y a los antiguos alumnos que se habían formado en el Seminario, pero que descubrieron que su vocación no era el sacerdocio.






