Se hizo Camino tomando la humanidad
En el llamado “discurso de despedida”, ya en la inminencia de su Pasión, Jesucristo se despide de los suyos invitándoles a la fe y a la esperanza: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí” (Jn 14,1).
La fe procede de la audición, de la escucha. En la fe predomina siempre la palabra sobre la idea: penetra en el hombre desde fuera. La palabra llama y la fe es respuesta a esa palabra.
También a nosotros la palabra de Jesucristo nos invita a creer y a afrontar la realidad de la muerte – de la muerte de nuestros seres queridos, de la propia muerte – con serenidad y con esperanza: “creed en Dios y creed también en mí”.
Jesucristo es el camino único hacia el Padre; un camino que discurre en la verdad y que conduce a la meta divina, a la vida plena de la comunión con Dios. No nos enderezamos hacia la aniquilación, sino hacia Dios.
San Agustín comenta que es como si el Señor nos dijera: “¿Por dónde quieres ir? Yo soy el camino. ¿A dónde quieres ir? Yo soy la verdad. ¿En dónde quieres permanecer? Yo soy la vida”.
Jesús es el Verbo de Dios, que con el Padre es verdad y vida, y que se hizo camino tomando la humanidad: “Camina por esta humanidad para llegar a Dios, porque es preferible tropezar en este camino, a marchar fuera de la vía recta”, añade el Obispo de Hipona.