Nuestra idea de Dios tiene algo que la distingue de toda otra idea, y es que el ser o existencia actual aparece como formando parte del contenido inteligible mismo de esa idea, hasta el punto de que no puede ella pensarse separada de él.
Es decir, la idea de Dios es la idea del Ser Necesario, que no puede no existir, y por ello implica una relación necesaria entre la naturaleza divina, en la medida en que podemos conocerla en esta vida, y la existencia actual, que hace que ésta quede incluida en aquella.
Esa relación necesaria entre la Esencia divina y la existencia actual, que no admite excepciones en ninguna hipótesis absolutamente hablando, sólo puede fundarse en la identidad real entre ambas.
En efecto, una composición real entre la Esencia y la existencia divinas sólo podría ser al modo de la potencia y el acto, pero entonces, dada la distinción real entre ambos, habría al menos una hipótesis en que esa potencia no estaría actualizada.
Esto es lo que ha dado pie al argumento ontológico, que pretende demostrar la existencia de Dios a partir de la sola idea que tenemos de Dios en esta vida.
En esencia, este argumento viene a decir que dado que la existencia actual forma parte de nuestra idea de Dios hasta el punto de que no podemos pensarlo sin ella, pues sería contradictorio que el Ente que no puede no existir, no existiese, entonces, Dios existe.
Leer más... »