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14.06.17

6.06.17

El Islam : ¿religión de paz?

IslamAprovechamos las citas del Corán que aporta Raad Salam Naaman,  en su libro Desvelando el Islam, editorial Monte Riego, León, 2012, que hemos tomado de su blog en http://www.religionenlibertad.com/este-es-el-islam-no-existen-musulmanes-moderados-24411.htm

Las “Suras” son los capítulos en que se divide el Corán. Los subrayados en negrita son nuestros.

Sura 2: 191-193

“Matadles donde quiera que os encontréis con ellos y expulsadles de donde ellos os expulsaron. La idolatría es peor que matar. Y no combatáis contra ellos junto a la Mezquita Sagrada mientras ellos no os combatan allí. Pero si os combaten ¡combatidles! Esa es la recompensa de los idólatras. (191) Pero si cesan, sepan que, ciertamente, Dios es perdonador, Misericordiosísimo. (192) Combatid contra ellos hasta que no quede idolatría y la creencia sea sólo en Dios. Y si cesan su ataque que no haya más hostilidades que contra los tiranos. (193)”

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30.05.17

La predestinación según Mons. Víctor Fernández (II)

InfiernoContinuamos analizando la tesis de Mons. Víctor Fernández en FERNÁNDEZ, Víctor, “ROMANOS 9-11. Gracia y predestinación”, en Teología, XXXII, 65, 1995-1, pp. 5 – 49, Buenos Aires. 

1)    Dios Autor de las penas del Infierno.

Fernández niega la afirmación del Concilio de Valence según la cual Dios predestina la pena de los condenados:

“De hecho, el nuevo Catecismo de la Iglesia, habla más bien de una “autoexclusión de la comunión con Dios", y niega la predestinación al infierno: “Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra ‘infierno’ ” (CEC, 1.033). Dios no predestina a nadie a ir al infierno; para que esto suceda es necesaria una aversión voluntaria de Dios (un pecado mortal) y persistir en ella hasta el final. En la liturgia eucarística y en las plegarias diarias de los fieles la Iglesia implora la misericordia de Dios, que ‘quiere que nadie perezca y que todos lleguen a la conversión’” (CEC, 1.037; 2 Pe. 3, 9). Si la pena del infierno es fundamentalmente la “separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad (CEC, 1.035), entonces no parece atinado distinguir mucho la pena de la misma condena. Por eso, si hablamos de “querer” de las penas, podemos dar a entender que Dios “quiere” la condenación y la predestinó.” (pp. 31 - 32)

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12.05.17

La predestinación según Mons. Víctor Fernández (I)

Todos aprobadosComentamos en lo que sigue el artículo de FERNÁNDEZ, Víctor, “ROMANOS 9-11. Gracia y predestinación”, en Teología, XXXII, 65, 1995-1, pp. 5 – 49, Buenos Aires. 

Nos vamos a ocupar solamente de los conceptos fundamentales de un artículo que en sus afirmaciones de detalle daría para esclarecimientos mucho más abundantes.

En este “post”, en particular, nos ocuparemos solamente de algunos aspectos de la tesis de Mons. Fernández, que se puede articular, pensamos, en los siguientes momentos:

1)    Es más probable que todos los hombres estén predestinados a la salvación y todos los hombres se salven.

“En primer lugar, creo que todo lo que vimos permitiría decir que es improbable que algunos no estén efectivamente predestinados a la salvación, que haya algunos no elegidos para que de hecho se salven. Creo más bien que hay que sostener la “posibilidad” cierta de la salvación de todos en este plan concreto de salvación; aunque, “de potentia Dei absoluta", Dios es infinitamente libre para obrar de otro modo en algunos casos. Esto nos impide tener una certeza infalible de nuestra salvación, y nos motiva a una vida cristiana seria y fiel.” (p. 45)

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27.04.17

Dios ama desigualmente a todos los hombres.

GratuidadDios no ama igualmente a todos los hombres, sino que ama a todos los hombres en forma desigual.

Retomamos aquí un tema tratado ya con mucho acierto por el P. Iraburu.

La explicación teológica, luminosa como siempre, la trae Santo Tomás en Ia, q. 20, a 3:

“Como amar es querer el bien para alguien, en un doble sentido puede decirse amar más o menos. 1) Uno, por parte del mismo acto de la voluntad, que puede ser más o menos intenso. En este sentido, Dios no ama a unos más que a otros, porque todo lo ama con un solo y simple acto de voluntad, que siempre tiene la misma intensidad. 2) Otro, por parte del mismo bien que alguien quiere para el amado. Y, en este sentido, decimos que alguien ama más a otro si el bien que se le desea es mayor, aun cuando no sea con una más intensa voluntad. Y en este sentido es en el que hay que decir que Dios ama a unos más que a otros. Pues como el amor de Dios es causa de la bondad de las cosas, como ya se dijo, una cosa no sería mejor que otra si Dios no quisiera para ella un mayor bien.”

Veamos ahora lo que dice el Magisterio de la Iglesia al respecto.

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