Homilía de monseñor Osoro en su toma de posesión de la archidiócesis de Valencia
Excelentísimo y Reverendísimo Señor Nuncio de Su Santidad.
Querido D. Agustín.
Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales.
Queridos hermanos en el episcopado.
Estimados sacerdotes y diáconos de esta Archidiócesis y de Oviedo y Santander.
Queridos seminaristas. Queridos miembros de la Vida Consagrada.
Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana y Honorables Consellers.
Molt Excel.lent Presidenta de les Corts Valencianes.
Señor Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana.
Excelentísima Señora Alcaldesa de Valencia y miembros de la corporación municipal.
Autoridades civiles, militares y académicas de Valencia, del Principado de Asturias, y de Cantabria.
Hermanos y hermanas todos en el Señor.
Gracias a todos los que estáis aquí presentes: mis queridos hijos y hermanos de Valencia. Con vosotros vengo a vivir y a ser vuestro pastor y hermano. En el camino de mi ministerio episcopal no puedo olvidar a la Diócesis de Orense y de recordar a Santa María Madre y a todos los cristianos de aquella tierra gallega que me ayudaron y me enseñaron a vivir mis primeros pasos en el ministerio episcopal.
Asturias ha sido mi segundo lugar de servicio y aprendizaje: queridos hermanos de Asturias, sacerdotes, religiosos y laicos, he vivido el ministerio episcopal intensamente con vosotros durante siete años; gracias por haberme dado algo de vuestro corazón lleno de riqueza. Tenéis un corazón muy grande (grandón decimos en Asturias), con él me habéis enseñado a vivir el Evangelio, el mismo que desde hace muchos siglos descubrieron, vivieron y transmitieron los asturianos; en ese corazón siempre hay un hueco para el otro, sea quien sea. Gracias por haberme ayudado a encontrarme más con Jesucristo en su Iglesia.
Queridos hermanos de Cantabria, queridos hermanos que venís del pueblo donde nací para este mundo y para Dios, Castañeda. A todos vosotros, queridos paisanos, os debo el haber conocido a Jesucristo en aquella tierra y haber aprendido a amar a la Iglesia; el haberme incorporado a la Iglesia de Jesucristo desde el nacimiento, el haber sido llamado al ministerio sacerdotal y al episcopal siendo miembro de aquel presbiterio diocesano; junto a vosotros tengo un recuerdo especial para mis padres que ya fallecieron y para mis hermanos y sobrinos que me acompañan hoy. Gracias de corazón a todos: orensanos, asturianos y cántabros.
Germans i germanes, fills molt estimats en Jesucrist, Nostre Senyor, vull que les meues primeres paraules com a Pastor vostre arriben als vostres oïts en la llengua que molts de vosaltres haveu escoltat als braços de les vostres mares. Al dirigir-me a vosatros així, ho faig amb la clara convicció i voluntat que el Senyor m’ha enviat a València per a ser pastor segons el cor de Crist i amb vosaltres anunciar-lo a tots el hòmens, i així mostrar, rescatar i reafirmar a Jesucrist que està en l’arrel de la vostra cultura i les vostres tradicions. Sé, com vosatros, que anunciar a Jesucrist no es fa des d’una transmissió memoritzada i gelada, ja que no és una doctrina. Ell és una persona, per això este anunci es fa fonamentalment amb el testimoni de la pròpia experiència de l’encontre amb Jesucrist, que té la força d’obrir els cors dels hòmens al contacte amb la Veritat. Aquella mateixa experiència que va fer valents a Pere i a Joan quant digueren: “Nosaltres no podem deixar de parlar d’allò que hem vist i sentit”, i que va fer al Sanedrí haver d’expressar-se d’esta manera: “és evident per a tots els habitants de Jerusalem, que ells han realitzat un senyal manifest i no podem negar-ho” (Fets 4, 13-21).
Demaneu al Senyor que jo visca així entre vosaltres i d’esta manera, amb el presbiteriat diocesà, que ho expresse amb la meua vida als seminaristes, futurs sacerdots i col·laboradors. Ajudeu-me vosatros, els sacerdots, a ser testimoni fidel de Déu, ací i ara, ja que l’home hui té fonamentalment ànsia de trobar la Veritat, de viure en la Veritat, de buscar la Veritat. Es per açò, perquè vos vull dir des de l’inici del meu ministeri que sols units a Jesucrist, sols amb Ell, l’arxidiòcesi de València trobarà el seu present i el seu futur i viurà amb passió la missió d’anunciar l’Evangeli.
Vull ser amb vosaltres pastor sant, perquè per a santificar-vos he vingut i desitge junt amb vosatros complir la missió que el Senyor encomana a l’Església. Ho vull fer a l’estil i manera dels meus predecessors, entre els que es troben grans sants i hòmens de fe i força evangelitzadora. Recorde ara als darrers arquebisbes D. Marcelino Olaechea Loizaga, el servent de Déu D. José Maria Garcia Lahiguera, D. Miguel Roca Cabanellas i D. Agustín Garcia-Gasco i Vicente, que hui m’acompanya i m’anima com a verdader pare i germà. Gràcies, D. Agustin.
Vengo como pastor de esta archidiócesis. El Señor Jesús eligió de entre sus discípulos a Doce para que estuvieran con Él. La elección de los Doce fue un acto de amor querido libremente por Jesús en unión profunda con el Padre y con el Espíritu Santo. Hoy doy gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque aquel don espiritual de los comienzos ha llegado hasta nosotros mediante la imposición de las manos, es decir, la consagración episcopal, que otorga la plenitud del sacramento del orden. Así a través de los Obispos y de los presbíteros que les ayudan, el Señor Jesucristo, aunque sentado a la derecha de Dios Padre, continúa estando presente entre los creyentes. Doy gracias al Santo Padre el Papa Benedicto XVI, a quien de un modo especial Valencia se ha vinculado con su presencia entre nosotros con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, porque al nombrarme vuestro arzobispo, nos hace ver cómo el Buen Pastor no abandona a su rebaño, sino que lo custodia y protege mediante mi ministerio y en virtud de la participación ontológica en su vida y su misión, haciendo posible que se desarrolle de manera eminente y visible el papel de maestro, pastor y sacerdote. Actuaré en su nombre en el ejercicio de las funciones que comporta el ministerio pastoral porque he sido constituido como vicario y embajador suyo (cf. LG 21; 27).