* Nota: reproducimos el excelente texto del P. Leonardo Castellani con ocasión de algunas consultas que, tiempo atrás, nos hicieran respecto de ciertos documentos civiles o religiosos que contrariarían no sólo el sentido común sino también lo que otras autoridades religiosas han dicho en el pasado. La advertencia de cualquier semejanza con alguna realidad cercana que el estimado lector pueda apreciar, queda sujeta a su capacidad de discernimiento y, en última instancia, es responsabilidad del autor –que se consideraba a sí mismo un “signo”, para las futuras víctimas del fariseísmo.
La “santa obediencia” es una gran virtud. Pertenece al género de las virtudes morales, que se discute si en el cristianismo son infusas o no son infusas; y a la especie de la virtud de la “Religión”; al cuarto mandamiento, Primera Tabla; deberes para con Dios, y no para con el prójimo: los padres representan a Dios.
Ninguna fuerza de este mundo será capaz de quitar a Jacinto Verdaguer el sambenito de “desobediente”, que le cuelga incluso la Enciclopedia Espasa. Pero hay desobedientes y desobedientes.