26.11.17

Ni "Él" ni "Señor".

Es lo último desde el lado “luterano” sueco: proponen que sus “clérigos", es decir, sus funcionarios del Estado, que es lo que son -la iglesia luterana es absolutamente estatal o el Estado es absolutamente confesional, como gusten ustedes; y lo mismo pasa con “los anglicanos” en el Reino Unido: “Dios salve a la Reina", que es su cabeza en la tierra-, ya no usen el “género masculino” para referirse a Dios: ni “Él” ni “Señor", no vaya a ser que se les encoraginen las señoras. Señoras que llevan 500 años sin una sola queja, por cierto: y tiempo han tenido más que de sobra para quejarse, la verdad.

Bueno pues eso: “dios” pasa a ser un término que ni se sabe. [Lo pongo con minúscula con toda intención: por respeto a mi Padre Dios, que conste]. Algo así como un “hermafrodita", que reúne los dos sexos: vamos “un caracol", para entendernos; y así no se enfada nadie, según les parece a este personal. Y para referirse a “jesús” -lo pongo también con minúscula por lo mismo- van a usar “Hermano y Hermana", o así. Como lo oyen.

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19.11.17

Lo que pudo haber sido..., y no fue.

Una luz que venía del cielo lo envolvió con su esplendor. Y lo echó por tierra (Hch 9, 3-4). Me encanta esta total transformación que obra el Señor en san Pablo, y que éste hace totalmente suya convirtiéndose, sin el más mínimo resquicio o desfallecimiento, en un auténtico puntal para construir “la” Iglesia de Cristo. En san Pablo, lo que pudo haber sido, fue. Que conste que ese lo echó por tierra no fue sólo un tirarlo al suelo materialmente: lo que verdaderamente tiró por los suelos fue su alocada pretensión de acabar con la Iglesia naciente, que estaba dando sus primeros pasos en este mundo traidor. Y que sigue igual de traidor, por cierto, o bastante más.

Viene al caso para ilustrar, a sensu contrario, lo que pudo haber sido, y no fue. Me refiero a la ponencia de mons. José Rodríguez Carballo -franciscano él, obispo secretario de la Congregación correspondiente en el Vaticano-, en el último día de la XXIV Asamblea General de los Religiosos Españoles, CONFER 2017, hace unos pocos días.

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13.11.17

Léxico eclesial: ni inocente ni casual.

Todas las IDEOLOGÍAS han sido -y son: es lo suyo- maestras en el arte del lenguaje. Para corromperlo, por supuesto. Es la premisa mayor con la que primero se manejan: sólo corrompiendo el lenguaje se puede imponer luego -y a la vez- la ideología correspondiente, que es, por definición, sustitutiva de la verdad. Y siempre para dominar a los demás, que es lo que toda “buena” ideología pretende.

¿Por qué?

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5.11.17

"Uno sólo es vuestro maestro, el Mesías" (Mt 23, 12)

Es el Evangelio de ayer, XXXIº domingo del TO, del que copio una par de frases: Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno sólo es vuestro maestro, el Mesías.

Lo recojo porque me parece que la actual situación de confusión y polémica que se ha generado -y se genera- de unos años a esta parte, es una situación inédita en toda la historia de la Iglesia: es lo nunca visto ni oído. Y la explicación no puede ser sólo que estamos en la era digital. Es una polémica generada en su interior, y está partiendo en dos a la Iglesia Católica: porque la está polarizando y, en consecuencia, está enfrentando y fracturando las dos partes. ¿De intento? Da toda la impresión, porque no hay otra explicación posible: sería y se haría ininteligible.

Las posturas, que se hacen públicas ya no sólo sin ningún pudor sino también con “ganas", podrían concentrarse en estas dos. Una, la que “está a muerte” con el Santo Padre, diga lo que diga, y haga lo que haga; da lo mismo: ” él es la Cabeza de la Iglesia, y puede hacer y deshacer; además, nosotros no somos nadie para juzgarle". Por supuesto, es lo que dice “literalmente” la Doctrina Católica y es la postura “ortodoxa", por decirlo de alguna manera, respecto a lo primero: “es la Cabeza de la Iglesia", y no tengo inconveniente en recojerlo, aunque luego volveré sobre el tema. Respecto a las otras connotaciones o añadidos, ahí hay mucho que matizar. Y lo haré.

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30.10.17

El culto a la personalidad, mera idolatría

El “culto a la personalidad” está al orden del día. Y por una razón simple pero poderosa: la vida que se busca y se quiere sin Dios -ut si Deus non daretur!- lo genera; porque “a menos Dios, más hombre", con todo lo que eso conlleva de tragedia para el propio hombre; que a Dios, la desafección del hombre no le afecta.

Son las señas de identidad -inequívocas, netas, claras, determinantes- del mundo pagano -y/o paganizado- y de sus periódicos “renacimientos"; en grado sumo hoy más aún que ayer; aunque, por desgracia y como vemos a nuestro alrededor, siempre cabe más.

También lo explica perfectamente aquello de que “menos Iglesia Católica” lleva también necesariamente al uso y abuso de “más hombre". Lo estamos viendo y padeciendo también cada día.

El tema no es, por tanto, nada nuevo, sino que es el pan de cada día a nivel personal, cultural, social, político y religioso: todos nos debatimos en la libre y tremenda elección de “o Dios, o yo": no hay más “historia” realmente.

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