27.05.25

"Una Iglesia unida".

Hermoso deseo. Hermosa petición. Y muy hermosa oración. Por otro lado y además, la Iglesia Católica es “Una", como seña de identidad de su ser Verdadera. Es decir: que viene única y exclusivamente de Dios.

Lo ha dicho el Papa León XIV en la Homilía de la Santa Misa de Comienzo de su Pontificado. Que deseamos lleno de aciertos, y con plenitud de frutos. Esos frutos que nos darán a conocer su corazón como Buen Pastor de la Iglesia. Y nos enseñarán a reconocerlo y celebrarlo como tal.

La Unidad en/de la Iglesia es tan urgente como necesaria. Porque está hecha unos zorros. Y perdonad que repita esta misma idea, que me parece tan evidente como trágica.

Porque, mientras no cale entre Jerarquía y fieles, “reconstruir la Iglesia de Jesucristo” no pasará de ser un bulo más para adormecer conciencias.

Las de todos. Que están tan somnolientas -mala cosa ese sueño!-, que parece que ya están inmersas en el sueño eterno. Vamos: que están más muertas que vivas. Bien que: a unas las han matado; y otras, se han suicidado directamente.

Y no estoy cargando las tintas. La inmensa y demoledora Descristianización, ni me la invento ni la agrando. La constato como realidad palmaria.

Por cierto: en este horizonte, los que más daño hacen son los que la niegan, o los que dicen que no hay que hacer una tragedia del asunto: que ya lo arreglará el Señor Jesús; o que el Espíritu Santo gobierna la Iglesia.

Y mientras, nosotros a vivir tan tranquilos: que son cuatro días… Dejo aparte, a propósito, a los que la han propiciado tanto activa como pasivamente. Que son legión: serán juzgados más duramente por el Tribunal Divino.

Que esté y sea “una Iglesia unida", no nace de la noche a la mañana. Ni basta hablar bien de ella y cantar sus bondades. En absoluto. Máxime estando como está. Rota en mil pedazos. Por mor de gran parte de los Jerarcas; bien por acción directa: no hay más que oír sus rajadas, a cual más gorda. Bien porque, pudiendo y debiendo impedirlo -ya que siempre existe una Jerarquía para hacerlo “sin llamarse a andana"-, no lo ha hecho, y/o no lo hace. Que ha pasado y pasa.

Ahora bien. Quién rompe la Unidad de la Iglesia? O, al menos, quién lo intenta?

* La rompe el que destroza la Doctrina: se inventa lo que le da la gana, incluso negando la Palabra de Dios. De paso, destroza la Fe como primera y obligada desgracia.

* Quien desprecia la Disciplina de los Sacramentos, “haciendo de su capa un sayo": las malditas “creatividad y espontaneidad", tan socorridas y veneradas en tantos sitios y por tantas personas “de iglesia"; o el malhadado “aggiornamento", causa y justificación de toda sinrazón, espiritual y eclesialmente hablando.

Pero pretender, tan osada como erradamente, que la Iglesia Católica ha de “agiornarse", es decir: “ha de ponerse al día", es admitir ya de entrada, que se ha quedado atrasada, si no obsoleta. 

Claro que, sabiendo como sabemos que ES de Dios, que la ha Fundado Jesucristo, es admitir, ya de entrada, que Cristo se ha quedado atrasado, si no obsoleto. Pretensión cierta y bien al día de la progrez eclesial.

* Por último -aunque se pueden aducir más horizontes-: quien no obedece cuando hay que obedecer. Aunque en este apartado puede haber excepciones, obligadas en conciencia.

Por ejemplo, cuando se manda pecar, romper contra el propio Espíritu, ir contra la Doctrina y contra la Tradición, etc. En estos casos, y más: hay que resistirse y desobedecer. Elemental.

Para lograrlo, lógicamente habrá que cortar también -o sea: romper tajantemente-, con el lenguaje ambivalente que desde el Concilio se ha instalado en la oficialidad de la Iglesia.

Es decir: habrá que dejar de “tener encendidas una vela a Dios y otra al diablo". El modo de hablar de la misma, venido de Cristo, era: Que vuestro SÍ sea Sí, y vuestro NO sea NO. Que todo lo que pasa de ahí, de mal espíritu proviene. 

Un inciso: En Cristo todo es tan sencillo, tan simple y elemental como la propia Verdad.

Este modus loquendi que nos aconseja el Señor ha de llevar a dejar de afirmar una cosa y su contraria. O, afirmado un modus operandi, dejar abierta la puerta para hacerlo de otras diferentes maneras, a veces contrarias.

Ésto NO hace sino fomentar la arbitrariedad, que es el portón abierto para todas las aberraciones.

Por ejemplo: se dice que “hay que hacer las cosas así". Pero, a la vez, se señalan “excepciones", o directamente se abren posibilidades distintas, que se acaban convirtiendo en praxis “oficial", pues nadie las corrige.

Y no las corrige nadie porque se han dejado abiertas esas “posibilidades", u opciones “parecidas” o “distintas". Y, para acabar de arreglarlo, los que mandan están cansados de que si hacen algo les lluevan las críticas desde todos lados.

Un ejemplo neto de ésto -por señalar, claro-, han sido las “normas para la absolución sacramental de los pecados", que trajeron en tantos sitios la práctica de las “absoluciones colectivas".

Lo que trajo consigo, necesariamente, “la pérdida del sentido del pecado", tanto en fieles como en tantísimos Jerarcas. Con el consiguiente abandono -a toda caña-, de la práctica del Sacramento de la Confesión: los Sacerdotes no se ponen a confesar y los fieles no se confiesan.

La Descristianización estaba de este modo muy bien servida: con mesa y mantel. Y muy bien regada: con el mejor de los vinos: la misma Sangre de Cristo.

La Jerarquía, del Papa al último de los Sacerdotes, va a tener que arremangarse. Porque no sólo la inercia instalada de años en la Iglesia tiene su peso. Lo que va a hacer muy ardua la tarea de revertir esta deriva.

De entrada, los Jerarcas van a tener que GOBERNAR, si quieren ser, real y eficazmente, Jerarquía. Porque, si no gobiernan,  ha perdido su ser y, por tanto, su sentido y función.

Y este GOBERNAR, va a tener que hacerlo “contra” los miembros de la propia Institución, en primer lugar -"toma nísperos, Ramona, que empieza la temporada!"-: contra Pastores y ovejas. Donde “hay mucha tela que cortar".

Y luego, como no puede ser de otra manera si quiere seguir respirando en Libertad, CONTRA el mundo y sus máximas; empezando por los Gobiernos de turno, volcados todos, por/desde el NOM, contra la Iglesia Católica.

Para todo ésto no le va a faltar ni la asistencia del Espíritu Santo -ahora y aquí SÍ-, ni la de la Santísima Virgen María: ahora y aquí también. Lo que, además de ser un alivio, lleva consigo garantía del triunfo más sonoro y rotundo.

Ella, por querer de Dios y por encargo expreso Suyo, nos ha advertido, por ejemplo en Garabandal, de la mala deriva de tantos y tantos Jerarcas, de todos los tamaños y nóminas.

Por algo será: señalando el Mal, señala el Remedio. Sin olvidarnos de la Promesa de Yahwé Dios:"Yo seré con vosotros aún más generoso que antes".

Con Ella, pues, “nos llamaremos vencedores". Pues lo seremos. Que ya es hora de soltar lastre, y de fiarnos de Dios y de su Madre, madre de la Iglesia también!

Ejercicio todo él que es una auténtica y muy sana LIBERACIÓN. Indefectiblemente. Y que “sanará” a la Iglesia y a todos sus hijos.

Amén del “efecto apostólico” que engendrará: algo así como un “efecto llamada", tan eficaz de suyo.

Quien se avergüence de serlo -vencedores!-, y de estar ahí, es SU problema. Y de nadie más.

21.05.25

Omne regnum divisum contra se, desolabitur

Todo reino dividido contra sí mismo, será desolado.

Lo dice el Señor Jesús, no yo. Y lo hace saliendo al paso de la acusación que los jerarcas del mundillo religioso del Pueblo de Israel -el Pueblo Elegido, el Pueblo del Libro, el Pueblo que tiene a su favor al mismo Dios, Creador Todopoderoso-, han lanzado contra Él.

Todo, para no reconocer que estaba expulsando a los demonios de las gentes poseídas por ellos. A la vista de todos: simplemente con el imperio de su Voz: era todo el rito, visible ostensiblemente, que exhibía como señal.

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16.05.25

Cisma? Ahora?

Hay gente que no se entera. Y a buena hora se desayunan. Se cumple en ellos aquello del Señor: Teniendo ojos no ven; teniendo oídos no oyen, y teniendo entendimiento no entienden. Tal cual y a rajatabla. O aquello otro, que al Señor le sale del alma: Pero, aún no entendéis?

Están saliendo voces, se supone que en la Iglesia, y en buen plan, que alertan de “Cisma"… En mi muy modesta opinión: “A buenas horas mangas verdes", que diría el sabio de turno.

Porque -y sigo en mi opinión, claro-, en la Iglesia Católica, por uso y abuso de sus Jerarcas, por la “sencilla” imposición que se ha hecho -o se ha permitido; o no se ha sabido cortar; o no ha habido arrestos para hacerlo; o se han parapetado en que “el que venga atrás que arree", o así-, desde arriba y hacia abajo, estamos en un permanente “Cisma” desde el famosísimo CV II, de memoria a olvidar y dar carpetazo: cuanto antes, mejor.

Y me explico, por supuesto.

Cisma, según lo define la RAE, es “división, separación o ruptura, dentro de una iglesia o comunidad, especialmente en el ámbito religioso".

Esta real, determinante y nefasta “división, separación o ruptura” se produce ya, en las entrañas de la Iglesia Católica, en/con/desde el CV II, sin lugar a dudas. Intencionadamente, por parte de los que lo buscaron: que los hubo.

Porque el susodicho Concilio, de muy infeliz memoria, fue exactamente ésto: un corte, un punto y aparte, una ruptura en toda regla con la Iglesia.

No digamos con el post-concilio, donde se abominó de todo lo anterior en cualquiera de sus horizontes, sin más motivos que “ser anterior"; es decir: viejo, obsoleto, inservible, no válido.

Así: con la Iglesia. Y con la intención de que no fuese ya posible una marcha atrás, que se pretende inconcebible y de maligna naturaleza, totalmente contraria a los intereses de la misma Iglesia. Amén.

Porque, ya su mismo “principio fundamental y fundacional” -fruto, no te lo pierdas, de “un sueño"-, el “diálogo con el mundo y el hombre moderno", es una ruptura total con lo que ES la Iglesia; con lo que había sido, y con lo que debía ser: un Diálogo con Dios. Mejor: de Dios al hombre, por señalar la Verdad y lo más específico de ese Diálogo. Algo que, por su propio peso y esencia, NO puede dejar de ser.

Con el agravante, y no es pecata minuta, de que NO hay Autoridad legítima en Ella -ni, por tanto, legitimada-, para cambiar de raíz la Iglesia fundada por Cristo, y entregada “a los suyos” para que la administrarán en “su” Nombre.

Entrega que realizó Jesucristo de un modo incondicional; hasta el punto de que: Todo lo que atares en la tierra… 

Por supuesto: hay “pastores” -así quieren que les consideremos-, que piensen que esas Palabras legitiman su coartada para “atar y desatar” dentro de Ella, y que todo lo que salga de ellos “vaya a Misa", porque el mismísimo Maestro lo certifica sí o sí.

Nada más falso. Esas palabras son, propia y esencialmente, la “coartada” del Señor. Para que no hagamos el canelo en/con nuestro Ministerio: porque lo hemos de ejercer tal como Él lo ejerció, y nos enseñó a ejercerlo: en su Nombre. Con su Autoridad y con sus Poderes. Siendo Cristo para todas las ovejas.

Y sólo tenemos Autoridad para ésto. Todo lo que se salga de aquí es/será “abuso de autoridad": lo peor de lo peor, a los ojos de Dios, respecto a los que la ejercen, porque deben ejercerla.

Por todo ésto y más, cuando un miembro de la Jerarquía Católica, emboscado en sus títulos católicos, suelta un soplo “de su espíritu” -por ejemplo: animando a unos cambios en los Mandamientos, que jamás podrán ser Católicos, porque NO caben como tales, este buen señor se ha instalado en un Cisma. Lo entienda así o no. Lo pretenda así o no. Y grava su conciencia. Y no es católico, aunque esté en nómina. Además, puede ser también un auténtico hereje, para acabarlo de arreglar.

Y los que debiendo entrar al trapo de tamaña salvajada no lo hacen, favorecen ese clima y ese Cisma. Si son conscientes de su postura, gravan pesadamente su conciencia.

O sea, que en “Cisma” -real, aparente, instalado, en camino o trance, formal o a la chita callando-, estamos. En esto estamos.

Pero es bueno que salgan voces que alerten. Porque “más vale tarde que nunca".

Ésta tendrá que ser otra de las “prioridades” del Papa León XIV: porque, en el plano Doctrinal y en el plano Sacramental y Litúrgico, la Santa Madre Iglesia está hecha unos zorros.

Y claro: “tanto fue el cántaro a la fuente…, que cascó".

14.05.25

"No quieren oírte a tí, porque no quieren oírme a Mí"

Son Palabras de Dios al Profeta. Le ha mandado que vaya al pueblo Judío a decirles lo que no les va a gustar -se han vuelto una vez más a los ídolos “de madera y plata “, y a los sacrificios pertinentes a su idolatría, y les va a caer una buena.

Para que sepan por qué sin la menor duda, y para que sean conscientes de su gran pecado -"se han prostituido", les dirá sin pelos en la lengua: Dios no es Dios de tontos, ni de listillos, ni de oídos delicados o sensibilidades irracionales o al gusto de cada uno-, y de que sin Él quedan reducidos a ser escoria -"sus cadáveres no serán enterrados: serán pasto de los perros, de las fieras y de las aves"-, les anuncia por el Profeta su Sentencia. Irrevocable: los van a masacrar.

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9.05.25

Da toda la impresión de que sí

Me refiero a que el Espíritu Santo, con el concurso necesario -querido por Dios -, de los señores Cardenales, nos ha dado un Papa a la medida de su Corazón.

No hay más que reparar en cómo iba vestido para presentarse ante los fieles para entenderlo.

Si a ésto le añadimos su Homilía de esta mañana (9-V-25), no haremos más que confirmarnos en aquella primera impresión.

Esto significa que la etapa de Francisco está muerta y enterrada. Y, por cierto: no va a resucitar al tercer día. En absoluto.

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