De la rigidez y los rígidos
Los dos términos están de moda; de “rabiosa actualidad", como diría un clásico especialista en ella. Y lo es por mor de una nueva andanada que ha recaído -¡cómo no!- sobre los “rígidos” y, de rebote, sobre la rigidez que ejercen, que es su fechoria más peligrosa: a la que hay que temer más que a un nublado. Algo así como la DANA por la España de estos días.
Ciertamente, y como viene siendo ya costumbre en la iglesia de hoy -algo así como una de sus señas de identidad-, nunca se identifica a los tales: son eso, “los rígidos". Algo así como Arzálluz, cuando se soltó con aquello de que “unos movían el árbol y otros cogían las nueces". Y se quedó tan ancho el hombre: que tenía ganas de darle a la lengua.
Pero no acaba ahí el tema, pues a continuacion y para quien quiera entender, el autor de la diatriba se pone a hablar de los “cismáticos” y de los “cismas” que, dice, es donde acaban las rigideces y los rígidos.